30 de enero de 2006

 

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Autores que participan en este estudio sobre la Sábana del Mesías

 

Tito Martínez

(Teólogo bíblico y Vigilante de Seguridad).

 

Kenneth E. Stevenson

(Ingeniero de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos y portavoz del STURP).

 

Gary R. Habermas

(Profesor de Apologética y Filosofía y asesor del STURP).

 

Manuel Solé

(Licenciado en Filosofía y Teología).

 

J.L. Carreño Etxeandía

(Misionero Católico y Escritor Sindonólogo).

 

Dres. Jackson y Jumper

(El Doctor Jackson es profesor de Física de la NASA, y fundador del STURP, y el Doctor Jumper es profesor de Ciencias Aeronáuticas de la NASA y cofundador del STURP).

 

Adolfo Orozco Torres

(Físico y Presidente del Centro Mexicano de Sindonología)

 

 

ÍNDICE DE LIBRO

 Para moverse por los diferentes apartados de este documento, haga clic en cada uno de los títulos

 

Capítulo 1-LA PRUEBA CIENTÍFICA DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN DEL MESÍAS (por Tito Martínez.

 

Capítulo 2- EL PODER PAPAL NO CREE QUE LA SÍNDONE DEL MESÍAS SEA AUTÉNTICA (por Tito Martínez).

 

Capítulo 3- PRIMERA CARTA DE TITO AL ATEO ANTIMESÍAS JRRF (por Tito Martínez).

 

Capítulo 4- SEGUNDA CARTA DE TITO AL ATEO ANTIMESÍAS JRRF (por Tito Martínez).

 

Capítulo 5- LA SEPULTURA AL MODO JUDÍO (por Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas).

 

Capítulo 6- LA TEORÍA DE QUE LA IMAGEN DE LA SÍNDONE ES UNA PINTURA (por Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas).

 

Capítulo 7- CARACTERÍSTICAS DE DENSIDAD EN LA IMAGEN DE LA SÍNDONE (por Jackson y Jumper).

 

Capítulo 8- LA TRIDIMENSIONALIDAD DE LA IMAGEN DEL MESÍAS GRABADA EN LA SÍNDONE (por Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas).

 

Capítulo 9-  EL TEJIDO DE LA SÍNDONE (por Manuel Solé).

 

Capítulo 10- ¡¡ES SANGRE HUMANA DEL TIPO AB!! (por Manuel Solé).

 

Capítulo 11- EL POLEN DE LA SÍNDONE (por J.L. Carreño Etxeandía).

 

Capítulo 12- LA SÁBANA DEL MESÍAS: ¿FRAUDE COLOSAL? o ¿TESTIMONIO DE LA RESURRECCIÓN? (por Adolfo Orozco Torres).

 

Capítulo 13- ¿ES JESÚS ? (por Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas.

 

Capítulo 14- LA RESURRECCIÓN DEL MESÍAS: UN HECHO HISTÓRICO COMPROBADO (por Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas).

 

 

Capítulo 1 

La prueba científica de la muerte y resurrección del Mesías

Por Tito Martínez

(Estudiante de la Biblia)

 

www.las21tesisdetito.com

 

 

El Mesías fue envuelto en una Sábana, no en vendas

 

El Evangelio dice que cuando el Mesías Jesús  murió fue bajado del madero, envuelto en una SÁBANA blanca y colocado en un sepulcro nuevo (Mt.27:57,59, Mr.15:46, Lc.23 53).

 

Esta fue la forma como el cuerpo del Mesías fue envuelto en la Síndone o Sábana de lino

 

En la versión de Juan, esa misma Sábana es llamada "los lienzos" (Jn.19:38-40). Lucas también llamó a la Sábana "los lienzos" (Lc.23:53, comparar con 24:12).

A pesar de esta clara enseñanza evangélica, algunos "eruditos" enseñan que la Sábana que envolvió el cuerpo muerto del Mesías se convirtió en vendas por arte de birlibirloque, en otras palabras, según ellos, los lienzos no era la Sábana, sino "tiras de lienzo usadas como vendas". En este estudio veremos que el Mesías jamás fue vendado en el sepulcro, sino envuelto en una SÁBANA, la cual ha perdurado hasta nuestros días, como la prueba científica e irrefutable de su muerte y resurrección. La palabra griega traducida por vendas es "keirías", sin embargo, la palabra griega traducida por lienzos es "othónia". ¡¡Jesús   estaba envuelto en othónia (lienzos), no en keirías (vendas)!! José de Arimatea compró una larga Sábana de lino para envolver el cuerpo del Mesías, ¡SI ÉL HUBIERA QUERIDO VENDAR EL CUERPO DE JESÚS  COMO UNA MOMIA EGIPCIA, ¡ÉL HABRÍA COMPRADO VENDAS, NO UNA SÁBANA! José de Arimatea no era estúpido. Los judíos jamás vendaban a sus muertos, como si fueran momias egipcias, sino que los envolvían en una Sábana. Es cierto que en la resurrección de Lázaro se mencionan vendas, sin embargo, el texto dice bien claro que esas vendas ATABAN LAS MANOS Y LOS PIES DE LÁZARO, ¡no envolvían su cuerpo! (Jn.11:44).

 

El cuerpo del Mesías se desmaterializó cuando resucitó

 

La prueba física de que el cuerpo carnal del Mesías desapareció o se desmaterializó cuando resucitó la tenemos en los lienzos que envolvieron el cuerpo del Mesías en el sepulcro. La traducción que vierten casi todas las versiones bíblicas del texto de Jn.20: 5-7 es falsa. Los discípulos vieron los lienzos (la Sábana) "keimena", palabra griega que significa lisos, tumbados, allanados. Es decir, cuando el cuerpo del Mesías desapareció del interior de la Sábana que le envolvía, ésta se vino abajo y quedó tumbada o allanada sobre el banco de piedra donde estaba recostado el cuerpo del Mesías. A continuación Juan menciona una segunda pieza de tela:

 

EL SUDARIO

(Jn.20:7)

 

Los judíos utilizaban los sudarios para secarse el sudor, y para envolver el rostro de sus difuntos, sujetando la mandíbula del cadáver. Lázaro tenía uno de esos sudarios o pañuelos en el sepulcro (Jn.11:44). El sudario o pañolón también debió servir para cubrir o tapar el rostro del Mesías, como establecen las leyes del Duelo de los judíos en casos de muerte violenta. Ahora bien, ese cubrimiento del rostro del Mesías debió ser cuando le bajaron del madero, hasta que colocaron el cuerpo en el sepulcro. Después José de Arimatea y Nicodemo le quitarían ese sudario, lo enrollaron sobre sí mismo, y se lo pusieron alrededor del rostro, a manera de mentonera y atado encima de la cabeza.

Por lo tanto, el sudario envolvió toda la cabeza del Mesías desde que le desclavaron del madero, hasta que colocaron el cuerpo en el sepulcro, y después se lo quitaron, lo enrollaron sobre sí mismo y se lo pusieron como mentonera mortuoria.Ese sudario alrededor de la cabeza del Mesías FUE DETECTADO POR LOS CIENTÍFICOS DEL STURP, El sudario (pañuelo) pasaba debajo de la barba y se ató encima de la cabeza, manteniendo la boca del Mesías cerrada, y no solo eso, si observa bien en la Síndone la imagen del rostro del Mesías, verá que a ambos lados de la cara, entre el cabello y el rostro, ¡¡no hay marcada ninguna imagen!!, lo cual demuestra que por ahí pasaba el sudario, enrollando la cabeza, pero dejando el rostro visible.

La traducción de Jn.20:7, vertida por casi todas las versiones bíblicas, es muy engañosa. Los tres mejores manuscritos griegos del Nuevo Testamento: el Códice Sinaítico, el Códice Vaticano y el Códice Alejandrino dicen lo siguiente: "ou meta ton othonion keimenon alla joris entetyligmenon eis hena tópon". Esta es la traducción literal: "no estaba (el sudario) como los lienzos lisos, sino al contrario, enrollado en su sitio" (ver la traducción de Cantera-Iglesias). El sudario que sujetaba la mandíbula de Jesús  en el sepulcro no había quedado liso o tumbado como la Sábana (los lienzos), sino ENROLLADO EN SU SITIO, es decir, en el mismo sitio donde había estado la cabeza de Jesús .

Cuando el cuerpo del Mesías desapareció del interior de la Sábana, esta se vino abajo y quedó lisa, allanada, sobre el banco de piedra donde había estado el cuerpo del Mesías, sin embargo, el sudario quedó enrollado en el mismo sitio donde había estado la cabeza de Jesús . Cuando Juan entró en el sepulcro y vio esto, creyó en la resurrección del Mesías (Jn.20:8). Si alguien hubiera robado el cuerpo de Jesús , éste tendría que haber sido desenvuelto de la Sábana, y el sudario no estaría es su mismo sitio. Por eso es que Juan creyó que el cuerpo del Mesías desapareció, se desmaterializó cuando resucitó. Poco después, volvió a materializarse delante de sus discípulos, estando las puertas de la habitación cerradas (Jn.20:19-20).

Es increíble hasta qué punto de falsedad han traducido la mayoría de las versiones bíblicas el texto de Jn.20:7. Esas pésimas traducciones dicen que el sudario "no estaba puesto con los lienzos, sino doblado en un lugar aparte", ¡en otro sitio! El texto griego, como ya hemos visto, dice precisamente todo lo contrario. El sudario sí que estaba CON la Sábana (los lienzos), PERO NO ESTABA COMO LA SABANA, LISO, SINO ENROLLADO EN SU SITIO. Con esa traducción falsa uno se imagina falsamente que el cuerpo del Mesías no desapareció del sepulcro, sino que despertó de la muerte, se puso en pie, tiró los lienzos por el suelo, y dobló el sudario en un lugar aparte. ¡No sucedió nada de eso! ¡LA RESURRECCIÓN DEL MESÍAS FUE LA TRANSFORMACIÓN DEL CUERPO MORTAL EN UN NUEVO CUERPO GLORIOSO Y ESPIRITUAL, ¡NO LA REANIMACIÓN DE UN CADÁVER!.

Alguien ha dicho que la Sábana o Síndone no estaba en el sepulcro cuando Juan y Pedro entraron, eso es completamente falso, ya que en Juan 20:1-8 se dice bien claro que cuando Juan y Pedro entraron en el sepulcro, ellos vieron los LIENZOS (la Sábana) yacientes, lisos, y la otra pieza de tela, el sudario, enrollado en su sitio. Por lo tanto, es totalmente falso e inaceptable la afirmación de que la Sábana no estaba en el sepulcro, ya que el Evangelio dice todo lo contrario.

En lo que respecta a ese interesante pasaje del Evangelio según los Hebreos, citado por Jerónimo, el cual dijo: "También el evangelio llamado según los Hebreos, traducido recientemente por mí al griego y al latín, del que Orígenes se sirve con frecuencia, después de la resurrección refiere lo siguiente: 'Mas el Señor, después de haber dado la Sábana al criado del sacerdote, se fue hacia Santiago y se le apareció" no hay ninguna contradicción con el pasaje de Juan 20:3-8. Veamos: Juan y Pedro vieron la Sábana (los lienzos) y el sudario dentro del sepulcro después de resucitar el Mesías, tal como dice el Evangelio de Juan (Jn.20:1-8). Seguidamente estos apóstoles fueron corriendo a dar la noticia al resto de los apóstoles (Jn.20:10). Vea ahora lo que ocurrió seguidamente: María Magdalena llegó al sepulcro, y se quedó sola llorando, entonces ella bajó al sepulcro y vio a los dos ángeles que la anunciaron la resurrección del Mesías (Jn.20:11-12). PERO DENTRO DEL SEPULCRO APARECIÓ ALGUIEN MÁS: EL PROPIO MESÍAS (Jn.20:14-17). Por lo tanto, el Mesías Jesús  apareció dentro del sepulcro cuando María Magdalena entró en él. ENTONCES FUE CUANDO EL MESÍAS DEBIÓ RECOGER LA SÁBANA PARA ENTREGARLA DESPUÉS AL CRIADO DEL SACERDOTE, tal como dice el Evangelio a los Hebreos, mencionado por Orígenes y Jerónimo, lo cual demuestra que dicho Evangelio a los Hebreos era muy apreciado y leído entre los primeros cristianos, especialmente por los cristianos judíos de los siglos 2 y 3, llamados "ebionitas". De esta manera, la Síndone pasó de las manos del Mesías, a sus discípulos, para que estos la guardaran... y esta es la Sábana o Síndone que se ha conservado hasta nuestros días, y que actualmente está en la ciudad de Turín.

 

Las manchas de sangre están perfectas e intactas

 

¿Cuáles son las evidencias que demuestran que el Hombre de la Síndone se DESMATERIALIZÓ del interior de la Sábana?

La Síndone tiene sangre humana, del grupo AB, que es muy común entre ciertas tribus semitas de Oriente Medio, tal como han confirmado todos los médicos forenses que la han analizado.

El cuerpo del Mesías grabado en la Sábana tiene cientos de heridas abiertas en el rostro, en sus muñecas, en los pies, en el costado, en el cráneo, en la espalda, en el abdomen, en el pecho, en los brazos en los glúteos y en las piernas. Cuando el Mesías Jesús  fue envuelto en la Síndone, la sangre de esas heridas se pegó al lienzo cuando esta se secó. Intente usted despegar una herida pegada a un lienzo. Si alguien hubiera desenvuelto el cuerpo del Mesías envuelto en la Sábana, las manchas, regueros y gotas de sangre estarían con sus contornos DEFORMADOS o resquebrajados. ¡¡Es absolutamente imposible despegar una herida con sangre seca pegada a una tela sin que esas manchas de sangre se deformen o resquebrajen!!. Sin embargo, todas las manchas, gotas y regueros de la Síndone están asombrosamente INTACTAS, y con sus contornos definidos hasta el milímetro, ¡algo totalmente imposible si el cuerpo hubiera sido despegado del lienzo por alguna persona!

Por consiguiente, solo existe una manera de que el cuerpo del Mesías abandonara el interior de la Sábana sin intervención humana: desapareciendo, es decir, experimentando una inexplicable DESMATERIALIZACIÓN. Ahora bien, ¡esa desmaterialización del cuerpo del Mesías es precisamente lo que nos revela el Evangelio!, pues, como vimos cuando estudiamos el pasaje de Juan 20:3-8, el estado en que quedó la Sábana y el sudario indicaba que el cuerpo del Mesías desapareció de su interior en el momento de la RESURRECCIÓN, por eso es que al ver Juan como habían quedado los lienzos y el sudario, creyó en la resurrección del Mesías (Jn.20:8).

 

Descripción gráfica de la Síndone del Mesías

 

La palabra Síndone significa Sábana, porque eso es lo que es. Se trata de un lienzo de lino, que mide 4,36 m. de largo, por 1,10 de ancho. El lienzo es de un tono amarillento, a causa de su gran antigüedad, lo cual indica que, en su origen, era una sábana blanca y limpia.Sin embargo, lo más fascinante de la Síndone no es el lienzo en sí, sino el Hombre grabado en el lienzo. En la Síndone está grabada la imagen frontal y dorsal de un Hombre muerto por crucifixión en el siglo 1 de nuestra era. Dicho Hombre fue envuelto en esa Sábana de lino, sin embargo, el cuerpo grabado en esa Sábana es un perfecto negativo fotográfico.

 

Algunos científicos examinando la Síndone extendida en una mesa.

 

El equipo STURP analizando la Síndone durante los cinco días de octubre de 1978. Utilizaron fotografía con fluorescencia ultravioleta a través del espectro electromagnético con rayos infrarrojos, luz visible, rayos ultravioleta y rayos X. No encontraron ni rastro de pinturas o tintes aplicados al Lienzo, ni direccionalidad alguna.

Sección frontal en positivo. Observe la impresionante resolución de la imagen del Mesías. Se aprecia muy bien la herida en la muñeca izquierda, producida por el clavo. La herida de la otra mano no se ve, porque está tapada por la mano izquierda. También se aprecia muy bien la herida del costado derecho, producida por una lanza romana después de morir el Mesías. Esto confirma lo que dice el Evangelio.

 

Max Frei recogiendo muestras de polen en la Síndone.

 

 

 

 

 

 

 

 

La Síndone del Mesías completa, con la imagen frontal y dorsal, tal como se ve a simple vista.

 

Las marcas longitudinales a los lados de la Sábana son las chamuscaduras producidas por un incendio de la capilla de Chambèry en el siglo 16. la Síndone estaba guardada en una urna de plata, esta se derritió por el fuego y traspasó la Sábana, pero sin destruir la imagen. La imagen del Mesías es también una chamuscadura, sin embargo, esta es extremadamente superficial, es decir, solo afectó a la parte más externa de los hilos de la Síndone, y no traspasó el lienzo.

 Sección del rostro en positivo y en negativo. Observe los regueros y gotas de sangre en la cabeza que manaron de las heridas producidas por la corona o casquete de espinas.

