Por Tito Martínez

20 de diciembre de 2013

El siguiente estudio bíblico lo he tomado de mi libro pdf La Doctrina de los santos de Dios

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¿Cómo responder a los judíos anticristos?
 

Seguidamente vamos a aprender a predicar el Evangelio a los judíos.

La mayoría de los judíos niegan que Jesús sea el Mesías de Israel. Ellos dicen que Jesús no podía ser el Mesías porque él no cumplió las profecías de la Biblia referentes al Mesías.

Seguidamente usted va a aprender a responder a los falsos argumentos de esos judíos y a predicarles el Evangelio. Lo vamos a hacer de la forma más sencilla y breve, para que esto quede bien claro, y para ello nos vamos a ir en primer lugar al libro del profeta Isaías, el cual forma parte del Tanak, es decir, del Antiguo testamento, en el cual sí que creen los judíos.

 

ISAÍAS 53 HABLA DEL MESÍAS JESÚS

Isaías 53 es el pasaje más importante para poder predicar el mensaje de salvación (el Evangelio) a los judíos. Observe como Felipe utilizó precisamente esa profecía de Isaías 53 para predicar el Evangelio a un etiope judío (Hech.8:26-40). Pues eso mismo es lo que usted va a aprender a hacer ahora. De la misma manera que hizo Felipe, es lo que nosotros hemos de hacer cuando hablamos de Jesucristo a los judíos. Vamos por tanto a estudiar la profecía de Isaías 53, que dice lo siguiente:

Isa 53:1 ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de IEVE?

Isa 53:2 Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.

Isa 53:3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.

Isa 53:4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.

Isa 53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Isa 53:6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas IEVE cargó en él el pecado de todos nosotros.

Isa 53:7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

Isa 53:8 Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.

Isa 53:9 Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.

Isa 53:10 Con todo eso, IEVE quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de IEVE será en su mano prosperada.

Isa 53:11 Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.

Isa 53:12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.

 

¿Cuál es la interpretación que los judíos dan de Isaías 53?

Los rabinos judíos dicen que esa profecía no se refiere al Mesías, sino a la nación de Israel. Pues bien, en este apartado usted va a aprender a refutar la gran mentira que esos rabinos judíos enseñan.

Es absolutamente imposible que esa profecía de Isaías 53 se refiera a la nación de Israel, y cualquier judío que lea esto se dará cuenta si pone un poco de atención y es una persona que busca la verdad.

Si usted quiere demostrar a los judíos que ese siervo sufriente de Isaías 53 es el Mesías, y que ese Mesías es Jesús, ha de hacer lo siguiente:

1- La profecía del Mesías sufriente realmente no comienza en Isaías 53, sino en Isaías 52, concretamente a partir del verso 12, y que dice lo siguiente:

Isa 52:13 He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto.

Isa 52:14 Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres,

Isa 52:15 así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído.

Como puede ver, es el propio Dios de Israel quien estaba hablando en esa profecía. En ella Dios habla de un siervo suyo muy especial, el cual sería engrandecido y exaltado y puesto muy en alto. Esto es muy importante que lo entienda, ¡Dios mencionó a un siervo suyo que sufriría y moriría por los pecados o iniquidades de la nación de Israel!, su rostro sería desfigurado por los golpes, pero después del sufrimiento y la muerte de este siervo Dios lo engrandecería y exaltaría y sería puesto muy en alto, o dicho en otras palabras, después de su muerte ese siervo de Dios tan especial sería glorificado por Dios y exaltado hasta lo máximo. Los reyes de la tierra se someterán a este siervo Dios que murió por los pecados de la nación de Israel, es decir, que este siervo de Dios tan especial será quien gobernará a las naciones en el futuro, ¡¡él es el Mesías de Israel!!.

Ahora bien, los falsos rabinos judíos salen con el cuento falso de que dicho siervo de Dios se refiere únicamente a la nación Israel, porque en el siguiente pasaje de Isaías se dice que Israel es siervo de Dios:

Isa 41:8 Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo.

Isa 41:9 Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché.

Observe como Dios dijo que Israel era su siervo, y entonces esos falsos rabinos judíos sacan la conclusión estúpida de que el siervo de Dios de Isaías 52 y 53 se refiere por tanto a la nación de Israel, pero ese argumento judío es de lo más falso e idiota, porque resulta que Dios también llamó “su siervo” no solo a Israel, sino también a Eliaquim:

Isa 22:20 En aquel día llamaré a mi siervo Eliaquim hijo de Hilcías.

A Abraham también Dios le llamó “mi siervo” (Gen.26:24).

A Moisés Dios también le llamó “mi siervo” (Num.12:7).

A Caleb también Dios lo llamó “mi siervo” (Num.14:24).

Al rey David Dios también lo llamó “mi siervo” (1Re.11:32).

Y así podría dar muchos ejemplos más donde Dios llamó “mi siervo” a otros muchos personajes bíblicos. Por lo tanto, ese argumento judío de que el siervo de Dios mencionado en Isaías 52 y 53 es la nación de Israel es un argumento de lo más falso y entupido, ya que siguiendo esa misma lógica falsa judía, entonces ese siervo de Dios de Isaías 52 y 53 también podría decir que es Eliaquim, o Caleb, o David, o Moisés, etc, lo cual sería completamente falso y entupido, ya que NINGUNO DE ESOS PERSONAJES BIBLICOS CUMPLIÓ LO QUE SE DICE EN ISAÍAS 52 Y 53.

La nación de Israel de ninguna manera cumplió esa gran profecía de Isaías 52 y 53. Decir que ese siervo de Dios de Isaías 52 y 53 es la nación de Israel es una de las cosas más falsas e idiotas que los tipos más mentirosos se puedan inventar.

Se puede demostrar muy fácilmente que ese siervo sufriente de Dios mencionado en Isaías 52 y 53 no es la nación de Israel, sino solamente un siervo de Dios que vivió en Israel hace casi 2000 años, y que además es el verdadero Mesías de Israel, y cuyo nombre es YESHUA, o transliterado al español JESÚS, el cual murió por las iniquidades o pecados de Israel y luego Dios el Padre le resucitó al tercer día y le exaltó hasta lo máximo, sentándolo a su derecha en su trono celestial, y que al final de los tiempos regresará del cielo con gran poder y gloria para gobernar a todas las naciones con “vara de hierro”, es decir, con justicia y sabiduría.

Es absolutamente imposible que ese siervo de Dios de Isaías 52 y 53 sea la nación de Israel, y es imposible por las siguientes razones:

a) En Isaías 52:14 leemos que ese siervo de Dios sería desfigurado su rostro, es decir, se está refiriendo a un solo ser humano, el pasaje habla en singular, no se refiere de ninguna manera a toda una nación como la de Israel, sino a una sola persona, que como veremos, se refiere al Mesías.

b) En Isaías 53:3 se le llama al siervo de Dios “varón de dolores”, indicando así por tanto que se refiere a un VARÓN, de ninguna manera se refiere a la nación de Israel. Además, observe que ese mismo versículo dice bien claro que la nación de Israel escondió de él el rostro, es decir, LA NACION DE ISRAEL RECHAZARIA A ESTE SIERVO DE DIOS, ¿lo entienden, señores judíos?, ¡¡la nación de Israel rechazaría a este siervo de Dios!!, entonces les pregunto: ¿como ese siervo de Dios va a ser la nación de Israel?, ¡es imposible!, ustedes, rabinos judíos, son unos falsarios, unos descerebrados y unos mentirosos. Si el pueblo de ustedes, Israel, rechazó a ese siervo de Dios, entonces no me vengan ustedes mintiendo como hijos del diablo diciendo que dicho siervo de Dios es la nación de Israel. Ustedes no estimaron a este varón enviado por Dios, y el cual es el verdadero Mesías de Israel, sino que le condenaron a muerte, fueron los pecados de ustedes los israelitas los que mataron al Mesías (Is.53:8).

c) En Isaías 53:4-5 leemos que este siervo de Dios moriría por las iniquidades o pecados de Israel, y por sus llagas esa nación sería curada del pecado, y no me vengan ustedes, rabinos judíos, diciendo la imbecilidad de que el pueblo judío cumple esa profecía, ya que el pueblo judío jamás ha muerto por nuestros pecados, ni por las llagas de los judíos somos nosotros curados. Solo ha existido un judío en toda la Historia que sí murió por los pecados de Israel y luego fue exaltado por Dios, y este varón de Dios era y es JESUCRISTO, al cual ustedes llaman Yeshua.

d) En Isaías 53:6 leemos que la nación de Israel se descarriaron como ovejas, pero IEVE cargó en su siervo los pecados de la nación de Israel. ¿Lo entienden, falsos rabinos?, el pasaje claramente diferencia a la nación de Israel, del siervo de Dios, por lo tanto, dejen ustedes de mentir de forma espantosa, diciendo que dicho siervo de Dios es la nación de Israel. ¿Cómo la nación de Israel llevaría los pecados de la nación de Israel?, ¡¡no me sean ustedes imbéciles, rabinos judíos!!

e) En Isaías 53:7 leemos que este siervo de Dios fue afligido y no abrió su boca, sino que como cordero fue llevado al matadero, profecia que solo JESUCRISTO cumplió, ya que él fue afligido, enmudeció delante de sus acusadores judíos, y al final como cordero fue llevado al matadero, pues fue clavado en un madero, como sacrificio perfecto, ¡¡Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!!, pero la nación de Israel no es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

f) En Isaías 53:8 leemos que este siervo de Dios por la rebelión del pueblo de Israel fue herido. Por lo tanto, falsos rabinos judíos, es IMPOSIBLE que este siervo de Dios sea el pueblo de Israel, ¡¡ya que el pueblo de Israel no fue herido por el pueblo de Israel!!. Sin embargo, el Mesías Jesús sí que fue herido por el pueblo de Israel, le condenaron a muerte y le mataron, pero Dios le resucitó al tercer día, como les demostraré a los judíos más adelante.

g) En Isaías 53:9 leemos que este siervo de Dios sería muerto, y que su sepultura sería dispuesta con los impíos, sin embargo, con los ricos sería en su muerte, pero no solo eso, este mismo pasaje dice que este siervo de Dios NUNCA HIZO MALDAD Y JAMÁS FUE HALLADO ENGAÑO EN SU BOCA. Ahora bien, ¿la nación de Israel cumple esa profecía?, ¡¡pues claro que no!!, solo un idiota elevado a la décima potencia podría decir que esa profecía la cumple la nación de Israel, por la sencilla razón de que la nación de Israel ha cometido muchas maldades en su historia, y los judíos han engañado y engañan a millones de personas, por lo tanto, este siervo de Dios de ninguna manera puede ser Israel. Dicho siervo de Dios encaja perfectamente con un judío de hace casi 2000 años llamado Yeshua, JESUCRISTO, ya que este Varón de Dios jamás hizo maldad, y jamás fue hallado engaño en su boca. Pero no solo eso, resulta que los líderes religiosos judíos establecieron que el cuerpo muerto de Jesús fuera arrojado a la fosa de los criminales, de los impíos, pero, tal como dice la profecía, con los ricos fue en su muerte, ya que un judío rico, llamado José de Arimatea, recogió el cuerpo muerto de Jesús y lo sepultó en su propio sepulcro escavado en la roca (Mt.27:57-60).