Las manchas de sangre no están en negativo, porque estas se pegaron al lienzo antes de formarse la imagen del Mesías en él. Observe la majestuosidad del rostro del Mesías, a pesar de las contusiones y heridas que tiene. La mejilla derecha, está partida a causa de un fuerte golpe dado con un palo. Este golpe es mencionado en el Evangelio, donde se dice que el siervo del sumo sacerdote le dio una fuerte "bofetada", sin embargo, la palabra griega utilizada es "rápisma" que no significa "bofetada", sino un fuerte golpe dado con un palo.

 

 

 

 

 

Algunos jerarcas de la iglesia católica romana, como el obispo francés Pierre D'arcis, en el siglo 16, afirmaron que la imagen del Mesías grabada en la Sábana era una pintura creada por algún artista... se equivocó totalmente, ya que hoy todos los científicos del mundo, crean o no crean en la autenticidad de la Síndone, saben a ciencia cierta que NO ES UNA PINTURA, ya que los que la analizaron al microscopio no encontraron rastro alguno de tintes o pinturas entre hilo e hilo en el tejido.

Los completísimos análisis científicos efectuados por el STURP a la Síndone en 1978 revelaron que la imagen del Mesías grabada en ella es una ligerísima CHAMUSCADURA, la cual no traspasó la tela, y ni siquiera penetra en los hilos del tejido. Los científicos del STURP dijeron que si nuestro brazo fuera un hilo de la Síndone, la chamuscadura afecta únicamente a la zona más superficial del vello del brazo, ¡ninguna técnica humana es capaz de semejante prodigio! , y es que la Síndone del Mesías guardada en Turín es ÚNICA EN EL MUNDO E INFALSIFICABLE, no existe ninguna otra como ella, y actualmente, en el siglo 21, es totalmente IMPOSIBLE hacer una réplica de la Síndone, por lo tanto, los que dicen que la Síndone es un fraude del siglo 13, no son concientes de la salvajada demencial que están diciendo, ya que si hoy es imposible hacer una réplica de la Síndone, ¡muchos menos se podría hacer en el siglo 13!

 

La fotografía del Mesías se grabó en la Sábana por una misteriosa radiación instantánea

 

Según los científicos del STURP que analizaron la Síndone en 1978, la imagen del Mesías grabada a fuego en la Sábana se formó de forma instantánea, a causa de una explosión o flash de energía lumínico-calórica emanada del cuerpo envuelto en la Sábana, esto hizo que el cuerpo se desmaterializara, dejando grabada a fuego la FOTOGRAFÍA de ese Hombre, pero en forma de NEGATIVO.

Esta fue la sorprendente conclusión a la que llegó el STURP. El Director de ese equipo científico, el Dr. D' Muhala, dijo lo siguiente a los medios de comunicación: "LOS MUCHOS DATOS ACUMULADOS PERMITEN AFIRMAR QUE LA IMAGEN TRIDIMENSIONAL QUE SE VE SOBRE EL LIENZO...FUE IMPRESA EN LA SUPERFICIE DEL MISMO A CAUSA DE UN PROCESO DE PROYECCIÓN FOTOSCÓPICA, POR RADIACIÓN EMANADA DE TODAS LAS PARTE DEL CUERPO EN UN FLASH DE DOS MILÉSIMAS DE SEGUNDO" (La Vanguardia. 21-11-1979). Y el Dr. Raymond Rogers, termoquímico de la NASA en el Laboratorio de los Alamos, USA, dijo lo siguiente: "ESTOY OBLIGADO A LLEGAR A LA CONCLUSIÓN DE QUE LA IMAGEN DE LA SÍNDONE SE FORMÓ POR UNA EXPLOSIÓN DE ENERGÍA RADIANTE...NO HAY QUE DARLE VUELTAS, ¡ESO ES YA INDISCUTIBLE!" (Science Digest, sep.1978).

 

El leptón romano

 

Los científicos de la NASA que analizaron la Síndone en el año 1978 descubrieron que, sobre los párpados del Hombre grabado en la Síndone, hay unos pequeños objetos redondos, como botones, que no pudieron identificar. Sin embargo, en el año 1981, el Prof. Francis Filas, de la Universidad de Loyola, Chicago, hizo una ampliación fotográfica del ojo derecho del Hombre de la Síndone. En dicha ampliación aparecen claramente cuatro letras: U CAI, y un bastón a la derecha. Investigando en las colecciones de monedas antiguas, el Prof. Filas descubrió que dichas letras corresponden a un leptón del siglo 1, moneda que mandó acuñar en Judea Poncio Pilato, entre los años 26-36 D.C. Esto significa que Hombre grabado en la Síndone murió crucificado en Judea bajo el gobierno de Poncio Pilato.

Las cuatro letras, formaban parte de la siguiente leyenda romana: TIBERIOU CAISAROS (de Tiberio César). Al ser una moneda de cobre, las letras se borraron con el uso, excepto esas cuatro. Esta costumbre de colocar moneditas en los párpados de los cadáveres era practicada por los judíos en el siglo 1, como se demuestra en el descubrimiento que hicieron unos arqueólogos hebreos en el año 1979, en Jericó. Ellos encontraron el cráneo de un hombre, y en los huecos oculares había dos monedas del rey Herodes Agripa (41-44 D.C.), (Rachel Hachilili, "Ancient Burial customs preserved in Jerichó Hills", en "Bíblical Archeology Review", julio-agosto de 1979, pags. 28-35).

 

 

La prueba del carbono 14 no fue correcta

 

En el año 1988 tres laboratorios dijeron al mundo que la Síndone era del siglo 13, y el cardenal Ballestero, en representación del Vaticano, ratificó esa afirmación de falsedad de la Sábana Santa.

La supuesta datación por el C-14 daba al lienzo unos 700 años de antigüedad. Entonces todos los medios de comunicación dieron la noticia de que la Sábana Santa era un fraude del siglo 13. Sin embargo, hoy se sabe que, lo que fue un gran fraude fue esa supuesta "datación". LA DATACIÓN DEL C-14 NO SIRVIÓ PARA NADA, YA QUE ES IMPOSIBLE DATAR CON ESE SISTEMA LA SÍNDONE, AL TRATASE DE UN OBJETO IRRADIADO Y CONTAMINADO POR MULTITUD DE BACTERIAS que no se eliminaron en esa datación.

El Dr. Robert Hedges, director del Laboratorio de la Universidad de Oxford, dijo lo siguiente: "Si la Síndone ha recibido la descarga de neutrones descubierta por científicos de la NASA, la datación por el C-14 quedaría invalidada" (Peter Jennings. Síndone Carbono crudele "30 Giorni, nº11, nov. 1988). Leamos lo que dice el físico Adolfo Orozco Torres sobre la datación del carbono 14 realizada a la Síndone en 1988: "Estudios realizados en 1994 y posteriormente han descubierto la presencia en el tejido de hongos y bacterias. Esta combinación especial produce un material bioplástico traslúcido que cubre -cuando menos- algunas de las fibras de la Síndone. Además, las fibras de lino que son huecas, se han rellenado de este hongo “lichenotelia”, el cual se encuentra vivo pues pudo ser cultivado en laboratorio por el Dr. Mexicano Leoncio Garza-Valdéz. Todo es material orgánico añadido al tejido a lo largo de los siglos. Los científicos que realizaron la datación 1988 no tenían la menor idea de la existencia de estos añadidos y las rutinas normales de descontaminación aplicadas a las muestras no son lo suficientemente agresivas para eliminar este material. Además de esto, un científico Ruso, Premio Lenin de la ex-Unión Soviética, sometió a telas de lino a temperaturas equivalentes a las del incendio que la marcó en 1532 descubriendo que en estas circunstancias parece ser que el lino absorbe C-14 de la atmósfera, “rejuveneciéndola” desde el punto de vista de este método de datación" http://www.troquel.com.mx/sabana.htm

 

La Síndone es imposible que sea del siglo 13, por las siguientes razones:

 

a) EN EL SIGLO 13 NADIE SABÍA LO QUE ERA UN NEGATIVO FOTOGRÁFICO. ¡LA FOTOGRAFÍA SE DESCUBRIÓ EN EL SIGLO 19!

 

b) Si hoy, con la tecnología actual, es imposible hacer una réplica de la Síndone, ¡mucho menos podría hacerse en el siglo 13!

 

c) LA SÍNDONE YA SE MENCIONA MUCHOS SIGLOS ANTES DEL SIGLO 13, y la iconografía Bizantina se inspiró en el rostro de la Síndone para pintar los iconos del Mesías, ya que la semejanza es asombrosa.

 

d) El Hombre de la Síndone es un perfecto negativo fotográfico. ¡No existen negativos fotográficos realizados en la Edad Media! Absolutamente ningún artista pintaba imágenes del Mesías en forma de negativo.

Esta es la razón por la cual el Dr. Michael Tite, que fue el coordinador de esa prueba del C-14, afirmó en una carta al Prof. Gonella (asesor científico del Cardenal Ballestero) que él mismo estaba convencido de que la Síndone no era un fraude del siglo 13 (Shroud News, nº55, oct.1989, p.4 Manly. 2095 NSW Australia).

 

 

El hombre de la Sábana solo puede ser Jesús , el Mesías

 

¿Por qué el Evangelio no menciona por ninguna parte la imagen del Hombre grabada en la Síndone? No la menciona por eso, porque es una IMAGEN, ¡¡y los judíos fanáticos sentían repulsión por cualquier tipo de imagen!!. Si los discípulos de Jesús  hubieran mencionado la imagen del Mesías grabada en la Sábana, ¡¡los enemigos judíos de Jesús  la habrían buscado para destruirla!! Los discípulos, sin embargo, al ser una imagen del cuerpo del Mesías, no hecha por mano humana, sino por Dios mismo, guardaron en secreto la Sábana, siendo preservada por Dios a través de los siglos, hasta hoy.

El Evangelio de los Hebreos, escrito en el siglo 1, y que era muy apreciado y leído por los judíos cristianos refugiados en Pella, y por los llamados "padres de la Iglesia", como Orígenes y Jerónimo, dice que el Mesías, después de resucitar, recogió del sepulcro la Sábana, y se la entregó al criado del sacerdote para que los discípulos la guardaran.

 

El Hombre de la Síndone es de una majestuosidad imponente. Tiene barba, cabello largo, y recogido en la nuca en forma de coleta, algo muy típico entre los varones judíos del siglo 1. Algunos dicen que el Hombre de la Síndone es imposible que sea Jesús , ya que -según ellos- él tenía el cabello corto. Ellos citan las palabras de Pablo, registradas en 1Co.11:14. Sin embargo, esas palabras de Pablo fueron dirigidas a cristianos de Corinto, que eran GRIEGOS romanizados y, para los griegos y los romanos, era deshonroso que el varón llevara el cabello largo, ¡pero no para los judíos! ellos podían llevar el cabello largo, y recogido por la nuca en forma de coleta, tal como muestra la Síndone.

El historiador Henri Daniel Rops dice: "Los varones judíos llevaban esa cola de caballo trenzada y arrollada por debajo del lienzo que les cubría la cabeza" (Daily Life in the Time of Jesus. Ann Arbor, Servant 1981).

 

1.- EL HOMBRE DE LA SÍNDONE FUE CRUCIFICADO POR LOS ROMANOS BAJO EL GOBIERNO DE PONCIO PILATO, COMO INDICA EL LEPTÓN ROMANO ENCIMA DEL PÁRPADO DERECHO.

 

2.- EL HOMBRE DE LA SÍNDONE FUE CORONADO DE ESPINAS, Y CLAVADO POR LAS MUÑECAS Y LOS PIES EN UN MADERO.

 

3.- EL HOMBRE DE LA SÍNDONE TIENE UNA HERIDA DE LANZA EN EL COSTADO, LA CUAL LE FUE INFLIGIDA DESPUÉS DE MORIR.

 

4.- AL HOMBRE DE LA SÍNDONE NO LE PARTIERON LAS PIERNAS EN EL MADERO.

 

5.- EL HOMBRE DE LA SÍNDONE ESTÁ MUERTO, YA QUE TIENE LA RIGIDEZ CADAVÉRICA, SIN EMBARGO, SU CUERPO NO MUESTRA SEÑALES DE CORRUPCIÓN.

 

6.- EL HOMBRE DE LA SÍNDONE FUE ENVUELTO EN UNA SÁBANA, PERO JAMÁS FUE DESENVUELTO, YA QUE TODAS LAS MANCHAS DE SANGRE ESTÁN INTACTAS MILIMÉTRICAMENTE.

 

7.- EL HOMBRE DE LA SÍNDONE DESAPARECIÓ DEL INTERIOR DE LA SÁBANA EN UN FLASH DE ENERGÍA RADIANTE DE DOS MILÉSIMAS DE SEGUNDO.

 

Todo lo anterior coincide perfectamente con el Mesías Jesús , y que nos cuenta la Biblia. El apóstol Pablo dijo que la resurrección gloriosa sucede en un instante, en un abrir y cerrar de ojos (1Co.15:52), es decir, ¡¡en un flash instantáneo!!, tal como dicen los físicos de la NASA que han analizado la SÍNDONE. Todos estos detalles coinciden exactamente con lo que nos cuenta el Evangelio, referente al Señor Jesús . Por consiguiente, la única conclusión razonable y posible es que EL HOMBRE GRABADO A FUEGO EN LA SÍNDONE SOLO PUEDE SER EL SEÑOR JESÚS , ¡¡es imposible que pueda ser algún otro!!

Nosotros NO creemos en el Evangelio por la Síndone, sino que la Síndone CONFIRMA EL EVANGELIO. Dios nos dejó la Síndone como PRUEBA CIENTÍFICA de la muerte y resurrección de su Hijo. Ella es un impresionante reportaje GRÁFICO de los horribles sufrimientos que el Hijo de Dios soportó por amor a nosotros. La Sábana del Mesías es una CONFIRMACIÓN CIENTÍFICA de la veracidad del Evangelio.

 

Capítulo 2

 

¡¡El poder papal no cree que la Síndone del Mesías sea auténtica!!

 

Por Tito Martínez

 

Millones de católicos han sido engañados por el Vaticano. Les han hecho creer que el poder papal defensor de la autenticidad de la Síndone, sin embargo, eso es falso. Para el papado la imagen del Mesías grabada en la Síndone es simplemente un ICONO que representa el Mesías, ¡pero el papado JAMÁS ha dicho que esa imagen sea la verdadera FOTOGRAFÍA del Mesías!

Estas son algunas de la palabras que Juan Pablo II dijo sobre la Síndone en su visita a Turín el 24 de mayo de 1988:

"...se presenta (la Síndone) como un icono del sufrimiento del inocente de todos los tiempos... Este icono del Mesías abandonado en la condición dramática y solemne de la muerte, que desde hace siglos es objeto de significativas representaciones".

Observe que Juan Pablo II nunca dijo que el Hombre grabado en la Síndone fuera la fotografía del Mesías, sino un ICONO del Mesías, es decir, una IMAGEN, como cualquier otra imagen o icono que representa a el Mesías y que existen por millones en el mundo. Tenga siempre presente que la jerarquía de esa iglesia católica romana NUNCA ha dicho oficialmente que la Síndone sea auténtica, a pesar de las aplastantes pruebas científicas que lo demuestran. Esa iglesia jamás ha declarado de forma oficial la autenticidad de la Síndone, sino que más bien se puso al lado de los que atacan la autenticidad de la Síndone, como ocurrió en el año 1988, cuando el cardenal Ballestero, en representación del Vaticano, certificó el dictamen que dieron esos tres laboratorios que dijeron que la Síndone era un fraude del siglo 13. Solamente algunos inteligentes sacerdotes católicos han escrito excelentes libros defendiendo la autenticidad de la Síndone, ¡¡pero de forma personal!!, nunca en nombre de la iglesia católica, porque, repito, esa iglesia oficialmente NO RECONOCE QUE LA SÍNDONE SEA LA AUTENTICA FOTOGRAFÍA DEL MESÍAS, ni mucho menos la prueba científica de su muerte y resurrección.

Piense usted lo siguiente: si el Papa y su curia vaticana creyeran realmente en la autenticidad de la Síndone, ¿POR QUÉ NUNCA LO HAN DICHO?, ¡si no lo han dicho, es porque no creen que el Hombre grabado en la Síndone sea realmente la fotografía del Mesías, sino un ICONO que representa a el Mesías!, como dijo bien claro este Papa idolatrado en Turín. Sin embargo, millones de católicos aun están ciegos respecto a esto, y se tienen creído que su pontífice romano es un defensor a ultranza de la autenticidad de la Síndone, ¡qué engañados están!

 

Capítulo 3

Primera carta de Tito al ateo antiMesías JRRF

Por Tito Martínez

Madrid, 11 de mayo de 2003

 

Estimado JRRF:

 

1- Por supuesto que no todos los científicos dicen que la Síndone es auténtica. A los científicos que yo me refería es a todos aquellos que la han estudiado SERIAMENTE. Estos científicos están convencidos que no es una superchería del siglo 13, y otros, los científicos cristianos, están convencidos que el Hombre grabado en ella es Jesús , el Mesías. Por citarte un ejemplo, te mencionaré a Michael Tite, científico AGNÓSTICO, el cual fue el Coordinador Jefe de la prueba del carbono 14 que se hizo a la Síndone en 1988, pues bien, este científico, en una carta del día 14-9-1989 al Profesor Gonella, asesor científico del Arzobispo de Turín, dijo claramente que él estaba convencido que la Síndone no era una superchería del siglo 13. Y respecto a los científicos del STURP que analizaron la Síndone en 1978, todos ellos están convencidos de su autenticidad, Y NO TODOS ERAN CRISTIANOS CUANDO LA ANALIZARON EN 1978.

 

2- Por supuesto que yo no creo que los científicos ateos sean científicos de verdad, ya que negar la existencia de un Ser supremo Creador del Universo es igual de estúpido e irracional que decir que el reloj que tengo en mi muñeca no lo diseñó ni creó nadie. Por lo tanto, negar que una estructura muchísimo más compleja que mi reloj, como es el Universo, no fue creado por nadie, sino que apareció por casualidad, es de personas irracionales, y por eso es que la propia Biblia dice: "Dice el necio en su corazón: no hay Dios".

 

3- Por supuesto, todos esos científicos que han estudiado la Síndone seriamente creen que es un auténtico objeto arqueológico, y con esta frase me estoy refiriendo a que ellos creen que la Síndone es AUTENTICA, es decir, que creen que es del siglo 1, que procede de la zona de Jerusalén, y que el Hombre grabado en ella es el Mesías Jesús .

 

4- Los científicos que han estudiado la Síndone ya han demostrado que esta es del siglo 1. Por citarte brevemente algunos datos, te menciono los siguientes:

 

a- El Hombre grabado en la Síndone fue muerto por crucifixión, y en el siglo 13 las ejecuciones por crucifixión no existían en Europa, pero sí en el siglo 1 en el Imperio Romano, y no solo eso, esas heridas del Hombre de la Síndone son anatómicamente perfectas, y revelan detalles médicos completamente ignorados en el siglo 13.

 

b- Una de las monedas puesta encima del párpado derecho del Hombre grabado en la Síndone es un leptón romano, mandado acuñar por Poncio Pilato, gobernador romano de Judea, en la época en que fue ejecutado el Mesías. Esta costumbre de poner monedas en los párpados de los difuntos eran muy común entre los judío del siglo 1.

 

c- La coleta del Hombre grabado en la Sábana era típica en los varones judíos del siglo 1, y este simple detalle NADIE lo conocía en el siglo 13 , por eso es que en NINGUNA de las pinturas del Mesías realizadas en esa época medieval se pintaba a el Mesías con el cabello recogido en la espalda en forma de coleta, sino que se le pintaba con el cabello largo, pero NUNCA con coleta. Por lo tanto, es IMPOSIBLE que un artista del siglo 13 conociera este simple detalle, lo lógico es que el supuesto artista hubiera pintado a el Mesías en el lienzo sin coleta, y con la herida de los clavos en las palmas de las manos, y no en la muñeca. Pero es que además, si la Síndone fuera del siglo 13, ¿POR QUÉ EL SUPUESTO ARTISTA HIZO LA OBRA EN FORMA DE NEGATIVO?, eso no tiene ninguna lógica, ya que TODOS los artistas de la edad media NUNCA pintaban a el Mesías en negativo, sino en positivo, para que los que veían su obra la pudieran entender.

 

d- Muchos de los granos de polen que se encuentran en la Síndone corresponden a plantas exclusivas que crecen en los alrededores de Jerusalén en primavera, en la época de la Pascua, lo cual demuestra que la Síndone fue expuesta al aire en los alrededores de Jerusalén, dicho en otras palabras, ¡¡la Síndone estuvo en Jerusalén!!, y si estuvo en Jerusalén, es porque es AUTÉNTICA, es decir, es la verdadera Sábana que envolvió el cuerpo muerto del Mesías en Jerusalén.

 

e- Todas las heridas infligidas al Hombre de la Síndone coinciden perfectamente a las que infligieron al Mesías Jesús , y que nos cuenta la Biblia, lo cual demuestra que el Hombre grabado en la Síndone solo puede ser Jesús , y no otro.

 

5- ¿Que qué dicen los científicos ateos/agnósticos que han analizado la Síndone?, sencillamente han dicho que NO ES DEL SIGLO 13, porque es IMPOSIBLE que lo sea. Otros científicos agnósticos han llegado a reconocer que el Hombre grabado en la Síndone solo puede ser Jesús , PERO NO HAN QUERIDO CREER EN ÉL. ¿Quieres que te mencione el caso famoso de uno de estos científicos franceses agnóstico, de principios del siglo 20, que creía firmemente que el Hombre grabado en la Síndone es Jesús ?, por decir eso, el resto de científicos ateos franceses se mofaron de él. Otros científicos modernos que ERAN agnósticos, ahora ya no lo son, sino que creen en el Mesías Jesús , después de estudiar la Síndone. Por lo tanto, las reacciones de los científicos agnósticos/ateos ante la Síndone son diversas y diferentes.

6- La Síndone, como es obvio, es una prueba científica e irrefutable de la existencia histórica del Mesías Jesús , pero no solo eso, la Síndone es la confirmación CIENTÍFICA de la VERACIDAD DEL EVANGELIO, que encontramos en la Biblia. Por lo tanto, si me pides una prueba palpable de la existencia histórica del Mesías Jesús , la mejor que existe es la Síndone, pues supera a todas.

 

7- Por supuesto que muchísimos judíos, a lo largo de la Historia, se han hecho cristianos sin tener ni idea de la Síndone, sin embargo, lo que está haciendo la Síndone ahora es que CIENTÍFICOS judíos, que no creen que Jesús  sea el Mesías, cambien su forma de pensar, y reconozcan que Jesús  es el Mesías. En el equipo STURP, formado por científicos de la NASA, había uno de estos científicos judíos que se hizo cristiano gracias a la Síndone.

 

8- Dices: "los que hicieron la tela...", bien, pues dinos, JRRF, entonces quienes fueron esos genios de la Humanidad que realizaron ese prodigio de la Síndone, y de paso dinos COMO LA HICIERON, Y POR QUÉ ACTUALMENTE ES TOTALMENTE IMPOSIBLE HACER UNA IMAGEN DE LA SÍNDONE IDÉNTICA A LA DE LA SÍNDONE ORIGINAL, dicho en otras palabras, según tu, esos artistas del siglo 13 que fabricaron la Síndone tenían una tecnología súper avanzada y completamente desconocida en este siglo 21.

 

9- Dices que yo desvarío cuando he dicho que el Hombre grabado en la Síndone desapareció misteriosamente del interior de esa Sábana en un flash de energía radiante instantánea, dejando grabada "a fuego" su imagen, en forma de negativo fotográfico. Pues entonces es que tu debes saber mucho más que los físicos y químicos de la NASA que llegaron a esta conclusión. Te cito de nuevo, porque veo que no te enteraste de esta sorprendente conclusión del STURP: El Dr. D' Muhala dijo lo siguiente: "LOS MUCHOS DATOS ACUMULADOS PERMITEN AFIRMAR QUE LA IMAGEN TRIDIMENSIONAL QUE SE VE SOBRE EL LIENZO...FUE IMPRESA EN LA SUPERFICIE DEL MISMO A CAUSA DE UN PROCESO DE PROYECCIÓN FOTOSCÓPICA, POR RADIACIÓN EMANADA DE TODAS LAS PARTE DEL CUERPO EN UN FLASH DE DOS MILÉSIMAS DE SEGUNDO" (La Vanguardia. 21-11-1979). Y el Dr. Raymond Rogers, termoquímico de la NASA en el Laboratorio de los Alamos, USA, dijo lo siguiente: "ESTOY OBLIGADO A LLEGAR A LA CONCLUSIÓN DE QUE LA IMAGEN DE LA SÍNDONE SE FORMÓ POR UNA EXPLOSIÓN DE ENERGÍA RADIANTE...NO HAY QUE DARLE VUELTAS, ¡ESO ES YA INDISCUTIBLE!" (Science Digest, sep.1978).

En fin, que tu sabes mucho más que estos científicos de la NASA que han llegado a esa conclusión, y les dices también que desvarían, o dicho en otras palabras, que son unos lerdos dementes e ignorantes... tu eres el único inteligente que tiene la verdad sobre este asunto de la Síndone, así que ilumínanos con tu sabiduría científica atea, y nos dices quien y COMO se hizo esa imagen grabada en la Síndone que se conserva en Turín.

 

 

Capítulo 4

 

Segunda carta de Tito al ateo antiMesías JRRF

Por Tito Martínez

Madrid, 16 de mayo de 2003

 

Estimado JRRF:

 

1- ¡Por supuesto que la Síndone es la prueba científica de la muerte y resurrección del Mesías!, y esto en absoluto es una contradicción con los pasajes bíblicos que has citado. El justo por la fe vivirá, sin embargo, esa fe, al ser una fe verdadera, TIENE CONFIRMACIÓN CIENTÍFICA. La Síndone es, sencillamente, un objeto arqueológico auténtico que CONFIRMA la veracidad del Evangelio.
Los cristianos que creemos que la Síndone es auténtica, de ninguna manera basamos nuestra fe en el Mesías en dicha Reliquia, sino en la PALABRA DE DIOS, yo creo en el Mesías, no por la Síndone, sino por el Evangelio que se encuentra registrado en la Biblia... la Síndone es solamente una CONFIRMACIÓN científica de que lo que creemos los cristianos es verdad. Por lo tanto, tu argumento no vale, porque -repito- la fe y la Síndone no se contradicen, sino que se complementan perfectamente uno con otro.

 

2- Tu niegas la existencia histórica del Mesías Jesús , lo cual es absurdo, pues él existió realmente, murió y resucitó, ya que los argumentos HISTÓRICOS que demuestran esto son aplastantes. Por ejemplo, estamos en el año 2003 después del NACIMIENTO DEL MESÍAS, lo cual sería ridículo si él no hubiera existido. Y para remate, tenemos la PRUEBA CIENTÍFICA de la existencia histórica del Mesías, de su muerte y de su resurrección, y esa prueba es la Síndone, ya que el Hombre grabado en ella solo puede ser el Mesías, y no ningún otro.
Por supuesto que afrontaré todos los retos a los cristianos lanzados por ti en tu Comunidad atea... pero iré por orden, sin prisas, y con paciencia. De momento, mi interés primordial en tu Comunidad atea es hablar de la Síndone del Mesías con otros foristas, y cuando este tema lo vea agotado, entonces responderé a esos retos tuyos, pero te lo repito, lo haré todo decentemente y con ORDEN, de ninguna manera pretendo abarcar todos los temas al mismo tiempo, de momento no soy todopoderoso para poder hacer eso.

 

3- Para ser un teólogo bíblico, como yo lo soy, no hace falta de ninguna manera padecer de "titulitis", es decir, no hace falta tener un título académico que diga que uno es teólogo profesional, simplemente hace falta ser cristiano de verdad, y conocer muy bien la Biblia, como yo la conozco, ya que ella es nuestra "espada" del espíritu, hablando en términos militares, y si esa "espada" no la conocemos bien, y no la utilizamos con destreza, entonces caeremos en combate... y de momento yo sigo firme, y combatiendo por la fe dada a los santos.
Muchos que se pavonean de ser "teólogos titulados" desconocen lo más elemental de la Doctrina Cristiana, que es el Evangelio del Reino (en mi Comunidad de Doctrina Cristiana hay uno de esos arrogantes "teólogos titulados", el cual aun no conoce el verdadero Evangelio del Reino), de modo que ese título de "teólogo" no les sirve para nada. A mi el único título que me sirve realmente es el de Vigilante de Seguridad, pues gracias a él me gano las habichuelas estando de servicio 12 horas de noche, pudiendo mantener así a mi esposa y llevar los gastos de mi humilde hogar.

 

4- Dices que lo de la Síndone podría se un "complot de Satanás para enredar a los cristianos ingenuos". Esta hipótesis tuya la han repetido también en el pasado algunos fanáticos "cristianos evangélicos" sumidos en la más estúpida ignorancia, sin embargo, es una de las cosas más ridículas y falsas que se puedan decir sobre la Síndone, ya que resulta que la Síndone ha llevado a muchos a CREER EN EL MESÍAS, y los que creemos en el Mesías, la Síndone sirve para confirmar y fortalecer nuestra fe. ¿Desde cuando le podría interesar esto a Satanás? El diablo no quiere que la gente crea en el Mesías, por lo tanto, decir que la Síndone podría ser de origen satánico es una estupidez mental mayúscula, fruto de fanáticos religiosos enemigos de la Síndone.

 

5- Yo JAMÁS he dicho que todos los científicos tengan la Síndone como auténtica. Dime cuando he dicho yo eso. Lo que he dicho es que todos los científicos, ya sean físicos, químicos, médicos, palinólogos, arqueólogos, patólogos, etc. que han estudiado la Síndone en profundidad DICEN QUE ES AUTENTICA. Solo aquellos científicos con ideas preconcebidas y que no han profundizado en un estudio científico y serio de la Síndone dicen que es un fraude del siglo 13. Esta gente ignora que si la Síndone fuera la obra de un artista del siglo 13, entonces sería un milagro mucho mayor que si fuera auténtica, ¡y luego ellos dicen que no creen en los milagros!... me río de ellos.

 

6- El micro analista Walter McCrone no fue expulsado del STURP por decir que la Síndone era falsa, ya que ÉL NUNCA FUE MIEMBRO DEL EQUIPO STURP, por lo tanto, explícame como a alguien se le puede expulsar de un equipo sin ser miembro de él. Ese científico siempre dijo que la Síndone era una pintura del siglo 13, algo que es totalmente falso, pues la Síndone no es una pintura. El óxido de hierro en pequeñísimas cantidades que tiene el tejido de la Síndone no es de pintura, sino de la SANGRE que hay en la Síndone, ¿o no sabes que la sangre tiene hierro?

 

7- El Vaticano NUNCA ha dicho que la Síndone sea falsa, ni tampoco ha dicho jamás que sea auténtica, por la sencilla razón de que el Vaticano NO CREE EN LA AUTENTICIDAD DE LA SÍNDONE, por eso es que el cardenal Ballestero, representando al Vaticano, certificó Y ACEPTÓ la conclusión a la que llegaron esos tres laboratorios en el año 1988, sin embargo, miles de católicos humildes e inteligentes sí que creen que la Síndone del Mesías es auténtica, basta con que te cojas el buscador Google, y te des un paseo cibernético por páginas católicas que hablen de la Síndone. Si el Papa y su curia Vaticana creyeran realmente en la autenticidad de la Síndone ¿por qué nunca lo han dicho ni se han definido?, para ellos la Síndone es simplemente un ICONO QUE REPRESENTA A EL MESÍAS, ¡¡pero no la verdadera fotografía del Mesías, ni mucho menos la prueba científica de su muerte y resurrección!!

 

8- Dices que admitir las reliquias como auténticas es idolatría, ¡¡falso!!, eso que has dicho es una salvajada, ¿qué tiene que ver eso con la idolatría?, la idolatría es adorar de corazón a algo o a alguien que no sea el Dios Padre, pero VENERAR no es adorar. Yo puedo venerar a personas muy respetables y queridas, y no las estoy adorando como si fueran Dios.
Igual que muchos ignorantes y fanáticos "evangélicos" estás confundiendo "adorar" con "venerar". A los hombres y a ciertas cosas se les puede venerar, es decir, TRIBUTAR RESPETO Y PLEITESÍA, pero solo al Dios supremo, el Padre, se le puede ADORAR de forma absoluta, con toda la mente y de todo corazón, tal como nos enseñó el Mesías.
Los que creemos en la autenticidad de la Síndone VENERAMOS ese lienzo, es decir, lo tenemos en gran respeto y estima, de la misma forma que veneramos y tenemos en alto respecto a los santos de la Iglesia (como María, Pedro, Pablo, etc.) que ya están muertos, ¡pero no los adoramos como si fueran Dios!. Adorar de esa manera la Sábana del Mesías sí que sería una espantosa idolatría, ¡¡y esto yo aun no lo he visto en los buenos y sencillos católicos que creen en la autenticidad de la Síndone!!, repito, ellos VENERAN esta Reliquia auténtica, pero de ninguna manera la adoran.

 

9- Has dicho que "cuando se demuestre que la Síndone es falsa, el catolicismo quedará muy bien, porque nunca ha dicho que sea auténtica". ¡¡Pues te morirás esperando eso, querido JRRF, porque resulta que los científicos más prestigiosos del mundo que la han estudiado seriamente dicen que es AUTENTICA!!, lo que pasa es que tu ignoras esos estudios exhaustivos que estos científicos han hecho a la Síndone.
El papismo romano (me refiero a la jerarquía vaticana) ya ha quedado mal, porque al no admitir la autenticidad de la Síndone de forma oficial, significa que está rechazando todos los estudios científicos serios que sobre ella se han hecho, por lo tanto, LA APTITUD DEL VATICANO ES TOTALMENTE ANTICIENTÍFICA y repleta de hipócrita incredulidad.