h) En Isaías 53:10 leemos que Dios quiso que este siervo suyo sufriera y muriera por los pecados de Israel, para de esta manera expiar o borrar los pecados de esa nación. Esto de ninguna manera encaja con la nación de Israel, ya que ellos no murieron para expiar nuestros pecados, sin embargo, Jesús, el cordero de Dios, sí que murió por los pecados o iniquidades de Israel, para que así puedan ser expiados, borrados. Este verso 10 también dice que dicho siervo de Dios tendría linaje, es decir, hijos, y que además dicho siervo de Dios vivirá para siempre, por largos días.

Ahora observe atentamente, Jesús sí que tenía y tiene muchos hijos, y estos hijos son hijos espirituales, por eso es que Jesús llamó a sus discípulos “hijitos”

Jua 13:33 Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir.

Jua 21:5 Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No.

Por lo tanto, Jesús también cumple perfectamente lo que dice el verso 10, él tiene linaje, hijos.

Y ahora observe un detalle tremendamente importante. Este verso 10 afirma también que este siervo de Dios VIVIRÁ PARA SIEMPRE, POR LARGOS DÍAS. Ahora bien, si Isaías 52 y 53 dice bien clarito que este siervo de Dios sufriría y moriría por los pecados o iniquidades de Israel, ahora bien, ¿cómo es posible que este siervo de Dios pueda vivir por largos días DESPUÉS de que él sufriera y muriera por los pecados de Israel?, piense bien en esta pregunta. La profecía de Isaías 52-53 enseña que este siervo de Dios sería muerto por los pecados de Israel, y es DESPUÉS de esta muerte del siervo de Dios cuando él viviría por siempre, por largos días, ¿y como es posible esto?, pues sencillamente por la RESURRECCIÓN de este siervo de Dios. Esta gran profecía de Isaías 52 y 53 no solo habla de la muerte del Mesías por los pecados de Israel, sino también de su resurrección, para que así él pueda vivir para siempre, por largos días. Este es un importantísimo detalle que millones de personas han pasado por alto, o no se han dado cuenta de él.

Y la pregunta lógica es: ¿qué siervo de Dios fue muerto por los pecados de Israel y resucitó después?, solo hubo uno: el Mesías de Israel, JESUCRISTO, el cual murió por las iniquidades de Israel, y luego el Dios supremo, el Padre celestial, le resucitó al tercer día, y cuando llegue el momento establecido por Dios este Mesías de Israel regresará del cielo para gobernar a todas las naciones con vara de hierro y con justicia (Mt.25:31-46, Ap.19:11-21). Obviamente la nación de Israel no murió por los pecados de Israel, ni resucitó después. Repito, decir que ese siervo de Dios se refiere la nación de Israel es una de las mayores mentiras del diablo, ya que la profecía de Isaías dice que este siervo de Dios jamás haría maldad, ni sería hallado engaño en su boca, pero la nación de Israel está llena de maldades y engaños, de modo que no nos venga ningún falso rabino judío descerebrado con ese cuento estúpido de que este siervo de Dios es Israel. Con todos estos argumentos verdaderos taparemos la boca de todos esos falsos rabinos judíos que niegan que Jesús sea el Mesías.

i) En Isaías 53:11 leemos que por medio de ese sacrificio del siervo de Dios, muchos serán justificados. De ninguna manera esta profecía la cumple la nació nde Israel, pero sí que la cumplió Jesucristo, ya que por medio de su sacrificio en el madero somos justificados por medio de la fe:

Rom 3:24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

Rom 5:9 Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.

j) En Isaías 53:12 leemos que este siervo de Dios llevaría el pecado de muchos y además oraría por los transgresores, es decir, por los malvados. Esta profecía por supuesto jamás la ha cumplido la nación de Israel, pero el Mesías Jesús sí la cumplió perfectamente al pie de la letra, ya que Jesús llevó el pecado de muchos en su cuerpo:

1Pe 2:24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.

¿Oró Jesús por los transgresores?, ¡por supuesto que sí!, Jesús oró al Padre por esos transgresores o malvados que le condenaron a muerte y le clavaron en el madero:

Luc 23:33 Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

Luc 23:34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.

En fin, como puede ver, el siervo de Dios de Isaías 52 y 53 es solamente el Señor Jesucristo, el Mesías de Israel, el cual murió por los pecados de Israel, y luego Dios le resucitó al tercer día. No se deje engañar por esos rabinos falsos judíos que enseñan la gran mentira de que este siervo de Dios no es Jesús, sino la nación de Israel.

Ya he demostrado de la forma más clara como es totalmente imposible que este siervo de Dios sea Israel. Cualquier judío que lea esto, y que realmente ame la verdad y sea sincero, no tendrá más remedio que arrepentirse de sus pecados y confesar que realmente Jesús es el verdadero y único Mesías de Israel que murió y resucitó al tercer día.