 

10- ¿De donde has sacado eso de que yo busco pruebas tangibles para creer? Yo nunca he buscado pruebas tangibles para creer en el Evangelio, yo creí en el verdadero Evangelio por fe, SIN VER FÍSICAMENTE A EL MESÍAS, sin embargo, la Síndone es algo que CONFIRMA mi fe en el Evangelio, ¿sabes lo que significa la palabra "confirmar"?
Para creer en el Mesías no hace falta necesariamente conocer la Síndone, sin embargo, resulta que muchos agnósticos sí que han llegado a la fe por medio de la Síndone, lógico, ellos buscaban PRUEBAS científicas para creer en Dios, y la Síndone es la más grande de todas esas pruebas científicas que Dios nos ha dejado.

 

11- En el Nuevo Testamento se menciona claramente la Síndone o Sábana que se utilizó para envolver el cuerpo muerto del Mesías en el sepulcro (busca las citas bíblicas). Lo que NUNCA mencionaron los apóstoles es la IMAGEN del Mesías grabada en la Síndone, lo cual es completamente lógico y razonable, ya que si la hubieran mencionado en sus predicaciones, o en sus escritos y cartas, entonces los judíos fanáticos enemigos del Mesías la habrían buscado desesperadamente para destruirla, ya que ellos sentían repulsión hacia cualquier tipo de imagen, ¡¡y mucho más hacia la imagen de Aquel al cual tanto odiaban y condenaron a muerte!!. Por lo tanto, lo normal y lógico es que los apóstoles y primeros cristianos OCULTARAN este detalle, para impedir que la Síndone fuera destruida por esos fanáticos judíos enemigos del Mesías, y gracias a esa prudencia apostólica, la Síndone ha podido perdurar hasta nuestros días... pura lógica.

 

12- Dices que, por el peso del cuerpo, la imagen del Hombre grabado en la Síndone debería mostrar las señales de ese peso, por ejemplo, en la cabeza, espalda, glúteos y piernas.
Efectivamente, esas señales asombrosamente NO APARECEN EN LA IMAGEN DE LA SÍNDONE, es decir, ni los glúteos, ni la espalda, ni las piernas están aplanados por el peso del cuerpo, ¿por qué?, pues la explicación es de pura lógica: porque cuando esa imagen del Mesías se grabó en el lienzo de forma instantánea, ESE CUERPO ESTABA INGRÁVIDO, y por eso es que no se ven en el cuerpo esas señales del peso del cuerpo... ya sé que esta conclusión parece descabellada, pues los cuerpos muertos no levitan, ¡pero no puede haber otra explicación racional!. Claro, alguien, con pretensiones de "sabelotodo" podrá decir que el cuerpo del Hombre grabado en la Síndone estaba de pie, y por eso es que las señales del peso del cuerpo no aparecen en esas zonas mencionadas. Ahora bien, esa explicación se cae por su propio peso (nunca mejor dicho), porque BASTA CON MIRAR LOS PIES DE LA IMAGEN DEL MESÍAS GRABADA EN LA SÁBANA, PARA OBSERVAR QUE ÉL NO ESTABA DE PIE, sino recostado. Además de tener los pies destrozados por el clavo que le atravesó en el madero, están en una posición que hace totalmente imposible que el Hombre de la Síndone pudiera estar de pie. Te invito a que intentes mantenerte firme en esa posición, y ya no digamos con los pies taladrados por el clavo.

 

13- La claridad y resolución del cuerpo del Mesías grabado en la Sábana es tan asombrosa porque esa Sábana estaba doblada en el cuerpo de la forma que muestra la imagen que ya he publicado en este foro. La Síndone le cubría por delante y por detrás, formando una especie de "película" en la zona frontal y dorsal del cuerpo, de tal forma que al desmaterializarse el cuerpo en la resurrección, esa radiación dejó grabada la imagen del cuerpo en el lienzo-cliché, pero en forma de negativo.

 

14- Dices que la teoría de que la imagen se formó por una radiación emanada del cuerpo es "cuestión de fe". ¡Pues no señor!, no es cuestión de fe, sino cuestión CIENTÍFICA, pues esa es a la conclusión que llegaron los científicos del STURP cuando analizaron la Síndone en 1978, y esa conclusión sigue en pie, y ha sido confirmada una vez más por los físicos y químicos del STURP, a los cuales tu llamas "dementes que dicen disparates", es decir, que tu te crees mucho más inteligente que ellos, ¡¡pues demuestra que eres más inteligente que ellos, y dinos como se formó esa imagen del Mesías en la Síndone!!

 

15- Dices que la Síndone tiene que ser falsa, porque los cabellos y la barba del Hombre grabado en ella están sueltos y con ondulaciones, algo imposible, porque -según tu- habían estado envueltos en una mortaja. Este razonamiento tuyo es ilógico y absurdo. El cabello y la barba del Mesías aparece de esa forma porque no puede aparecer de otra. El sudario que estaba enrollado alrededor de la cabeza del Mesías, y que es mencionado por Juan (Jn.20:3-7), NO CUBRÍA TODA SU CABEZA Y ROSTRO EN EL SEPULCRO, sino que era una MENTONERA, es decir, pasaba por debajo de la barba, y se ataba encima de la cabeza, dejando el rostro visible. La función de dicho sudario era bien simple: mantener la boca del difunto cerrada al venir la rigidez cadavérica, tal como establecen las leyes judías del duelo. Este sudario o mentonera fue detectado perfectamente por los científicos del STURP, gracias a las fotografías tridimensionales del Hombre grabado en la Síndone.

 

16- Dices que el cuerpo del Hombre de la Síndone es desproporcionado y deformado. Esto es completamente falso, pues precisamente los médicos forenses que han estudiado la Síndone dicen que las proporciones físicas de dicho Hombre grabado en la Síndone son perfectas y proporcionadas. El cuerpo es esbelto, atlético y fuerte, y no el cuerpo de un anciano de 80 años, como alguien dijo absurdamente.
Según la Síndone, la altura del Mesías era de 1,83 m., pero tu dices que eran exageradas para un judío del siglo 1, ¿de donde has sacado la peregrina y gratuita idea de que los judíos del siglo 1 eran medio enanos? El único enano que menciona el Evangelio es el pequeño Zaqueo, el cual se tuvo que subir a un árbol para poder ver al Mesías Jesús  caminando entre la multitud.

 

17- En la Síndone, la imagen del Mesías aparece con las manos cruzadas, y encima del pubis, sin embargo, tu dices que esto demuestra que la Síndone es de la Edad Media, porque en esa época había un tremendo pudor sexual. Este argumento tuyo también es falso y ridículo, ya que el pudor sexual existía perfectamente entre los judíos del siglo 1, los cuales se guiaban por la ley de Moisés (la cual es muy estricta en este tema del pudor sexual). Incluso muchísimo más pudor sexual había entre los judíos del siglo 1, que entre los europeos del siglo 13, donde hasta el Vaticano del Papa era una vulgar casa de putas. Es sabido que la corrupción sexual entre el clero católico en esa época (y en esta también) era espantosa, especialmente en Roma.
Dices que los judíos no enterraban a sus muertos de la forma que aparece el Hombre de la Síndone, ¡¡demuéstralo!!.
Referente al por qué los brazos del Mesías podían aguantar encima del cuerpo de esa manera, pues muy sencillo: porque un trozo delgado de tela, a manera de cuerda, ATABA SUS MANOS, lo cual era la costumbre de los judíos del siglo 1, pues ellos ataban en el sepulcro las manos y los pies de sus difuntos. Lee Juan 11:44.

 

18- Respecto a la étnia del Hombre grabado en la Sábana, los estudiosos dicen que es del grupo semita-hebreo, y concretamente JUDÍO, ya que, por ejemplo, el hecho de tener coleta indica que es judío, pues esto era muy común entre los varones judíos del siglo 1. Desde luego, no es un romano, ni un europeo, ya que ellos no solían tener el cabello largo, ni barba, y para mayor inri, los ciudadanos romanos NUNCA eran condenados a morir por crucifixión, sin embargo, el hombre de la Síndone murió en ese tipo de suplicio.

 

19- Dices que el cuerpo del Mesías había sido lavado y limpiado. Dime donde dice eso la Biblia.
Lo que dice el Evangelio es que el cuerpo del Mesías fue bajado del madero por Nicodemo y José de Arimatea, después lo llevaron al sepulcro y lo envolvieron en la Sábana, todo de forma muy rápida, pues estaba a punto de entrar el día de reposo, donde no podían trabajar. Por lo tanto, eso de que el cuerpo del Mesías fue lavado es completamente falso, la Biblia no dice nada de eso, y además no había tiempo material para hacer tal menester. Lo que hicieron Nicodemo y José de Arimatea es sepultar a el Mesías de forma provisional y rápida, hasta que pasara el día de reposo, donde ya podrían acabar entonces el sepelio del Mesías, lavando el cuerpo y ungiéndolo con perfumes. Ellos simplemente le pusieron el sudario y lo envolvieron dentro de la Sábana, sin limpiar para nada el cuerpo repleto de heridas sangrantes.
Al cuerpo del Mesías tampoco se le aplicó mirra y áloe en el sepulcro, ya que esto es lo que llevaron las mujeres el domingo, DESPUÉS que el Mesías ya había resucitado, es decir, esas mujeres lo que iban precisamente es a limpiar el cuerpo y a ungirlo con perfumes, para acabar el sepelio inacabado, pero no pudieron hacerlo, porque el Mesías ya había resucitado y el cuerpo ya no estaba en el sepulcro. Por eso es que en la Síndone aparecen todas esas manchas, regueros y gotas de sangre intactas, y recalco eso de INTACTAS, porque resulta que todas esas manchas de sangre son milimétricamente PERFECTAS, y con sus contornos definidos perfectamente. Explícame tu, que te crees tan inteligente, como un cuerpo ensangrentado a causa de cientos de heridas pegadas al lienzo puede ser sacado de una sábana que le envuelve y dejar las manchas y gotas de sangre perfectas hasta el milímetro, ¡es imposible!, sin embargo, esto es completamente posible si ese cuerpo se ha DESMATERIALIZADO, tal como dice el Evangelio, y tal como descubrieron los científicos del STURP.

 

20- Dices que es imposible que las manchas de sangre se vean claramente en la Sábana. ¿Imposible?, dime por qué dices que es imposible. Un cuerpo ensangrentado envuelto en una sábana deja, como es lógico, sus manchas de sangre grabadas en el lienzo.

 

21- Respecto a lo que has dicho del micro analista Walter McCrone, eso es falso. Él nunca fue expulsado del STURP, porque nunca fue miembro del STURP. Él dijo que esas manchas de sangre no eran sangre, sino pintura.
Todos los científicos que han analizado la Síndone, especialmente los médicos forenses, los patólogos y los físicos, hace muchos años que descubrieron que esas manchas son realmente SANGRE, y concretamente sangre del tipo AB, un tipo de sangre muy raro en Europa, pero muy abundante entre ciertas étnias semíticas de Oriente Medio. La sangre, como todos saben, tiene hierro, de modo que es lógico que en la Síndone se encuentren ínfimas cantidades de óxido de hierro, y especialmente en las manchas de sangre grabadas en el lienzo.

 

22- Por supuesto que en la Biblia no hay ni una sola palabra donde se hable de esa imagen del Mesías grabada en la Sábana, y esto ya lo expliqué arriba, en el punto número 11. El Evangelio menciona la Síndone y el sudario, pero no la IMAGEN del Mesías grabada en ella, lo cual es lógico, ya que si los apóstoles la hubieran mencionado, los fanáticos religiosos judíos que odiaban a el Mesías, la habrían buscado como locos para destruirla. Los apóstoles no eran estúpidos, sino PRUDENTES COMO SERPIENTES (tal como les enseñó el Mesías), y por eso es que no dijeron ni una sola palabra de la imagen del Mesías grabada a fuego en el lienzo. Ellos simplemente conservaron esa Sábana y el sudario a buen recaudo, siendo preservadas ambas piezas de tela milagrosamente hasta nuestros días.

 

23- Dices que los LIENZOS mencionados por Juan (Jn.20:1-8) no tenían que ver nada con la Sábana o Sindón mencionada por los otros evangelistas. ¡¡Falso!! La Sindon o Sábana era los LIENZOS, es decir, se trataba de la misma pieza de tela. Por ejemplo, el evangelista Lucas primero mencionó la Sábana o Sindón (Lc.23:53), y después, en el capítulo siguiente, a esa misma Sábana la llamó LOS LIENZOS (Lc.24:12), lo cual demuestra de forma irrefutable que la Sindón y los lienzos eran la misma pieza de tela, pero llamada con dos palabras diferentes. El hecho de que la palabra esté en plural: "los LIENZOS", no tiene ningún problema, pues se estaba refiriendo a esa única pieza o lienzo. Utilizar el plural para un objeto singular es algo que hasta nosotros hacemos, por ejemplo, cuando decimos "las tijeras" o "los pantalones", haciendo referencia a UNA SOLA PIEZA.

 

24- Respecto a lo que has dicho de Lázaro, eso también es falso. Observa. El Evangelio dice que Lázaro salió del sepulcro atado de MANOS Y PIES, y con un sudario enrollado en su rostro (Jn.11:44). Lázaro no salió con ninguna sábana puesta, por la sencilla razón de que estaba sepultado VESTIDO, al tratarse de una sepultura completa y definitiva. Los que eran envueltos en sábanas eran aquellos judíos que morían de forma violenta, tal como dice el Código de la Ley Judía sobre el sepelio. El resto de judíos eran enterrados vestidos con sus ropas.
Lázaro tampoco salió del sepulcro envuelto en vendas, como si fuera una momia egipcia, ya que los judíos JAMÁS enterraban a sus muertos envueltos en vendas, sino que salió con las manos y pies atados (Jn.11:44), como era costumbre entre los judíos. Y respecto al sudario que Lázaro tenía alrededor de su cabeza, ya dije que se trataba de una MENTONERA MORTUORIA, la cual era enrollada en la cabeza, dejando el rostro visible, con el fin de sujetar la boca del difunto, impidiendo que esta se abriera, tal como establece el Código de la Ley judía sobre el duelo. Otro sudario alrededor de la cabeza es el que pusieron al Mesías, y que los científicos del STURP detectaron en la Síndone.

 

25- Dices que los evangelistas no eran judíos. ¿De donde has sacado esa ridícula y falsa idea?, documéntanos y demuestra esa afirmación.

 

26- Dices que el sudario "CUBRIÓ la cabeza de Jesús ". ¡¡Falso!!, eso nunca lo dice el Evangelio. Lo que dice la Biblia es que un sudario fue enrollado alrededor de su cabeza. Ya expliqué que la función de estos sudarios o pañuelos era SUJETAR LA BOCA DEL DIFUNTO al venir la rigidez cadavérica, tal como establece el Código de la Ley Judía sobre el sepelio. En el sepulcro el Mesías no tenía el rostro tapado por el sudario, ya que si lo hubiera tenido tapado, entonces su rostro no se vería en la Síndone.

27- Obviamente los apóstoles no creían en absoluto que el Mesías iba a resucitar. Por eso es que cuando las mujeres fueron corriendo a darles la noticia de que el Mesías había resucitado, ellos no las creyeron, sino que las tomaron por locas. Por eso es que el Mesías se tuvo que aparecer a ellos, para que se convencieran y creyeran en su resurrección, y además les dio un amoroso rapapolvo a causa de la incredulidad de ellos, al no creer a las mujeres.

 

28- No entiendes el significado trascendental que tiene la Síndone del Mesías. Si esta es auténtica (y lo es) entonces significa que el Evangelio mencionado en la Biblia es verdad, y que a todos se nos ofrece la oportunidad de tener la vida eterna por medio de la fe en el Mesías.
Que el Hombre grabado en la Síndone es el Mesías, es de pura lógica, ya que tiene exactamente las mismas heridas que le infligieron a el Mesías, por ejemplo, las heridas en el cráneo, producidas por una corona de espinas, lo cual indica que ese Hombre debió decir que era rey, y por eso los romanos, en son de burla, le colocaron cruelmente una corona de espinas, y la herida en el costado derecho, de la cual manó suero y sangre, y que se la propinaron después de muerto (tal como dicen los médicos forenses), exactamente lo mismo que le hicieron a el Mesías. Y si quieres más, te puedo mencionar el leptón romano detectado en uno de sus ojos, y que mandó acuñar Poncio Pilato. En fin, es prácticamente IMPOSIBLE que el Hombre grabado en la Síndone sea algún otro.

 

29- Sobre la negatividad y tridimensionalidad de la imagen del Mesías grabada en la Síndone, hablo extensamente en mi estudio publicado en mi Comunidad, léelo.

 

30- La imagen grabada en el lienzo es un perfecto negativo fotográfico, sin embargo, la sangre es roja, obvio, la sangre es roja, ¿o no? Esa sangre se grabó en el lienzo cuando el cuerpo del Mesías fue envuelto en él, es decir, se grabó en el lienzo ANTES de que se formara la imagen del cuerpo en negativo. Por eso es que la sangre no está en negativo, sino en positivo.

 

31- Respecto a la supuesta barba blanca del Mesías en la Síndone, ya hablé de esto en tu foro, y se lo expliqué a Cronopio y a otros foristas. Verás, es bien simple: el rostro del Mesías, el cabello y la barba estaba repletos de manchas, regueros y gotas de sangre que manaron de las terribles heridas producidas en el cráneo por la corona o casquete de espinas. Como esa sangre es roja y oscura a simple vista, entonces, cuando vemos el positivo de la Síndone, las manchas de sangre salen claras, al invertirse el claro-oscuro, dando la impresión que la barba es blanca, y que el Mesías era un anciano, lo cual es falso, ya que los médicos y patólogos dicen claramente que ese Hombre tiene entre 30 y 40 años, vamos, que no era un anciano de 80 años, como alguien ha dicho; ¿es que tu ves que ese cuerpo imponente y atlético sea el de un anciano de 80 años, como dijo aquel?, seamos serios, y utilicemos un poco el cerebro, lo cual parece que muchos carecen de él.

 

32- Referente a lo del "argumento del relojero", este no es el tema que estamos tratando en este epígrafe, ya que aquí solo estoy hablando de la Síndone del Mesías.
Solamente quiero decirte que este "argumento del relojero" (como tu lo llamas) es completamente aceptable y racional, ya que un reloj, o cualquier otra máquina creada por el hombre, indica que alguien lo ha diseñado y creado, lo cual es de cajón. Por lo tanto, el Universo, que es muchísimo más perfecto y complejo que un reloj, nos habla de un Diseñador y Creador supremo, y aunque este simple razonamiento natural no nos puede decir quien ese Creador supremo, ni como es Él, al menos da el primer paso para poder conocerlo, ya que antes de conocer a Dios, hemos de saber que existe.
Por lo tanto, decir, como tu dices, que ese "argumento del relojero" está desacreditado, y que desacredita al que lo esgrime, es de locos, ya que la mayor locura y estupidez es afirmar que no existe ningún Creador supremo, sino que el Universo vino a existir por pura casualidad. Esto es igual de estúpido, demencial e irracional que decir que el reloj que tengo en mi muñeca no lo creó nadie, sino que vino a existir por pura casualidad... en fin, como dice el Salmo: "Dice el NECIO en su corazón: no hay Dios".

33- Respecto a la NEGATIVIDAD de la imagen del Mesías grabada en la Síndone.
Vamos a ver, JRRF, en anterior respuesta mía ya te expliqué esto. Si la Síndone fuera la obra de un artista del siglo 13, como tu pretendes hacernos creer, ¿entonces por qué la hizo en NEGATIVO, y no en positivo, como hubiera sido lógico?
Absolutamente ningún artista del siglo 13 pintaba imágenes del Mesías en NEGATIVO, ya que ellos pintaban para que los que veían su obra artística la entendieran. El hacer una pintura del Mesías en negativo NO TIENE ABSOLUTAMENTE NINGUNA LÓGICA, y no solo eso, ese supuesto "artista" del siglo 13 tendría que haber hecho esa imagen del Mesías SIN PINTURAS, SIN TINTES, SIN PINCELES Y SIN CONTACTO DIRECTO ENTRE EL CUERPO MUERTO Y EL LIENZO, ya que en la Síndone no hay ni rastro de pintura, no hay direccionalidad, es decir, no se ve rastro de pinceladas, en definitiva, es absolutamente IMPOSIBLE que la Síndone sea del siglo 13, ya que en el siglo 13 no existía ningún tipo de tecnología humana para realizar semejante prodigio... si hoy, en el siglo 21, es totalmente imposible hacer una réplica de la Síndone, ¿como podría hacerse en el siglo 13?, tu que te crees tan inteligente, explícanos este gran misterio que ningún científico ha podido descifrar, y dinos a todos los foristas como se hizo la imagen del Hombre grabado en la Síndone.

 

34- Para terminar, de ninguna manera pretendo ofenderte cuando te llamo "el ateo JRRF", simplemente estoy diciendo la verdad, que eres un ateo, de la misma manera que yo soy un cristiano, y no me ofendo porque me llames cristiano, al contrario, para mí es un gran honor seguir a Aquel que dio su vida por mi y resucitó al tercer día para salvarme.
Como ya te dije también en el pasado, además digo que eres un ANTIMESÍAS, ya que niegas que Jesús  es el Mesías, el Mesías (1Jn.2:22), y al llamarte "antiMesías", de ninguna manera lo digo para insultarte, sino para dejar claro a todos lo que eres, ya que niegas rotundamente que Jesús  es el Mesías (de lo cual ya debatiré extensamente contigo en otros momentos, cuando este tema de la Síndone lo considere agotado).
Insultos groseros y personales son los que tu has hecho hacia mi persona, al llamarme, por ejemplo, "esquizofrénico", lo cual no te lo tomo en cuenta, porque pienso que las personas como tu sois dignas de mucha lástima, al saber, por medio del Evangelio, del destino horroroso que os depara el futuro si no cambiáis esa forma de pensar.

 

Capítulo 5

La sepultura al modo judío

 

Por los Dres. Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas

(Tomado de su libro "Dictamen sobre la Sábana del Mesías", editado por PLANETA)

 

El primer punto de comparación es el lienzo mismo. Los Evangelios dicen que Jesús  fue sepultado envuelto en un lienzo; y la Sábana de Turín resulta ser un lienzo fúnebre del cual aseguran los expertos que un día envolvió un cadáver. La imagen sindónica nos presenta a un hombre tendido boca arriba, con los pies bien juntos. Sus codos sobresalen de los lados, y sus manos están cruzadas sobre la región pélvica. Podemos comprobar que el lienzo estaba extendido longitudinalmente de pies a cabeza en la parte frontal y de la cabeza a los pies en la dorsal.

¿Se compagina este estilo de sepultura con la información del Nuevo Testamento? Lo cierto es que se compagina por lo menos con las costumbres judías, según lo que sabemos de fuentes extrabíblicas. Las recientes excavaciones en el recinto de la comunidad de Qumran nos revelan que los Esenios enterraban a sus muertos del modo representado en la Síndone. Se han encontrado allí varios esqueletos en posición supina, cara arriba, codos doblados hacia afuera y cubriendo sus manos la región pélvica.1 Los codos doblados y salientes descartan en absoluto el tipo egipcio de sepultura por momificación.

Es muy instructivo también el Código de la ley judía, donde se discuten las costumbres de sepultura en la sección "Leyes del duelo". Una de sus prescripciones es que una persona ejecutada por el Gobierno debe ser enterrada en una sola sabana.2 Otra coincidencia más con la Sábana Santa.

Si bien las descripciones que hallamos en el Nuevo Testamento sobre modalidades de sepultura típicamente judía en el siglo I no son muy detalladas, sin embargo descubrimos en ellas ciertas líneas generales. Se solía lavar el cadáver (Hechos, IX, 37) y atar las manos y los pies (Jn. XI, 44). Se le ponía un pañuelo de tela (en griego, sudarion) "alrededor" del rostro (Jn. XI, 44 y XX, 7). Después se envolvía el cuerpo en lienzos limpios, frecuentemente salpicado de especias (Jn. XIX, 39-40), y luego se le depositaba en una tumba. El Código de la ley judía añade que generalmente se le afeitaban completamente la cabeza y la barba y que se le cortaban las uñas de las manos antes del entierro.3

 

1. Edmund Wilson, The Scrolls from the Dead Sea, Londres, Fontana, 1955, pp. 50-51.

2. Code of Jewish Law, "Laws of Mourning", cap. 364, trad. Rabbi Revkir.

 

Sin embargo los Evangelios nos informan que la sepultura de Jesús  fue incompleta. Como estaba a punto de comenzar el Sábado, el cuerpo de Jesús  fue depuesto de la cruz y depositado en la tumba más bien precipitadamente. Ésta es la razón por la que las mujeres volvieron a la tumba el domingo por la mañana. Llevaban preparados aromas y ungüentos para el cuerpo de Jesús , camino de su tumba, naturalmente. Está claro que ni se esperaban ni se imaginaban que Jesús  hubiera resucitado (Lc. XXIV, 3-4; Jn. XX, 12-15). Su objetivo era completar la unción del cuerpo de Jesús  con las especias preparadas al efecto (Lc. XXIV, 1; Mr. XVI, 1). Lo que les preocupaba era quién les ayudaría a mover la piedra de la entrada a la tumba, para poder así terminar la tarea empezada antes del sábado (Mr. XVI, 3).

No dicen los Evangelios en qué punto había quedado interrumpido entonces su trabajo. Lo que sí dicen es que Jesús  fue envuelto en un lienzo con aromas y con un pañuelo a la usanza judía (Jn. XIX, 40); pero no hay mención de lavado alguno del cuerpo. Hasta cierto punto por lo menos, la unción con aromas había sido incompleta, puesto que si las mujeres volvían a la tumba era precisamente para completar el ritual: que parte de él había sido omitido, si acaso, la Escritura no nos lo dice.

Si bien el hombre de la Sábana tiene todos los visos de ser judío, parece sin embargo también que no fue sepultado según el completo ritual de la sepultura judía; fue, es verdad, depositado como lo eran los judíos en el lienzo fúnebre prescrito, pero su cuerpo no fue lavado. Efectivamente, hay manchas que parecen de sangre claramente visibles en la imagen sindónica; y, por otra parte, no se le corto el cabello. Pero a pesar de que su sepultura tiene apariencias de haber sido apresurada, la Sábana en que fue envuelto aquel hombre es de excelente lino. De todas maneras, envolver un cadáver en un lienzo está en pleno acuerdo con la costumbre judía del siglo I.

 

3. Ver Code of Jewish Law, ibid. Véase también Giulio Ricci, "Historical, Medical, and Physical Study of the Holy Shroud", en Stevenson, p. 60.

 

 

La envoltura

 

No es fácil deducir de los Evangelios el modo exacto como envolvieron en el Lienzo el cuerpo de Jesús , puesto que los cuatro evangelistas usan diferentes palabras griegas para describir el procedimiento. Marcos (XV, 46) dice que Jesús  fue envuelto en el lienzo (enéilesen). Mateo (XXVII, 59) y Lucas (XXIII, 53) describen cómo el cuerpo fue envuelto, enrollado, enfundado (enetylixen) en el lienzo. Juan (XIX, 40) dice que Jesús  fue envuelto, sujetado, atado, contenido (édesan) en el lienzo. Esas palabras griegas son semejantes, casi sinónimas, pero no nos indican claramente el modo de sepultura utilizado.4

Mc Dowell y otros creyeron encontrar un problema en las palabras de Juan que describen algo así como la "atadura" del cuerpo y sugieren que el cuerpo de Jesús  fue envuelto muy apretado, como las momias egipcias, procedimiento éste que no habría dado lugar a la formación de una imagen como la que quedó en la Sábana. Pero esa sugestión de semejanza al estilo egipcio se basa en variantes del texto de Juan. Hay algún manuscrito tardío que en ese pasaje usa un verbo que nos recuerda el estilo ceñido de apretar el cuerpo con los lienzos de envoltura. Pero la palabra aceptada en los textos es édesan, es decir, "envolver", "enrollar", "doblar", que es perfectamente compatible con las palabras usadas por los Sinópticos. En cambio la idea de que el cuerpo de Jesús  fuera atado o apretado fuertemente como se hacía con la momia es incompatible con la descripción que el mismo evangelista Juan nos ha dejado sobre el modo como Lázaro salió de la tumba cuando Jesús  lo resucitó de entre los muertos (Jn. XI, 44). Lázaro que había sido enterrado según la usanza judía, fue capaz de salir del sepulcro por su propia fuerza, a pesar de que se lo estorbara su mortaja, hasta el punto que tuvo que ser "desatado". Le habían atado los pies y las manos según la costumbre, pero mantenía suficientemente holgado el cuerpo.

En otras palabras, el tipo de envoltura sugerido por la Síndone es compatible con la técnica judía de sepultura. Particularmente, los métodos de sepultura descubiertos en el cementerio Esenio y los descritos en el Código de la ley judía dan la razón a la Sábana Santa. Tanto esas fuentes como la narración de Lázaro nos convencen que el tipo de envoltura exigido por la Sábana Santa estaba en vigor por lo menos en los tiempos de Jesús , y hasta habría podido ser el más corriente por aquel entonces. Sea como fuere, lo que no se puede sostener es que a Jesús  hubieron de enterrarle al estilo de la momia egipcia.

 

4. Para comparación de estas diversas palabras, ver William F, Arndt y F. Wilbur Gingrich, A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature, Chicago, University of Chicago Press, 1979, pp. 177, 264, 270. Cf. John A. T. Robinson, "The Shroud of Turin and the Grave-Clothes of the Gospels", en Stevenson, p. 24.

5. Josh McDowell y Don Stewart, Answers to Tough Questions Skeptics Ask About the Christian Faith, San Bernardino, California, Here's Life, 1980, pp. 165-166.

 

Los lienzos fúnebres

 

Hay otro punto aún, referente a la diferencia de las palabras usadas por los evangelistas para describir los lienzos empleados en la sepultura de Jesús .7 Los Sinópticos dicen que fue envuelto en una sindon, palabra griega que denota un tejido de lino que podría haber tenido varios usos, incluyendo el de una sepultura. Por otra parte, Juan dice que Jesús  fue envuelto en othonia, plural de una palabra griega de significado incierto. Othonia ha sido traducido a veces como "tiras de lienzo" o "vendas", acepción ésta que resulta incompatible con una tela de casi cinco metros de largura que cubre todo el cuerpo de los pies a la cabeza, y de la cabeza a los pies. La palabra othonia parece abarcar todos los lienzos sepulcrales asociados con la sepultura de Jesús : la gran sindon la Sábana o Síndone), al igual que los linos más pequeños que se hubieran utilizado para sujetar la mandíbula, las manos, los pies. De esta interpretación de othonia se ve corroborada por el uso que Lucas hace de la palabra: dice, efectivamente, Lucas 23:53 que Jesús  fue envuelto en una sindon, pero más tarde (24:12) nos narra que Pedro vio los othonia tendidos en la tumba después de la resurrección de Jesús . Es decir: Lucas usa othonia como el plural de todos los lienzos sepulcrales, incluyendo la sindon.

Además, como hemos visto antes, las costumbres judías en sus ritos fúnebres están bien lejos de apoyar la idea de que los othonia de Juan se refieren a los vendajes de una momia. Los judíos no fajaban a sus muertos como momias, sino que los depositaban en lienzos, como lo indican el evangelio de Juan, los ritos sepulcrales de los esenios y el código de la ley judía.

 

6. Edward A. Wünschel "The Shroud of Turin and the Burial of Christ", Catholic Biblical Quarterly 7, 1945, y 8, 1946.

7. Para una competente discusión del tema, véase John A. T. Robinson, en Stevenson, pp. 23-30.

El mismo Juan insiste en que, en el caso de Jesús , se siguió la costumbre judía (Jn. XIX, 40).

 

Así pues, hay suficiente documentación escriturística de que Jesús  fue depositado en la tumba envuelto en un gran lienzo de mortaja.

Por tanto, los Evangelios se refieren a los lienzos sepulcrales a veces en singular y a veces en plural: cuando hablan de un solo lienzo es que se refieren a la Sábana Santa. Pero como Lucas (o tal vez una tradición más antigua) no tiene inconveniente en usar el plural (XXIV, 12) para designar algo a lo que antes se refirió en singular (XXIII, 53), el término "lienzos" puede todavía referirse a una sola pieza del material empleado. Por otra parte, cuando se trate de designar algo más que una sola pieza, la palabra "lienzos" muy probablemente significa el conjunto de Sábana más tiras o paños alrededor de la cabeza o sujetando muñecas y pies , como sugerido en Juan XI, 44 (a comparar con Juan XIX, 40). Apuntemos como detalle interesante que precisamente en las zonas mencionadas parecen distinguirse tiras de lienzo en la Síndone de Turín. De todas maneras, es perfectamente razonable la conclusión de que los Evangelios se refieren por lo menos a una gran Sábana de lino.

Otra aparente dificultad parece surgir de la narración sobre los lienzos fúnebres que los discípulos vieron en la tumba en la mañana de Pascua, y que nos han sido descrito tanto por Juan cómo por Lucas. Lucas dice que Pedro entró en el sepulcro vio los othonia, ese término genérico que incluye todos los lienzos fúnebres, incluyendo Sábana y posibles tiras para las extremidades. En cambio Juan nos ha dejado una definición detallada de lo que tanto él mismo como Pedro vieron, introduciendo con ello una palabra más en la lista de lienzos. Al entrar en la tumba vieron los othonia depositados o yacientes y el sudario enrollado por su cuenta. Pero Juan añade todavía el detalle de que el sudario había estado "alrededor de la cabeza" de Jesús .