Acá tenéis, hermanos y hermanas en la fe, el manual perfecto para poder responder a los argumentos falsos dados por muchos rabinos judíos, y de esta manera aprenderéis a anunciarles el verdadero Evangelio de salvación. De la misma manera que Felipe también utilizó esta porción bíblica del libro de Isaías para predicar sobre Cristo al judío etiope, lo mismo podemos hacer nosotros cuando hablamos de Jesús a los judíos que niegan que él sea el Mesías.

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Por Tito Martínez

2 de febrero de 2021

 

 

1- Creemos en el henoteísmo bíblico y monólatra.

 

El henoteísmo es la creencia en un Dios supremo, que es el Padre celestial, este Dios supremo es uno y único, en el sentido de que no hay otro Dios como él, ya que es el Dios de dioses (Dt.6:4, Jn.17:5, 1Co.8:4, 6, etc.). Pero también creemos en la existencia de otros muchos dioses (elohim o poderosos) y señores en los cielos y en la tierra (1Co.8:5), y que son los hijos de Dios, ya sean los ángeles celestiales de Dios o los seres humanos al servicio de Dios (Dt.10:17, Éx.7:1, Sal.82:6, Jn.1:12-13, Ro.8:16, 1Jn.3:2, etc.).

Este Dios supremo, el Padre, tiene un nombre propio, pero todavía no sabemos su verdadera pronunciación. Unos le llaman IEVE, otros Jehová y otros Yahweh. Podemos utilizar cualquiera de esas tres pronunciaciones, y sin duda en el futuro sí que sabremos su verdadera pronunciación.

La monolatría es la adoración de un solo Dios. Y el único Dios que es adorado en la Biblia es el Dios supremo, el Padre celestial, porque de él proceden todas las cosas, él es el Creador supremo del Universo, pues por su voluntad existen todas las cosas que fueron creadas (Jn.4:23-24, 1Co.8:6, Heb.1:1-2, Ap.4:10-11, etc.)

Por consiguiente, rechazamos totalmente las doctrinas satánicas y antibíblicas del trinitarismo, del monoteísmo y del unicitarismo. La Biblia jamás enseña la doctrina de que solo existe un Dios, y tampoco enseña que Dios sea un misterioso dios trino, una especie de monstruo con tres cabezas o rostros, y la Biblia tampoco enseña que el Dios supremo, el Padre, sea el Señor Jesucristo.

 

2- Creemos en Jesucristo, en su muerte y en su resurrección.

 

La Biblia enseña que Jesús (Yeshua) es el Hijo único de Dios y el verdadero Mesías de Israel (Mt.16:16-17, Jn.3:16). Jesús dijo que para tener la vida eterna tenemos que tener el conocimiento de que el Padre es el único Dios verdadero, y que Jesús es el Mesías de Israel, el enviado del Padre (Jn.17:3).

Jesús es el descendiente BIOLÓGICO de Abraham y del rey David (Mt.1:1-17, Lc.3:23-38, Ro.1:3). Por lo tanto, él califica perfectamente para ser el verdadero Mesías de Israel, ya que Jesús era el hijo del hombre, es decir, el hijo biológico de su padre humano José, el cual era hijo o descendiente biológico de David (Mt.1:20). Dios el Padre engendró como hombre a su Hijo Jesús en el vientre de María, pero lo engendró sobrenaturalmente con un espermatozoide de José, el hijo de David, teletransportándolo por medio de su espíritu a un óvulo de María, para que así pudiera nacer el verdadero Mesías como hombre (Lc.1:30-35). Los iglesieros que niegan que Jesús es el descendiente biológico de Abraham y del rey David a través de José entonces están negando que Jesús es el verdadero Mesías de Israel y también niegan que Jesucristo vino en carne, es decir, como hombre, y por tanto son anticristos (1Jn.2:18-22, 4:2-3, 2Jn.1:7).

Jesús es el Hijo ÚNICO del Dios Padre porque él es el mejor, el más amado y el más importante de todos sus hijos, no porque Dios el Padre solo tenga un hijo. De igual manera, el Dios Padre es un Dios ÚNICO porque él es el Padre supremo, el más importante de todos los padres y el mejor de todos ellos, pero sin negar la existencia de otros muchos padres.

Nosotros creemos en la humanidad del Señor Jesucristo y también en su divinidad. Él es Dios Poderoso (Is.9:6), el Verbo divino que se hizo carne (Jn.1:1, 14), el Dios unigénito (Jn.1:18), nuestro gran Dios y Salvador (Tito 2:13), y también es un hombre, el hijo del hombre (Mt.25:3, 1Tm.2:5). Aunque Jesús sea llamado Dios en algunos pasajes de la Biblia, esto no significa que Jesús sea igual al Dios Padre, ya que el propio Jesús dijo que el Padre es su Dios (Jn.20:17, Heb.1:8-9, Ap.3:12,). Por lo tanto, Jesús está subordinado a la autoridad suprema del Dios Padre, y si está sujeto a la voluntad del Dios Padre, entonces significa que él es inferior al Dios Padre en autoridad, por eso es que el Padre es la cabeza o jefe de Cristo (1Co.11:3). Por consiguiente, aquellos que enseñan que Jesús es solamente un hombre, y niegan la divinidad del Señor Jesús, tienen la doctrina del anticristo, el cual niega que el Verbo divino se hiciera carne, hombre (Jn.1:1, 14, 1Jn.4:2-3), y aquellos que enseñan que Jesús es igual que el Dios Padre también tienen la doctrina del anticristo, ya que esto significa que ellos niegan que Jesús sea también un hombre, es decir, si Jesús fuera igual al Dios Padre, entonces ya no sería un hombre, y si Jesús es solamente un hombre, entonces la Biblia jamás le llamaría Dios.