 

Sudarium significa "servilleta" o "lienzo para el sudor". Es decir, se trata de una pieza de tela de pequeñas proporciones. Si hubiese sido colocado sobre el rostro de Jesús  no habría aparecido imagen alguna de ese rostro en la Síndone. Y como la Síndone de Turín presenta la imagen de un rostro, la referencia al sudarion parecería impugnar la autenticidad de la Síndone. Y hasta creyeron algunos cristianos que ese pasaje del Evangelio era incompatible con el texto de la Escritura.

Sin embargo, un buen número de escrituristas saben que el sudarion no era en absoluto una tela colocada sobre el rostro de Jesús . La Mishnah da instrucciones a los judíos para sujetar la mandíbula del cuerpo muerto (Shabbath XXIII, 5). El Código de la ley judía prescribe la práctica de atar la mandíbula.8 El pañuelo de Lázaro estaba enrollado "alrededor" de su rostro (en griego, 'perideo'), posición esta, por cierto, que concuerda mejor con la costumbre de mantenerle la boca cerrada al muerto atándole la mandíbula. Y añadamos que la observación que hace Juan sobre el pañuelo, que se encontró "enrollado"(en griego, entylisso) en la tumba vacía, corresponde exactamente al pañolón que se empleaba para sujetar la mandíbula.9

El escriturista británico John A. T. Robinson, especialista en el Nuevo Testamento, nos ofrece la más aceptable explicación sobre el sudarion. Dice que probablemente se trataba de una especie de barboquejo, o sea, un lienzo enrollado a modo de vendaje o tira larga, que se colocaba bajo el mentón, se extendía a ambos lados del rostro y se anudaba sobre el vértice de la cabeza, siendo su función la de mantener la mandíbula apretada cerrando la boca, antes de que sobreviniera la rigidez cadavérica. Notemos finalmente que el Nuevo Testamento, bien lejos de decir que el pañuelo estuviera colocado sobre el rostro, cubriéndolo por lo tanto, al emplear, en cambio, expresiones tales como "enrollado" y "alrededor de la cabeza" (Jn. XX, 7; comparar con XI, 44), nos describe una posición que concuerda con la de la imagen de la Sábana.

Esas tiras de tela a modo de barboquejos o "mentonnières" siguen usándose todavía para la misma finalidad -y es de suponer que lo mismo habrá sucedido en el siglo I- en tierras de Palestina. Por su parte, la imagen tridimensional recabada de la del rostro en la Sábana Santa, acusa la presencia de un pañuelo sujetando la mandíbula. Efectivamente, la cabellera del hombre de la Síndone aparece como separada de las mejillas, el cabello a la izquierda del rostro parece como sobresalir tras salvar el borde de un objeto: probablemente el pañuelo que sujetaba el mentón.10

 

8. Code of Jewish Law, "Laws of Mourning" caes. 351-352.

9. Arndt y Gingrich, pp. 270, 646.

 

Pero ¿por qué hará hincapié sobre este detalle del sudarion el Evangelio de san Juan? Efectivamente, el evangelista parece concederle gran importancia; y así, mientras describe el lienzo funeral tendido y yaciente, dice que el sudarion en cambio estaba enrollado en su lugar, para añadir luego que esté descubrimiento le indujo a creer.

No parece tan fácil deducir del texto griego exactamente qué particularidades había en la posición de los lienzos como para inducir a la fe (Jn. XX, 9), pero Robinson ofrece una explicación plausible de lo que allí se describe. Nos dice que al entrar los discípulos en la tumba vieron que la Sábana -y demás lienzos- yacían allanados, pero que el sudario permanecía, por lo visto retorcido y conservando su forma oval, tal como había sido anudado fuertemente alrededor de la cabeza de Jesús  para mantener cerrada su mandíbula. Había algo en esta escena que convenció a Juan de que los ladrones de tumbas no hubieran podido robar el cuerpo, como María Magdalena lo había anunciado al hallar que la piedra de entrada había sido corrida. Hasta aquel momento, según el Evangelio mismo lo explica, los discípulos no habían comprendido que Jesús  iba a resucitar de entre los muertos, pero ahora, al ver los lienzos sepulcrales, Juan creyó.

 

EL CUERPO SIN LAVAR

 

En la correlación Síndone-Nuevo Testamento hay otro interesante detalle al que ya nos hemos referido muy de paso: el cuerpo de Jesús  no lo lavaron. Y si la Sábana Santa nos presenta, sin duda alguna, un cuerpo sin lavar, tendremos que ver si el Evangelio dice algo con respecto a un hecho tan crucial como éste, porque ciertamente los judíos lavaban los cuerpos de sus muertos antes de la sepultura, como es corriente entre la mayor parte de los pueblos de cualquier cultura que sean. Con todo, los evangelios no dicen específicamente que el cuerpo de Jesús  se lavó: y buenas razones hay para pensar que efectivamente no fue lavado.

 

10. John Jackson, et al., "The Three-Dimensional Image on Jesus' Burial Cloth", en Stevenson, p. 91.

 

Los Evangelios dicen que con la llegada del Sábado quedaban descartadas algunas de las actividades pertenecientes a la sepultura de Jesús  (Lc. XXIII, 54-56). La Mishnah permite que se unja y se lave un cadáver en sábado, pero solamente si no había que mover ni una sola porción del cuerpo (Shab. XXIII, 3). En otras palabras, se habría podido lavar el cuerpo pero no se habría podido envolverlo en una sábana y transportarlo a la tumba; y por lo tanto, si no se podía completar todo el ritual fúnebre antes que comenzara el sábado, existía en consecuencia una razón suficiente para dejar el cuerpo sin lavar. No hay que olvidar que las mujeres volvían al sepulcro para ungir el cuerpo con los aromas que habían preparado (Lc. XXIV, 1; Mr. XVI, 1) y esa operación incluía entre sus finalidades la de limpiarlo también. Puesto que los Evangelios no han reseñado ninguna operación de lavado del cadáver, podemos deducir que este acto no se había producido, sino que se había dejado al cuidado de las mujeres para cuando terminara el sábado.11

De nuevo viene en nuestra ayuda el Código de la ley judía. Relata esta ley que, si bien el lavado y el corte del pelo y de las uñas era el procedimiento corriente en la práctica sepulcral judía, estas operaciones no se solían ejecutar en el caso de una persona ajusticiada por el Gobierno o por el Estado, ni en el de personas que hubieran muerto de muerte violenta.12 Y como estas dos excepciones se aplicaban al caso de Jesús , el lavado de su cuerpo habría quedado en entredicho bajo estos dos cargos.

Hay otros indicios más de que el cuerpo de Jesús  no fue lavado, y es la información que Juan nos da al narrar que el cuerpo de Jesús  fue envuelto con una gran cantidad de aromas antes de la sepultura (XIX, 39-40). Puesto que las mujeres tenían que volver al sepulcro el domingo para ungir el cuerpo con aromas ¿cuál sería la diferencia entre la primera unción y la segunda?

La explicación más convincente es que habían acumulado tan gran cantidad de aromas alrededor del cuerpo de Jesús  antes de su sepultura, precisamente porque el cuerpo no había sido lavado. Esta gran cantidad de sustancias aromáticas,presumiblemente secas, habrían sido destinadas a servir de desinfectantes y retardadoras de la descomposición hasta cuando las mujeres pudieran ungir cuidadosamente el cuerpo, una vez pasado el descanso sabático. En cambio, aquellas especias que las mujeres llevaban consigo en la mañana de Pascua serían las que habrían sido utilizadas durante o después del lavado del cuerpo. Pero lo que al fin sucedió fue que aquella curación o tratamiento provisorio con especias antes de la sepultura resultó ser la única unción que recibió el cuerpo de Jesús . Añadamos aún que el Nuevo Testamento no determina exactamente cómo se distribuyeron los aromas, pero ciertamente no hay contradicción alguna entre la Sábana Santa y los Evangelios: y no sólo en este punto, sino en ningún otro.

 

11. Robinson, en Stevenson, p. 25.

12. Code of Jewish Law, oLaws of Mourning", cap. 364.

 

Demos rápidamente una última ojeada a otro punto. Los Evangelios relatan que a Jesús  le clavaron las manos (Lc. XXIV, 39; Jn. XX, 20 y 25-27) mientras que al hombre de la Sábana le atravesaron las muñecas. Pero tampoco en esto hay discrepancia, al menos por dos razones. Primera: la palabra griega por "mano" puede referirse también a la muñeca, incluyendo a ambas bajo la misma voz. Segunda: al hombre de la Sábana le clavaron por la base. de la palma, una región que anatómicamente puede ser designada como "palma" y como "mano". Aun sin referencia a la Síndone, los expertos hace ya tiempo que han sostenido que a las víctimas de la crucifixión (incluyendo a Jesús ) se las clavaba por encima de la muñeca, ya que las palmas normalmente no habrían aguantado el peso de un cuerpo humano.

 

CONCLUSIÓN

 

¿Qué podemos deducir de esta comparación de la Síndone con los textos del Nuevo Testamento? La primera conclusión es de carácter histórico: la sepultura que recibió el Hombre de la Síndone está en perfecto acuerdo con costumbres judías del silo I en materia de sepultura, tal como se nos presentan en el Nuevo Testamento, en el Código de la ley judía y en los hallazgos arqueológicos de los Esenios.

Todas esas fuentes indican que los judíos no enterraban a sus muertos atados como momias sino que los depositaban en la tumba envueltos en un lienzo. Y fue ase como el hombre de la Síndone fue enterrado. Ésta es, con todo, una conclusión general, y no estamos en condiciones de sostener de una manera absoluta que el estilo de sepultura acordada al hombre de la Síndone fuera la costumbre universal en la Palestina del siglo I. Pero lo que este estudio propugna es que una sepultura por envolvimiento en un lienzo era el procedimiento presumible. La Mishnah, el Código de la ley judía, la usanza de enterramiento de los Esenios, y especialmente los textos del Nuevo Testamento, tales como Jn. XI, 44 y XX, 7 nos muestran que el rito fúnebre utilizado para el hombre sindónico era, por lo menos, una opción disponible para los judíos de aquella época.

En segundo lugar, podemos ya llegar a la conclusión de que la sepultura del hombre la Síndone se asemeja extraordinariamente a la sepultura dispensada a cierto judío del siglo I, cuyos detalles rituales son los que mejor conocemos: Jesucristo.

No se pudieron completar, en su caso, algunas de las prescripciones rituales de la ley judía, y luego acontecimientos posteriores impidieron subsanarlas después de su sepultura. En una palabra: así como sucedió probablemente en el caso de Jesús , tampoco fue lavado el cuerpo del hombre de la Síndone.

La tercera conclusión a que nos lleva este estudio tiene gran relevancia con respecto a la cuestión de si el hombre de la Sábana es o no Jesucristo. No hay nada en el Nuevo

Testamento que descarte la posibilidad de que ese hombre sea Jesucristo. Queda, pues, en pie la posibilidad de que lo sea, ya que, si el Nuevo Testamento nos revela normas del sepelio judío en el siglo I, no nos describe en detalle el exacto procedimiento seguido en el entierro de Jesús . Un estudio exegético no basta en nuestro caso para demostrar la identidad Jesús  = Hombre de la Síndone, pero tampoco podría deducirla si la imagen sindónica discordara sustancialmente de la versión que el Nuevo Testamento nos ofrece con respecto al modo como Jesús  fue crucificado y sepultado. La Síndone supera esta prueba. El hombre de la Sábana fue crucificado de la manera como crucificaron a Jesús , y el más exacto estudio de los textos no presenta incompatibilidad alguna entre la sepultura del hombre sindónico y la de Jesús .

Todavía una observación que merece la pena. A ningún falsificador medieval se le habría ocurrido pintar algo parecido a la Sábana de Turín, si se hubiera propuesto, como es de presumir, acomodar su arte a las descripciones del Evangelio sobre el sepelio de Jesús . Probablemente habría pintado un velo facial utilizando el significado más natural de la ambigua palabra de sudarion empleada por Juan en XX, 7. Igualmente, habría podido pintar un cuerpo bien lavado, ya que habría tenido en cuenta que el libro de los Hechos (IX, 37) reseña que los cristianos lavaron el cuerpo de Tabita antes de proceder a su sepultura. A lo mejor se le habría ocurrido pintar una momia bien fajada. El obispo John A. T. Robinson declara que su natural propensión al escepticismo sobre la Sábana Santa recibió un duro golpe precisamente porque "no era tan fácil armonizarla con la versión que el Nuevo Testamento ofrecía con respecto a los lienzos fúnebres".13

Sin embargo, la cuestión de la autenticidad de la Sábana Santa debe ser definitivamente zanjada por procedimientos diferentes, como lo son los científicos. No hay duda de que la Síndone es compatible con los textos neotestamentarios y resulta favorecida por las costumbres y los escritos judíos. Si ahora también el escrutinio científico le resulta favorable, estaremos confrontados con un fuerte argumento en favor de su autenticidad.

 

13. Robinson, en Stevenson, p. 23.

Dres. Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas

 

Capítulo 6

 

LA TEORÍA DE QUE LA IMAGEN DE LA SÍNDONE ES UNA PINTURA

Por los Dres. Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas

(Tomado de su libro "Dictamen sobre la Sábana del Mesías", editado por PLANETA)

 

Durante siglos se había pensado, al menos por algunos, que aquella imagen de un hombre muerto, impresa sobre el Lienzo de Turín, fuera una pintura realizada por algún avispado artista del siglo xiv. Fue ésa precisamente la acusación lanzada por Pierre d'Arcis en 1389 y repetida por algunos intelectuales católicos en el siglo XIX, y aun a principios del xx. La teoría de la pintura se fue tornando cada vez menos sostenible a medida que los científicos iban descubriendo más propiedades en la imagen; y fue nuestro equipo científico quien finalmente se propuso dejar asentado de una vez para siempre si aquella hipótesis de la pintura conservaba todavía alguna validez. Lo consiguieron. El equipo STURP alcanzó en este punto una de sus conclusiones más definitivas. Y ésta fue que, sin lugar a duda alguna, la imagen no estaba constituida por ningún material extraño que se le hubiera aplicado al lienzo. El cúmulo de pruebas ópticas y microscópicas dio decididamente el golpe de gracia a la teoría de la pintura. La más importante de esas pruebas aplicadas a la teoría pictórica fue la observación directa por microscopio. Entre las otras figuraban también la de la fluorescencia radioscópica, que iba midiendo la composición de los elementos presentes en la Sábana, y la de radiografía, que observaba las variaciones de densidad. Otras pruebas, destinadas a detectar la presencia de sustancias extrañas en el lienzo, fueron las de la espectrofotometría, las de fluorescencia fotoeléctrica* y fotográfica, más la observación directa de la Síndone con luz visible. La observación directa bajo microscopio no detectó indicio alguno de pintura: no había partículas pigmentarias bajo un aumento de 50 diámetros. El color amarillento de las fibras no había saturado el lienzo en ninguna zona de imagen, ni siquiera en las más oscuras. No había lugar alguno donde las fibras aparecieran aglutinadas, como tendría que haber sucedido en el caso de utilizarse un pigmento. No había evidencia alguna de flujo capilar, es decir, de ese fluir de líquidos a través de un lienzo a nivel microscópico. También examinaron los científicos treinta y dos muestras sobre cinta adhesiva extraídas de todas las regiones de la Sábana. Las cintas habían sido aplicadas contra el lienzo tanto en áreas de imagen como en áreas sin imagen, recogiendo al retirarlas partículas sueltas de su superficie. Examinadas al microscopio, se pudo apreciar que la Síndone había ido recogiendo diversos elementos a lo largo de los años: entre ellos había restos de insectos, polen, cera, lana, seda roja, fibras sintéticas modernas y varios tipos de partículas rojas y negras. Importantísimo también: las cintas adhesivas habían a veces recogido fragmentos de fibras, algunas de ellas amarillentas desde la zona de imagen, otras de entre las áreas sin imagen. Esas cintas, con su carga hasta de partículas de fibras en muchos casos, fueron sometidas a un análisis microscópico aún más intenso que el posible con la Síndone misma: ello posibilitó a los expertos una observación de la estructura de las fibras de lino en mayor detalle. Las fibras estaban constituidas por células vegetales unidas punta a punta: miradas a través del microscopio se asemejaban en cierto modo a una caña de bambú. Sus junturas aparecían claras y bien definidas sin indicio alguno de haber sido embadurnadas por pintura o material extraño alguno. Los químicos John Heller y Alan Adler, del New England Instituto, realizaron una serie de pruebas sobre ellas para mejor determinar la naturaleza química de la decoloración amarilla e Cinco tests diferentes fueron empleados para detectar la presencia de proteína: ninguno de ellos dio resultado positivo, excepto en los casos de muestras procedentes de la zona de "sangre". Otros tests destinados a detectar compuestos inorgánicos acusaron la presencia de hierro y calcio en el lienzo, pero no en suficiente cantidad como para explicar la aparición del colorido amarillento en las fibras. Varios otros tests para determinar si había tintes y manchas de carácter orgánico en las fibras resultaron negativos. Heller y Adler no lograron extraer el color amarillo a fuerza de ácidos, bases, o solventes orgánicos; ni blanquear aquellas fibras mediante vigorosos oxidantes. Ambos químicos tuvieron que llegar a la conclusión de que la imagen no había sido causada por la aplicación de colorante alguno o de cualquier sustancia extraña, sino que era el resultado de la degradación de la celulosa, el material vegetal de las fibras del lino. Las fibras de celulosa en las zonas de imagen habían sido deshidratadas, en contraste con las fibras plenamente hidratadas de la zona sin imagen. Las fibras deshidratadas de las áreas de imagen reflejaban débilmente la luz en la región visible del espectro. Eso era lo que causaba la imagen visible. El examen de las muestras de esas cintas adhesivas originó una interesante controversia. Walter McCrone, un microscopista que, por cierto, no es miembro del equipo STURP, había obtenido algunas de las muestras sacadas mediante cinta adhesiva, gracias a un miembro del equipo.

En su examen McCrone observó la presencia de una pequeña cantidad de óxido de hierro, y ello le dio pie para especular sobre la posibilidad de que algún artista se hubiera servido de óxido de hierro para realzar la imagen. Como quiera que la cantidad de tal óxido es insignificante en toda la extensión del lienzo, McCrone avanzó la idea de que el "colorante rojo" podría haberse aplicado en solución muy débil. Pero McCrone fue más adelante todavía: como quiera que pigmentos de ese género hay que aplicarlos en un medio, tal como cera o aceite, McCrone lanzó aún otro aserto, el más controvertible de los suyos, es decir, que la decoloración de las fibras podría haber sido causada por el amarillear con el tiempo del medio o sostén empleado. El examen de las muestras por cinta adhesiva a cargo de los miembros del equipo no encontró ninguna corroboración de la hipótesis de McCrone. Entre su impresionante cúmulo de pruebas químicas, Heller y Adler no encontraron ningún indicio de tal medio, supuestamente utilizado por el pintor medieval. El microscopio no descubrió indicios de líquido alguno que se hubiese aplicado a las fibras . Pero el golpe de gracia se lo dieron a la teoría de McCrone el examen por radio fluorescencia, el escrutinio por luz visible y los estudios microquímicos: todos esos tests determinaron que en toda la Sábana no hay bastante óxido de hierro ni siquiera para reforzar o realzar la imagen. Finalmente la tesis de McCrone -al igual que las otras tesis del fraude- quedó definitivamente sepultada por la naturaleza tridimensional y superficial y la carencia de direccionalidad de la imagen. Será oportuno recordar también a este propósito que el óxido de hierro a nivel de submicrón no se había obtenido hasta hace doscientos años, de modo que no estaba al alcance de un pintor medieval. El sumario de investigación presentado por el equipo STURP concluyó que las alegaciones aducidas por la presencia de óxido férrico eran "impertinentes con respecto al problema de la formación de la imagen".10 El equipo falló que McCrone estaba equivocado. El óxido de hierro no daba razón de la imagen. El físico John Jackson propuso una explicación plausible para las diminutas cantidades de óxido de hierro existentes en la Síndone. Jackson hizo notar que donde aparecía el óxido de hierro era en aquellas zonas de sangre con concentraciones especialísimamente densas. Y ello no era sorprendente, porque el hierro es uno de los principales componentes de la sangre. Jackson pensaba que aquellas ínfimas cantidades de óxido de hierro habrían podido quedar esparcidas por toda la Síndone simplemente con el mero doblar y desdoblar del lienzo, aunque no hubiera sido más que unas cuantas veces. Y esto tenía que haber sucedido, ya que nos consta que la Sábana se guardaba plegada al tiempo del incendio de 1532. (En tiempos más recientes la Síndone se ha venido conservando enrollada a modo de cilindro y cubierta con un forro de seda roja.) Los demás tests a que fue sometida la Síndone en 1978 confirmaron la conclusión de que no había en ella sustancia extraña en suficiente cantidad como para explicar la aparición de la imagen.

 

6. J. H. Heller y A. D. Adler (manuscrito en preparación), citado en Schwalbe y Rogers.

7. W. C. McCrone, Microscope 28 (3/4), 105, 115 (1980).

8. Heller y Adler, citado en Schwalbe y Rogers.

9. R. A. Morris, L. A. Schwalbe y J. R. London, X-Ray Spectrometry, 9, 40 (1980).

10 Schwalbe v Rogers, p. 39.

 

Hubo también otras observaciones que vinieron a aumentar todavía el ya alto grado de improbabilidad de la hipótesis pictórica. Aun antes de que el equipo STURP llegara a Turín, Ray Rogers había señalado que si la imagen sindónica hubiera sido una pintura, el calor desencadenado por el incendio de 1532, y el agua utilizada para apagarlo, habrían afectado visiblemente a la imagen. No logrando descubrir ninguna alteración de la imagen debida al fuego o al agua en las fotografías, Rogers juzgó altamente improbable que la imagen fuera una pintura. La inspección del lienzo llevada a cabo por el equipo dio toda la razón a Rogers. No había diferencias de densidad de color entre las zonas de la imagen más próximas al fuego y las más alejadas de él; y tampoco el agua con que lo empaparon al apagar el incendio había alterado la imagen de modo alguno. Ni había tampoco trazas de pinceladas ni direccionalidad; conclusiones ambas que habían sido formuladas tentativamente basándose meramente en las fotografías anteriores. Toda hipótesis de fraude queda finalmente descalificada por la naturaleza tridimensional superficial y no direccional de la imagen, además de por la ausencia de niveles de saturación. Sobre todo la tridimensionalidad era la excluyente absoluta del fraude; sin contar que ningún artificio de formación de imagen podía haberla producido en las zonas donde cuerpo y lienzo no se tocaban; ni explicaba la extremada superficialidad de la imagen. En fin, el equipo de investigación hubo de fallar que Pierre d'Arcis se había equivocado de medio a medio. La imagen no era una pintura. El sumario de investigación afirmaba: "No hemos encontrado rastro de algo que insinúe que la imagen visible sea resultado de algún colorante en el lienzo. Sobre este asunto los datos son intrínsecamente contundentes. "16

 

16 Schwalbe y Rogers, p.38.

Dres. Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas

 

Capítulo 7

Características de densidad en la imagen de la Síndone

Por los Doctores J.P Jackson y Eric J. Jumper

El Doctor Jackson es profesor de Física de la NASA, y fundador del STURP, y el Doctor Jumper es profesor de Ciencias Aeronáuticas de la NASA y cofundador del STURP.

Este informe científico pertenece a la ponencia número 12 presentada por estos dos doctores en el II Congreso Internacional de Sindonología, de 1978.

(Tomado del libro "Al Cerrarse la Urna de la Sábana de Cristo", por J.L. Carreño Etxeandía, págs.74-80)

 

"Permítasenos ahora informar de nuestro propio trabajo sobre lo que llamaremos la característica tridimensional de la imagen sindónica. Además de los autores de esta ponencia, varios más han cooperado en esta investigación, incluyendo a Dee German, William Mottern y Kenneth Stevenson."

"Fue Paul Vignon el primero en sugerir que la intensidad de la imagen sindónica parecía variar inversamente con la distancia lienzo-cuerpo. En los tiempos de Vignon no existían medios para comprobar tal hipótesis, pero ello es posible hoy gracias a sensibilísimos aparatos que registran la imagen. Sirviéndonos de un micro-densímetro, para medir la intensidad de la imagen, y de una técnica fotográfica especial para medir la distancia lienzo-cuerpo, hemos podido determinar que, efectivamente, tal cual sugería Vignon, la intensidad de la imagen varía de un modo previsible en la distancia lienzo-cuerpo. Lo que esta correlación significa es que la información relativa a esta distancia estaba ya codificada (ENCODED) dentro de los variantes niveles de intensidad de la imagen sindónica. Este descubrimiento sugiere con mucha fuerza que sería posible reconstruir matemáticamente una imagen tridimensional del Hombre de la Sábana por medio de convertir las intensidades de la imagen en grados de relieve vertical según una curva descendente de intensidad que nosotros determinaríamos experimentalmente. Y eso lo realizamos gracias al Sistema Analizador de imágenes llamado VP-8, un instrumento que fija los varios matices de intensidad de la imagen en otros varios niveles regulables de relieve vertical. Y el resultado fue una iluminación tridimensional en la superficie de la imagen sindónica. La amplia versatilidad de este aparato nos permitió también variar la intensidad del relieve, como también rolar la imagen resultante, de modo que pueda observarse a diferentes ángulos."

"Una imagen tridimensional de la Síndone no es, en su evaluación, tan insignificante como puede parecer. Hay que hacer notar que las fotografías corrientes no son convertibles en réplicas tridimensionales que presenten precisión alguna. Y es que el proceso fotográfico por sí mismo no hace que los objetos retratados queden expuestos en relación directa a la distancia entre ellos y la cámara fotográfica. Solamente en el caso de que el grado de iluminación recibida de un objeto dependiera de alguna manera de su distancia (como sucede, por ejemplo, en una fotografía estelar) serían posibles el análisis y la reconstrucción tridimensionales. En cualquier otro caso, para obtener una verdadera imagen en relieve se necesitarían dos fotografías del mismo objeto, separadas por una distancia de enfoque conocida (como sucede en la fotografía estereoscópica). Siempre que transportamos a relieve vertical fotografías corrientes de una persona, la foto resultante presenta considerables distorsiones. En cambio, en el caso de la Sábana, no: el retrato tridimensional que resulta de esa lectura de relieve presenta un cuerpo de total naturalidad, proporcionado y carente de distorsión alguna."

"¿Qué hemos de deducir de todo esto?:

 

1.° Que la formación de la imagen en la Sábana fue uniforme, e independiente de cualesquiera cualidades de la superficie del cuerpo.

 

2.° Que la posición de la Sábana era relativamente llana.

 

3.° Que los procesos tendientes a cambiar la intensidad de la imagen o actuaron uniformemente o no actuaron en absoluto."

"Y como la imagen sindónica no presenta distorsión alguna al transformarla en imagen de relieve vertical, su tridimensionalidad es una característica intrínseca y distintiva de la imagen."

"Nos es dado también concluir que la imagen de la Síndone no fue producida por contacto directo, puesto que éste habría causado descoloración en el tejido solamente allí donde la Sábana hubiera tocado el cuerpo. Además, el contacto directo habría hecho que la imagen apareciera a 'tope-achatado' (flat-topped), es decir, que todas las áreas de contacto aparecerían con idéntica elevación vertical. Dos fieles reproducciones de la Sábana tal como aparece a simple vista, realizadas por los pintores Reffo y Cussetti, fueron sometidas al análisis computarizado, y los resultados fueron desastrosos; cuando por acaso aparecía algún amago de cualidad tridimensional en ellas, su imagen quedaba altamente distorsionada."

"Somos de la opinión de que mediante la técnica de correlacionar intensidad con separación cuerpo-lienzo, y mediante su consiguiente resultado de tridimensionalidad de imagen del Hombre de la Sábana, se logrará obtener nueva información aún. Por ejemplo, si se pudieran obtener fotografías técnicas de la Sábana (como esperamos se logren en las próximas pericias), donde simultáneamente se pueda fijar también la reflectividad espectral de la imagen actual, no sólo se determinarían las intensidades relativas de la imagen sindónica, como se ha hecho hasta ahora, sino que se podrían establecer además las reflectividades absolutas de la imagen, en confrontación con las de separación cuerpo-lienzo. Y, como queda dicho, esperamos lograrlo cuando bien pronto se nos permita la observación directa de la Sábana. Cuando esto se logre, no sólo será más precisa la imagen tridimensional que se obtenga, sino que se podrá asentar un criterio sobre el cual tengan que confrontarse todas las teorías sobre la formación de la imagen, desde la vaporigráfica de Vignon hasta la de chamuscamiento de Ashe: y ello sin ambigüedad alguna, ya que cada una de las teorías conlleva la predicción de su reflectividad característica con respecto a la relación distancia lienzo-cuerpo. Dicho con otras palabras, este planteamiento es de gran peso a la hora de establecer cómo se formó la imagen sindónica."

"Todos estos resultados tienen una gran influencia sobre la cuestión de la autenticidad de la Síndone, creemos nosotros. ¿Qué artista del siglo XIV habría codificado información tridimensional en su falsificación?"

"Estamos de acuerdo en que nuestros estudios deben encuadrarse en una perspectiva más amplia de otros estudios y pruebas. De lo que estamos convencidos también es de que nuestros experimentos confirman y complementan otros hallazgos anteriores y que pueden muy bien abrir nuevas rutas de investigación."

"La Historia de la Ciencia demuestra que apenas una cuestión puede ser planteada en un contexto matemático, se sigue en rápida sucesión un conocimiento acelerado de esa materia; por que, después de todo, la matemática es el lenguaje de la Ciencia. Y en nuestro caso particular debemos subrayar que la relación intensidad de imagen-distancia de lienzo a cuerpo es una caracterización matemática de la imagen de la Sábana. No podemos, pues, menos de esperar que esa descripción matemática desembocará en una comprensión más clara de los principios y procesos mediante los cuales llegó a formarse esta asombrosa imagen. Claro está que se necesita más investigación y más examen directo de la Síndone: y ello, esperamos, está ya al caer. Y de todas maneras, esperamos tener razón al afirmar que nuestro trabajo de investigación sobre la Sábana puede alinearse entre los trabajos que expertos de otras especialidades han llevado y seguirán llevando a cabo para arrojar mayor luz sobre este fascinador misterio de la Sábana Santa." (Dres. Capitanes J. P. Jackson y E. J. Jumper, ACTAS, págs. 163-167)

No he hecho hasta ahora más que traducir literalmente la ponencia de los Profesores Jackson y Jumper. Pero, como esta sumaria exposición pudiera parecer algo oscura para el lector corriente, y como, por otra parte, no contiene todos los resultados de sus investigaciones, me permito resumir su doctrina sindónica sirviéndome también de declaraciones anteriores de estos insignes jóvenes sabios.

 

1- Jumper y Jackson presentaron su sensacional descubrimiento al mundo en la Conferencia de Alburquerque, New México, USA, en marzo de 1977. Desde entonces, lejos de repudiar ninguna de sus declaraciones, no han hecho más que confirmarlas en todas las ocasiones que se las ofrecieron.

 

2- Efectivamente, tanto en el Symposium de Londres, en septiembre del mismo año, como en el Congreso Internacional de Turín, en octubre de 1978, que aquí nos ocupa, no ha habido retractación alguna, ni impugnación informada. (Dejamos de lado los sensacionalismos de varias clases de prensa, absolutamente desinformada y, mucho nos tememos, sin base científica alguna.)

 

3- Las conclusiones, no sólo de este dúo científico, sino de todo el equipo que les asistía, están publicadas bajo el título Proceedings o f the 1977 United States Con f erence o f Research on the Shroud of Turín, Albuquerque, N.M. USA. A ellas nos referiremos, como hasta la fecha, como a documento oficial de la Conferencia bajo el título de PROCEEDINGS.