Nosotros creemos que Jesús murió realmente en un madero. Él dijo que daría su propia vida solo por sus ovejas, no por toda la humanidad, y las ovejas de Cristo son los que oyen su palabra y le siguen (Jn.10:11, 15, 27). La doctrina de que Jesús entregó su vida por toda la humanidad es por tanto, una doctrina satánica y opuesta a la enseñanza de Jesús.

Jesús murió por amor a sus ovejas para salvarlas del pecado y para rescatarnos o comprarnos con su sangre (Ap.5:9).

Nosotros creemos que el Dios supremo, el Padre celestial, resucitó a su Hijo Jesús (Hch.2:32, 4:10, 1Ts.1:10, etc.).

Creemos que la resurrección de Jesús no fue la reanimación de un cadáver, sino la transformación instantánea del cadáver de Jesús, en un nuevo cuerpo glorioso y espiritual.

El cuerpo glorioso de Cristo cuando resucitó NO ERA EL MISMO CUERPO QUE MURIÓ y fue sepultado, sino un cuerpo radicalmente diferente y transformado (1Co.15:37). Por lo tanto, los iglesieros que enseñan que Jesús resucitó con el mismo cuerpo que murió en el madero están mintiendo y predicando un falso evangelio. Obviamente ese cuerpo resucitado, glorioso y espiritual de Cristo podía materializarse y aparecerse a sus discípulos en carne y huesos, para que ellos le pudieran ver y tocar (Lc.24:39-43).

Nosotros creemos en la preexistencia eterna y divina del Señor Jesucristo. Jesús es el Verbo de Dios (Ap.19:13), y este Verbo divino es eterno, jamás fue creado, ya que él existía antes de que Dios creara todas las cosas (Jn.1:1, Col.1:17).

Jesús dijo que él ya existía con el Padre desde antes de la fundación del mundo (Jn.17:5). Jesús dijo que él descendió del cielo (Jn.6:38, 42). Por lo tanto, si Jesús dijo que descendió del cielo es porque él ya estaba en el cielo antes de descender a la tierra como hombre. Aquellos que niegan la preexistencia divina de Jesús están llamando mentiroso a Jesús, pues Jesús enseñó bien claro que descendió del cielo, lo cual significa que él ya existía en el cielo antes de bajar a la tierra. El apóstol Pablo también enseñó en Filipenses 2:6-11 la preexistencia divina de Jesús. Pablo dijo que Jesús ya existía en forma de Dios, o era de condición divina, antes de hacerse hombre, entonces él se despojó a si mismo de su gloria y divinidad y descendió del cielo, haciéndose semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló así mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte en el madero.

Nosotros creemos que el Señor Jesucristo en su preexistencia divina era el Mensajero (Malak) principal de Dios, es decir, el Ángel de Dios especial mencionado en el Antiguo Testamento, el cual tiene el mismo nombre que su Padre IEVE, ya que el nombre de IEVE está en él (Ex.23:20-21).Esteban dijo bien claro que este Ángel o Mensajero de IEVE que se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente era el Señor, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob (Hch.7:30-34), pero resulta que Jesús es el Señor (Ro.10:9, Filp.2:11).Por lo tanto, este Ángel o Mensajero especial que se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente era el mismísimo Señor Jesucristo en su preexistencia divina. Por lo tanto, el Señor Jesucristo es el segundo Señor o Dios, el cual está subordinado al Señor o Dios supremo, el Padre. El propio rey David conocía la existencia de estos dos dioses o señores cuando dijo estas palabras proféticas: "Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi diestra, hasta que ponga a todos tus enemigos por estrado de tus pies" (Mt.22:43-45). Por consiguiente, todos aquellos que niegan la preexistencia divina del Señor Jesús, así como la existencia de estos dos dioses eternos, que son el Padre y el Hijo, tienen la doctrina del anticristo (1Jn.2:22). Aquellos que niegan la encarnación del Verbo divino están negando entonces al Padre y al Hijo, y por lo tanto, son el anticristo.

Estas dos personas divinas, el Padre y el Hijo, se llaman igual: IEVE, sin embargo, uno es el IEVE supremo o mayor, que es el Padre celestial, y el otro es el IEVE menor, es decir, el Mensajero o Ángel de IEVE, el cual también se llama IEVE (Ex.23:20-21), y era este IEVE menor quien se aparecía a los seres humanos (Gen.18:1, etc.). Este IEVE menor era el Señor Jesucristo en su preexistencia divina, pues fue este Señor o Ángel de IEVE quien se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente. El IEVE supremo, el Padre, jamás se apareció a los seres humanos, pues al Dios Padre ningún ser humano le vio jamás (Jn.1:18), por lo tanto, la Biblia demuestra de forma muy clara la existencia de estos dos dioses o personas divinas llamados IEVE. Uno es el Dios supremo, único e invisible, el Padre, y no hay otro Dios igual a él, y el otro Dios es el IEVE menor, el Hijo de Dios el Padre, el cual está subordinado al Dios Padre y se aparecía a los seres humanos. Fue este IEVE menor, el Hijo o Verbo de Dios, quien se hizo hombre y habitó entre nosotros (Jn.1:1, 14).

Jesús es el Señor, y para ser salvos tenemos confesar con nuestra boca esta gran verdad (Ro.10:9-13). Confesar con nuestra boca que Jesús es el Señor significa creer y confesar que él es el eterno Señor IEVE mencionado en el llamado Antiguo Testamento, el cual bajaba del cielo y se aparecía a los seres humanos, como se apareció a Adán y Eva, Abraham, Moisés, etc. Los que rehúsan confesar con su boca esta gran verdad fundamental jamás se podrán salvar, sino que se condenarán al lago de fuego.

 

3- Creemos en el espíritu santo.

 

Jesús dijo que el espíritu santo es el poder de lo Alto (Lc.24:49). Y el ángel también dijo a María que el espíritu santo es el poder del Altísimo, es decir, el poder o energía del Dios Padre (Lc.1:35). El poder no es literalmente una persona, sino una ENERGIA. Por lo tanto, la Biblia enseña bien claro que el espíritu santo es la energía o poder de Dios, y no una tercera persona divina. La doctrina iglesiera de que el espíritu santo es una tercera persona divina es totalmente falsa, diabólica y antibíblica.

Esta energía o poder de Dios el Padre es personificada en la Biblia, pero sin ser literalmente una persona. Por ejemplo, la Biblia también personifica la sabiduría, diciendo que esta clama o grita por las calles (Prov.1:2021), sin embargo, la sabiduría no es literalmente una persona. La personificación es un estilo literario muy utilizado en la Biblia.

El espíritu santo nunca es adorado ni glorificado en la Biblia, lo cual demuestra claramente que no es Dios, ni es una tercera persona divina, sino que es el espíritu DE Dios el Padre, es decir, es algo que Dios tiene. Este espíritu o energía de Dios el Padre es también el espíritu de Cristo, y si alguno no tiene este espíritu de Cristo entonces no pertenece a Cristo, es decir, no es un verdadero cristiano (Ro.8:9).

 

4- Creemos que el ser humano es mortal, no inmortal.

 

La Biblia enseña que el ser humano es un alma viviente (Gen.2:7). Dios dice que el alma es mortal, muere (Gen.2:17). Sin embargo, Satanás enseña todo lo contrario, engañó a Eva diciendo que el alma es inmortal (Gen.3:4). Por lo tanto, cuando las iglesias de la cristiandad apostata predican la doctrina de la inmortalidad del alma sencillamente están repitiendo exactamente la misma mentira de Satanás, y llamando a Dios mentiroso. Los muertos están en los sepulcros, tal como enseñó el Señor Jesús, el Cristo: "Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida, mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación" (Jn.5:28-29).

Por consiguiente, el Señor dice bien claro que los muertos están en los sepulcros, en otras palabras, ¡¡ellos no están vivos en ningún "más allá"!! Todos los muertos, justos e injustos, despertarán cuando resuciten. Observe que los que están en los sepulcros son las PERSONAS muertas, no solo sus cuerpos, por lo tanto, la doctrina de que los muertos están vivos en un "más allá" es totalmente demoníaca. Dios dice que el ser humano es POLVO, y vuelve al polvo de la tierra cuando muere (Gen.3:19), en otras palabras, cuando morimos DEJAMOS DE EXISTIR, ya que volvemos a la misma condición de INEXISTENCIA que Adán tenía antes de que Dios lo creara del polvo de la tierra. Jesús dijo que vino para dar su ALMA (su vida) en rescate de muchos: "Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida (alma) en rescate por muchos." (Mr.10:45). La palabra griega traducida por "vida" es psijé, que también es traducida por ALMA. El alma es el ser vivo, la persona. Ahora bien, si el alma fuera inmortal, ¡¡entonces Jesús no habría dado su alma o vida en rescate!!, es decir, NO HABRÍA MUERTO, y no existiría la redención por su sangre. Por lo tanto, la doctrina de la inmortalidad del alma es absolutamente diabólica, ¡es un ataque frontal contra el Evangelio!

 

5- Creemos en la salvación eterna.

 

Nosotros creemos que la salvación eterna de los verdaderos cristianos que hemos conocido el Evangelio es solamente por la gracia o misericordia de Dios, por medio de la fe, no por nuestras obras (Ef.2:8-9).

La salvación eterna es un proceso gradual, que comienza cuando creemos en el Evangelio y recibimos la justificación por la sangre de Cristo, y la reconciliación con Dios (Ro.5:9-11), pero la salvación eterna se manifestará plenamente en el futuro, cuando Jesús aparezca por segunda vez, para salvar a los que le esperan (Heb.9:28).

La salvación eterna se conseguirá por medio de la obediencia al Señor Jesucristo (Heb.5:9). Sin obedecer al Señor Jesús no hay salvación posible, por lo tanto, no basta creer que Jesús es nuestro Salvador y el Señor, sino que hay que OBEDECER las palabras del Señor Jesús para recibir en el futuro la eterna salvación (Mt.7:24-27). Jesús dijo que quien crea y SEA BAUTIZADO será salvo, pero quien no crea será condenado (Mr.16:16). Y los apóstoles bautizaban a los creyentes solamente en el nombre del Señor Jesucristo, para el perdón de los pecados (Hch.2:38, 10:48). Por lo tanto, para tener el perdón de los pecados tenemos que creer en el Señor Jesús y bautizarnos en agua, y por inmersión, en su nombre. Esto significa que el bautismo en el nombre de un falso dios trino, o el bautismo de infantes que no tienen capacidad para creer, son bautismos falsos y no sirven para nada.

Nosotros creemos que Dios el Padre, en su misericordia, salvará a todos aquellos que a lo largo de toda la Historia de la Humanidad jamás conocieron a Cristo ni el verdadero Evangelio, pero perseveraron en hacer el bien, buscando gloria, honra e inmortalidad (Ro.2:67). Ellos serán juzgados conforme a la ley de sus conciencias, que nos dicta lo que está bien y lo que está mal (Ro.2:14-15).

Las llamadas “ovejas misericordiosas” serán salvos en el futuro y entrarán en el reino de Dios en la tierra porque ellos tuvieron misericordia con los hermanos pequeños de Jesús, es decir, con los verdaderos cristianos, y ese bien que ellos hicieron será recompensado con la vida eterna (Mt.25:31-46). Jesús dijo bien claro que los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida, pero los que hicieron lo malo saldrán a resurrección de condenación (Jn.5:28-29). Por lo tanto, esa doctrina iglesiera de que ningún ser humano se podrá salvar por hacer lo bueno es absolutamente falsa y satánica y contraria a la enseñanza de Jesús y de sus apóstoles.

Nosotros creemos que la salvación o vida eterna en el futuro reino de Dios la recibiremos en la era venidera, cuando el Señor Jesús regrese del cielo para gobernar a las naciones (Lc.18:29-30, Mt.25:34, 46).

Nosotros creemos que los cristianos verdaderos ya tenemos la vida eterna (1Jn.5:13), pero la tenemos solo como promesa de Dios, ya que esta vida eterna o salvación eterna la hemos de alcanzar o heredar en el futuro (Mt.25:34, 2Tim. 1:1, 1Jn.2:25, 1Ts.5:9, 1Pe.1:5), y alcanzaremos esta vida eterna o salvación cuando el Señor Jesucristo aparezca por segunda vez para salvar a los que le esperan (Heb.9:28). Por consiguiente, los verdaderos cristianos ya estamos seguros de recibir en el futuro la vida eterna que Dios nos ha prometido, porque Dios siempre cumple lo que promete.

 

6- Creemos en la Iglesia del Padre y del Hijo

 

Nosotros creemos que la Iglesia verdadera de Dios el Padre y de su Hijo Jesucristo es universal, y es el conjunto de cristianos verdaderos que siguen la doctrina del Padre y del Hijo, y que se aman unos a otros como Cristo nos amó. Esta Iglesia o Congregación del Padre y del Hijo es la esposa de Cristo, y es su cuerpo (Ef. 1:10, 22, 23; 5:23, 27, 32; Col.1:18).

Nosotros creemos que la Iglesia del Padre y del Hijo es el reino del Señor Jesucristo, (Mt. 13:47; Is.9:7), la casa y familia de Dios, (Ef. 2:19; 3:15; Prov. 29:18).

Los miembros de la Iglesia del Padre y del Hijo son llamados “los santos” (Hch.9:13, Ro.1:7, 1Co.1:2, Ap.13:7, etc.). La palabra “santo” en la Biblia significa perfecto y también apartado para Dios.

Nosotros creemos que la única cabeza o jefe de la verdadera Iglesia es el Señor Jesucristo, (Col.1:18; Ef. 1:22). El pontífice romano, el Papa de Roma, de ninguna manera es la cabeza de la Iglesia de Dios, sino solo un satánico impostor, pues se hace pasar por quien no es. En realidad, el papado es el hombre de pecado, el hijo de perdición predicho por Pablo (2Ts.2:3-4), él fue el resultado de esa gran apostasía de la Iglesia que sucedió en el siglo 4, cuando la iglesia católica se unió al poder imperial del César de Roma y se apartó (apostató) de la verdadera doctrina enseñando doctrinas de demonios (1Tm.4:1).

La Iglesia del Padre y del Hijo está formada por los santos que en el futuro reinarán sobre la tierra como reyes y sacerdotes (Ap.1:6, 2:26-27, 5:9-10, 20:4-6). Ese gobierno mundial de Cristo y de su Iglesia comenzará solamente cuando Jesús venga del cielo con gran poder y gloria a gobernar a las naciones con “vara de hierro”, es decir, con justicia y rectitud (Ap.19:15, 20:4-6), es entonces cuando comenzará el Milenio, un periodo de mil años literales, durante los cuales Jesús y su Iglesia gobernarán sobre las naciones de la tierra con justicia (Ap.20:4-6).

 

7- Creemos en la futura venida gloriosa de Jesucristo y en el arrebatamiento de la Iglesia.

 

El Señor Jesucristo dijo que él regresará del cielo con gran poder y gloria inmediatamente después de la tribulación de aquellos días (Mt.24:29-30), es entonces cuando su Iglesia, los escogidos, serán arrebatados y se reunirán con él en el cielo, es decir, en el aire (Mt.24:31, 1Ts.4:15-17).

Por consiguiente, esa doctrina iglesiera de que el arrebatamiento de la Iglesia ocurrirá cuando Jesús venga de forma secreta e invisible antes de una tribulación de siete años es una espantosa mentira satánica, una doctrina de demonios muy peligrosa para todos aquellos millones de personas que la creen.

Nosotros creemos que los verdaderos cristianos, los santos, sufrirán en el futuro una gran tribulación o persecución durante esos 42 meses de gobierno de la bestia (Ap.13:7, 10). Esa persecución o tribulación contra los santos de la Iglesia del Padre y del Hijo ocurrirá en el imperio de la bestia, que estará formado solo por diez reinos (Ap.17:12-14).

Nosotros creemos que los cristianos verdaderos, los santos, podremos conocer perfectamente en el futuro la fecha de la venida gloriosa de Cristo y del fin del mundo. El futuro gobierno de la bestia durará solo 42 meses (Ap.13:5), y Jesús regresará del cielo para destruir ese gobierno reinado de la bestia (Ap.19:19-21), por lo tanto, cuando comience el gobierno de la bestia en ese imperio de diez reinos podremos conocer fácilmente la fecha del regreso glorioso del Señor Jesús y del arrebatamiento de la Iglesia, simplemente habrá que contar los 42 meses desde el comienzo de ese gobierno de la bestia.

Y respecto a las palabras de Jesús en Mateo 24:36, en esas palabras se dice simplemente que EN ESE MOMENTO nadie, excepto el Padre, conocía el día y la hora de la futura venida gloriosa de Cristo, observe que el texto bíblico dice "nadie sabe", en tiempo presente, pero no dice "ni sabrá", por lo tanto, esas palabras de Jesús no niegan que en el futuro podamos conocer la fecha exacta de su regreso glorioso. Y respecto a las palabras de Jesús en Hechos 1:7, Jesús se estaba refiriendo solamente a sus apóstoles que en ese momento estaban con él, "no os toca A VOSOTROS saber los tiempos o las sazones…", es decir, es a los apóstoles a los que no les tocaba conocer el tiempo ni las sazones de la futura restauración del reino a Israel, pero el pasaje no dice por ninguna parte que en el futuro no podamos conocer la fecha del regreso de Cristo y de la restauración de Israel.

Nosotros creemos que esa futura gran tribulación contra los santos de la Iglesia, que durará 42 meses, no hay que confundirla con la ira de Dios, la cual será derramada sobre los adoradores de la bestia al final de esos 42 meses de gobierno mundial de la bestia (Ap.16:1-21).

Nosotros creemos que cuando regrese el Señor Jesús con gran poder y gloria al final de esos 42 meses entonces el falso mesías (la bestia) y su aliado religioso, el falso profeta, serán apresados y arrojados vivos a un lago de fuego, y los ejércitos de la bestia reunidos serán destruidos por el propio Señor Jesús (Ap.19:19:21). Entonces Satanás será apresado, atado y encerrado en un lugar llamado el Abismo, para que no pueda engañar a las naciones de la tierra durante el Milenio (Ap.20:13). De esta manera terrible terminará el futuro gobierno de Satanás, la bestia y el falso profeta.

Nosotros creemos que cuando Jesús y sus santos glorificados desciendan a la tierra juzgarán a los seres humanos que estén vivos en la tierra. Jesús se sentará en un trono resplandeciente, y entonces juzgará a las naciones de la tierra que en ese momento estén vivos, separando a unos de otros. Aquellos seres humanos que tuvieron misericordia con los verdaderos cristianos (los hermanos pequeños de Jesús) serán puestos a la derecha de Cristo, y entonces ellos recibirán la vida eterna, y entrarán en el reino de Dios, sin embargo, aquellas personas que no tuvieron misericordia con los verdaderos cristianos perseguidos serán puestos a la izquierda de Cristo, y él los enviará al fuego eterno, donde serán atormentados y destruidos totalmente en cuerpo y alma (Mt.10:28, 25:31-46).

Nosotros creemos que Jesús, cuando regrese del cielo, no solamente juzgará a los seres humanos que estén vivos en la tierra, sino que también comenzará el juicio de los muertos, un juicio que durará mil años (Ap.11:18). Esos muertos serán juzgados conforme a las obras que hicieron cuando ellos vivieron en la tierra (Ap.20:12). Cuando esos mil años se cumplan Satanás será soltado del Abismo, para engañar a las naciones. Millones de personas, lideradas por Satanás, intentarán derrocar el gobierno mundial del Señor Jesús y de sus santos, rodearán la ciudad de Jerusalén terrenal, pero descenderá fuego del cielo y los consumirá, y Satanás mismo será lanzado al lago de fuego, donde será atormentado y destruido para siempre (Ap.20:7-10).

Los muertos que ya fueron juzgados durante el Milenio volverán a vivir, para comparecer ante el Tribunal de Dios, y oír la sentencia o veredicto, ya sea de perdón, o de condenación. Aquellos que no tengan su nombre escrito en el libro de la vida serán arrojados a un lago de fuego, donde serán totalmente destruidos en cuerpo y alma (Ap.20:5, 11-15).

Después de esos mil años literales la tierra será totalmente destruida por el fuego, y entonces Dios algo totalmente nuevo y mucho mejor, él hará un nuevo cielo y una nueva tierra, es decir, un nuevo planeta, sobre el cual descenderá la capital del Universo, la Nueva Jerusalén celestial, y el propio Dios Padre descenderá de forma personal y visible a esa nueva tierra, para morar con los seres humanos inmortales (Ap.21:1-5).

Si usted cree en estas siete doctrinas fundamentales entonces forma parte de la Iglesia del Padre y del Hijo, y si persevera en esta verdadera doctrina hasta el final, entonces será salvo y alcanzará la vida eterna en el glorioso reino de Dios que vendrá a la tierra (Mt.24:13, 1Co.15:1).

 

 

 

 

 

 

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