 

4- Es de notar que el libro La Síndone e la Scienza, es decir, las ACTAS del II Congreso Sindonológico Internacional de Turín, octubre de 1978, no salió a la luz hasta septiembre de 1979. Con esta advertencia quiero subrayar el hecho de que los científicos americanos, que pudieron escrutar el Sagrado Lienzo a sus anchas durante cinco días y cinco noches en octubre de 1978, han tenido amplio espacio para modificar, rectificar o por lo menos matizar sus graves constataciones científicas. No creemos que el secreto quasi-profesional a que se han obligado de común acuerdo hasta cuando puedan ofrecer al público un comunicado colectivo, les pudiera absolver de la gravísima obligación asumida de delatar cualquier superchería descubierta, fallo incurrido o interpretación falsa a un año vista, que por caso hubieran detectado. En otras palabras: creemos que sus anteriores comprobaciones son definitivas. Por tanto las extractamos y brevísimamente las presentamos aquí:

 

a) El color de la imagen del cuerpo no se distingue del color típico de las chamuscaduras (Dr. Rogers, ACTAS, pág. 163).

b) Las imágenes de la Síndone (excluyendo, naturalmente, las huellas dejadas por la Sangre y las quemaduras) son somerísimamente superficiales y sólo se encuentran en la superficie (Dr. Rogers, Ibíd., pág. 163).

c) No hay probabilidad alguna de que la imagen sindónica haya sido producida por medio de algún colorante (Dr. Rogers, Ibíd., pág. 164).

d) Es sumamente improbable que la imagen sindónica haya sido causada por exudado corporal, aromas o especias fúnebres (Dr. Rogers, Ibíd., pág. 164).

e) Muy probablemente la imagen se formó por descoloración térmica, es decir, por alguna clase de chamuscamiento (Dr. Rogers, Ibíd., pág. 164)

f) En la fase inicial de la aplicación del análisis por computadora, Donald Lynn y Jean Lorre, del Laboratorio de Ciencia de Jet Propulsion Laboratory, de Pasadena (NASA), descubren, aplicando la técnica de análisis llamada de Fournier, que en la figura sindónica no hay direccionalidad alguna (ACTAS, pág. 164).

g) Utilizando un microdensímetro y el Sistema Analizador de Imágenes llamado VP-8, los Profesores Jackson y Jumper comprueban que la figura sindónica es tridimensional (ACTAS, pág. 165).

h) Aplicando los mismos instrumentos de análisis espacial a fotografías corrientes, comprueban que éstas son meramente bidimensionales, y que al intentar transformarlas en imágenes de relieve vertical se convierten en esperpentos distorsionados (Doctores Jackson y Jumper, ACTAS, pág. 165).

i) Se deduce de todo ello que la imagen sindónica se formó uniformemente e independientemente de las condiciones de la superficie del cuerpo (Dres. Jackson y Jumper, Ibíd., pág. 165).

j) El Lienzo estaba relativamente llano (Dres. Jackson y Jumper, Ibíd., pág. 165).

k) El proceso que produjo la imagen actuó uniformemente (Doctores Jackson y Jumper, Ibíd., pág. 165).

l) La imagen no se produjo por contacto directo (Dres. Jackson y Jumper, Ibíd., pág. 166).

ll) El proceso que formó la imagen sindónica actuó del mismo modo sobre la porción dorsal como sobre la frontal (Equipo conjunto Jackson, Jumper, Mottern y Stevenson, PROCEEDINGS, pág. 82).

m) Tanto la imagen frontal como la dorsal muestran prácticamente la misma máxima de elevación vertical, sugiriendo iguales intensidades (Equipo conjunto Jackson, Jumper, Mottern y Stevenson, Ibid., pág. 82).

n) El proceso que generó la imagen no dependió de la presión (Equipo conjunto Jackson, Jumper, Mottern y Stevenson, Ibíd., pág. 83).

ñ) La transferencia de información desde la superficie del cuerpo al Lienzo se verificó prácticamente en línea recta, y esencialmente perpendicular al Lienzo

(Equipo conjunto Jackson, Jumper, Mot tern y Stevenson, Ibíd., pág. 83).

o) Un calentamiento rápido parece haber sido el causante de la imagen. No veo otra alternativa (Dr. Rogers, del Laboratorio de Los Álamos, PROCEEDINGS, pág. 134).

p) Tal vez algún día -cuando la intensidad de la imagen pueda ser calibrada en términos de reflectividad espectral- estemos un paso más cerca para comprender el origen de la imagen sindónica, de esa imagen que hasta podría ser una clave para nuestra interpretación de los aspectos fenoménicos de la Resurrección (Dres. Jumper, Jackson y Don Devan, PROCEEDINGS, pág. 214).

J.L. Carreño Etxeandía

(Misionero Católico y Escritor Sindonólogo).

 

 

Capítulo 8

La tridimensionalidad de la imagen del Mesías grabada en la Síndone

Por los Dres. Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas

 (Tomado de su libro "Dictamen sobre la Sábana de Cristo", editado por PLANETA)

 

La siguiente racha de descubrimientos de gran importancia sobre la Sábana Santa llegó a cargo de un grupo de científicos que se habían organizado por cuenta propia en 1977, dándose a sí mismos el nombre de Shroud of Turín Research Project (STURP, o Proyecto de Investigación sobre la Síndone de Turín). Sirviéndose de las fotografías de Enrie y de las observaciones de la Comisión italiana de 1973, los científicos del equipo STURP realizaron descubrimientos que mientras venían a ahondar el misterio de la Sábana Santa, preparaban la plataforma teórica para el escrutinio definitivo que no tardaría en llegar.

El más intrigante de sus hallazgos fue el descubrimiento de que la Sábana Santa contiene datos tridimensionales. Ese descubrimiento, en cierto modo el más asombroso e inexplicable de los muchos misterios de la Síndone, lo tuvieron John Jackson y Eric Jumper, oficiales ambos las Fuerzas Aéreas norteamericanas y físicos especialistas que habían estado estudiando la Síndone en sus horas libres en el laboratorio de armamentos de las Fuerzas Aéreas en  Alburquerque, Nuevo México. En colaboración con Bill Mottern, colega suyo de laboratorio, Jackson y Jumper comprobaron que el grado de luminosidad de la imagen de la Síndone está matemáticamente relacionado con las distancia del cuerpo al lienzo. Es decir, la, imagen  alcanza el máximo de brillantez en aquellas zonas donde el cuerpo toca al tejido: nariz, frente, cejas... En cambio la imagen es menos intensa allí donde cuerpo y tejido no se tocan: hueco de la órbita de los ojos, ambos lados de las mejillas. Este descubrimiento ya implicaba que la imagen de la Síndone había sido formada por un objeto tridimensional. También indicaba que la imagen no había podido producirse por contacto directo, como, por ejemplo, colocando una tela sobre un cadáver o sobre una estatua precalentada o tratada con algún pigmento: y es que el misterio radicaba en que precisamente partes que no estaban en contacto con el lienzo aparecen, sin embargo, en la imagen, y que la intensidad de esas zonas "no contactadas" también varía en función de su distancia al tejido.8

Como quiera que esta relación cuerpo-lienzo es susceptible de una formulación matemática, Jackson y Jumper vieron que era por tanto posible producir una réplica tridimensional del hombre que fuera envuelto en la Síndone.

Puédese obtener algo semejante por los científicos con las fotografías de estrellas y planetas cuando el objeto está tan lejos de la lente del astrónomo que el factor distancia afecta en modo mensurable la intensidad de luz en la imagen recibida; pero cuándo se trata de una fotografía corriente, en negativo o en positivo, no es posible producir una imagen tridimensional. Sencillamente, sucede que las lentes, películas y emulsiones modernas no son lo bastante sensitivas para reproducir en una imagen bidimensional las ligerísimas variaciones de intensidad luminosa en la luz emitida por los diferentes puntos de un sólido tridimensional. En otras palabras: las fotografías corrientes, al ser analizadas del mismo modo como se han analizado la de la Sábana Santa, no nos suministran información tridimensional alguna: fotos sometidas a tal examen resultan con ojos abultados, narices hundidas, y otras distorsiones que vienen a probar de un modo gráfico la extraordinaria singularidad de la imagen de la Sábana Santa.

Sirviéndose del analizador de imagen VP-8, un instrumento científico diseñado para estudiar fotografías planetarias y estelares, Jackson y Jumper produjeron una réplica tridimensional del hombre de la Síndone. El hecho mismo de que se consiguiera generar una imagen estereoscópica partiendo de una fotografía bidimensional constituía ya de por sí una intrigante pieza de investigación, al par que un asombroso logro tecnológico. De cualquier modo, lo que aquella imagen tridimensional inauguraba era un nuevo enfoque en el examen científico de la Sábana Santa. El nuevo aspecto de la imagen estereoscópica sugería que la parte izquierda de la cabellera parecía recubrir un abultamiento de algún objeto invisible, al igual que la barba se presentaba interferida por algo. Jackson y Jumper barruntaban que aquel objeto invisible había sido algún pañolón á modo de barboquejo o "mentonera" que sujetaba la mandíbula inferior y se anudaba en el vértice de la cabeza: su finalidad era la de mantener cerrada la boca, impidiendo que, al sobrevenir la rigidez cadavérica, ésta quedara abierta. Si efectivamente se trataba de una tela para sujetar el mentón, ello estaría en pleno acuerdo con el ritual judío de enterramiento y con la narración evangélica del sepelio de Jesús. (Véase capítulo cuarto.)

8. John Jackson, et al., "The Three-Dimensional Image on Jesus' Burial Clotho, en Stevenson, pp. 74-95,

Otra sorpresa saltaba a la vista desde aquella fotografía tridimensional: sobresalían como depositados sobre los ojos unos diminutos objetos, algo así como si fueran botones. Jackson y Jumper pensaron que serían moneditas y sugirieron que acaso se trataba de los llamados "leptones" hechos acuñar por Poncio Pilato. Recientemente se han encontrado monedas en una calavera de un cementerio judío que data del primer siglo de nuestra era.9 Es perfectamente posible que en los tiempos de Jesús prevaleciera la costumbre de colocar monedas sobre los ojos a los cadáveres, para así mantener cerrados sus párpados. El profesor de la Universidad de Loyola en Chicago, Francis ,L. Filas se propuso identificar una de las monedas, seguro de lograrlo. Tras minuciosos estudios, llegó a la conclusión de que la moneda colocada sobre el ojo derecho en el hombre de la Síndone era un "leptón" acuñado en los tiempos de Poncio Pilato .10

9. Rachel Hachilili, pp. 38-35.

Mientras otros investigadores están a la espera de más resultados, la mera existencia de objetos colocados sobre los ojos del hombre sindónico viene a presentar otra nueva prenda en favor de que el hombre envuelto en la Síndone fue sepultado según la usanza judía de hace 2 000 años.

Otra fase de la investigación del equipo STURP vino a dar otro nuevo golpe de gracia a la posibilidad de una falsificación por pintura. Jean J.Lorre y Donald J.Lynn, un par de científicos del Laboratorio de Propulsión por Reactor (Jet propulsión Lab) de Pasadena, analizando la imagen de la Síndone  con una de las técnicas computarizadas que habían previamente utilizado  para las imágenes transmitidas desde la superficie de Marte por el módulo Vikingo en 1976, descubrieron que no había "direccionalidad" en la imagen sindónica; es decir, que la imagen había quedado grabada como al azar y sin indicio alguno de proceder de un agente de donde irradiaran unos trazos convergentes.14 si hubiera sido una mano falsificadora la que hubiera aplicado pintura, tinte o cualquier otra sustancia al lienzo, habría quedado inevitablemente en él un tipo característico de direccionalidad, por mucha habilidad o astucia que hubiera derrochado el artista en enmascarar su trabajo.  

Las implicaciones que entrañaban todos estos descubrimientos habían dejado atónitos a los científicos del equipo STURP. Aquella imagen de la Síndone resultaba, pues, ser no sólo un negativo fotográfico: era también somerísima y rasa, al contrario de lo que es una pintura al óleo; poseía una información tridimensional. ¿Qué posibilidad podría existir de haber sido pintada? Parecía también que el procesó de su formación no era de origen orgánico, y ni siquiera natural: parecía, efectivamente, haber actuado no sólo sobre un cuerpo orgánico sin vida, sino sobre unas monedas, de material inorgánico, naturalmente. Ninguno de los hombres de ciencia lograba imaginar cómo habría podido producirse una imagen de tales características, no ya en el siglo XIV sino en el mismo siglo xx.

10. Francis L. Filas, op. cit.

11. Jean J, Lorre y Donald J. Lynn, .Digital Enhancement of Images of the Shroud of Turín", en Stevenson, pp. 154180.

Dres. Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas

                            

Capítulo 9

EL TEJIDO DE LA SINDONE

Por Manuel Solé.

(Tomado de su libro "La Sábana Santa de Turín")

 

 

EL TEJIDO.

 

Pasemos a estudiar el tejido. La Santa Sábana es, técnicamente, una sarga de cuatro en espiga o espina de pescado.

 

SU ANTIGÜEDAD.

 

Esta rudimentariedad del tejido de la Síndone indica ya su antigüedad. Ella sola, con todo, no puede precisar la época de su fabricación. Pero si que podemos afirmar, desde luego, que esta sarga no procede de Europa, sino del Oriente Próximo. En Europa occidental no se tejió sarga pasado el siglo XIV (T. Walsh), y la Síndone es conocida históricamente con certeza desde el año 1356. En Siria, en cambio, eran corrientes en el siglo I los tejidos de sarga. La ciudad de Palmira, al este de Damasco, era un emporio especializado en la fabricación de sargas de lino (de Gail, Le Visage... p. 61). No era difícil, pues, encontrar sargas de lino en los comercios de Jerusalén a principios del siglo I 56. En consecuencia, la Sta. Sábana debe de proceder de Siria o de Mesopotamia, regiones ambas estrechamente unidas a Palestina por el comercio. Por lo demás, en los museos egipcios de Turín, París y Londres se conservan numerosísimas telas de lino, de proporciones parecidas a las de la Síndone, de 2.000 y hasta de 4.000 años o más antes del Mesías. El lino, puesto en las debidas condiciones de sequedad, etc., se conserva bien durante muchos milenios. Por este lado, pues, no hay dificultad alguna en que la Síndone se remonte a la primera mitad del siglo I. Por otro lado su armadura "en espiga" le ha permitido, por su mayor consistencia, llegar más fácilmente hasta nosotros en el discreto estado de conservación en que se halla, a pesar de los innumerables avatares que ha tenido que superar a lo largo de los siglos: incendios, baños, plegaduras y enrollados diversos antes y después de las ostensiones, traslados de una parte a otra, etc. (V. Marchis). Otro dato puede ayudarnos a precisar un poco la fecha y lugar de su fabricación. El profesor Gilbert Raes, de la universidad de Gante y director del Laboratoire de Technologie des matiéres textiles, miembro de la Comisión de Expertos de 1969-73, examinó al microscopio y fotografió algunas fibras extraídas de la Síndone. Eran de lino. Pero tanto en el hilo de trama como en los de urdimbre, encontró, algunas trazas de fibras de algodón. Se ve que aquellos hilos de lino habían sido hilados en sitios donde se hilaba igualmente algodón. Ahora bien, es sabido que el algodón llegó a Oriente Medio desde la India durante el siglo I antes del Mesías. Al principio de nuestra era, pues, el uso allí tanto del lino como del algodón era cosa común. No así en Egipto. Por otro lado, el entramado de nuestro lienzo no presenta nada de particular que permita determinar la época de su fabricación. Por ello concluye el profesor Raes: "Basándome en el conjunto de observaciones hechas, se puede decir que no se dispone de indicación alguna precisa que permita afirmar con certeza que este tejido no es del tiempo del Mesías; si bien tampoco tenemos elementos precisos para afirmar categóricamente que dicho tejido fue fabricado efectivamente en dicha época" (La S. Sin. Comisione di Experti... p.83). A la misma conclusión llega Silvio Curto, profesor adjunto de egiptología en la Universidad de Turín, miembro de la misma Comisión de Expertos: "El paño puede remontarse a la época del Mesías. Precisar más la datación no es posible" (Com. di Exp. p. 64).

Otra autoridad en materia textil, el profesor de la Universidad de Maguncia, Wilhelm Geilmann, ha podido analizar un buen número de trozos de tejido parecidos. Les atribuye con gran probabilidad datas que van del primer al tercer siglo de nuestra era. Una de las piezas examinadas por él presenta exactamente el mismo diseño que la Síndone de Turín" (T. Humbert, L'enigme du S. Suaire... p. 23). La misma opinión sostienen los técnicos del STURP: la sarga de la Síndone ha sido fabricada con las técnicas usadas hace dos mil años en Oriente Medio. Esto, que estos autores afirman empíricamente, el técnico textil Timossi, ha querido comprobarlo fabricado un telar rudimentario, tal cual nos consta eran los de aquellos tiempos en Oriente Medio, y ha conseguido una sarga parecida en peso e idéntica en estructura a la de la Síndone. Este telar rudimentario se conserva en el Museo Sindonológico de Turín. Todavía hemos de añadir que las fibras de algodón halladas sobre los hilos de la Sta. Sábana por Raes son de la especie gossypium herbaceum, precisamente el que se usaba comúnmente en el Oriente Medio a principios de nuestra era. Otro dato interesante. El naturalista romano Plinio el Viejo (79) consigna en su Naturalis Historia que los tejedores de principios de nuestra era usaban el almidón para dar rigidez a los hilos de la urdimbre. Confeccionado el tejido, lo trataban con palo jabón (saponaria officinalis) para eliminarlo. Ahora bien, la saponina, contenida en dicha planta, es fungicida. Esto explicaría por qué la Sta. Sábana no presenta señal alguna patente de moho o añublo, a pesar de haber estado guardada largos períodos de tiempo en iglesias húmedas. También se ha comprobado experimentalmente que las telas tratadas con saponaria se chamuscan con más facilidad e intensidad que las otras. (Cfr. Ray Rogers y Diane Soran en National Geography. Washington, junio, 1980 pp. 750 y 751.) De otras propiedades de la saponina, que interesan a nuestro caso, hablaremos en su lugar. Ahora bien, la existencia de saponina sobre la Síndone no puede ya ponerse en duda después de que el médico forense Baima Bollone y el presidente de la Academia de Agricultura de Turín, Giovanni Donna d'Oldenico, independientemente, la han detectado sobre ella, junto con la mirra y el áloe socotrino (Sindon n. 30, pp. 34 y 121).

 

Manuel Solé

(Licenciado en Filosofía y Teología).

 

 

 

 

Capítulo 10

¡¡Es sangre humana del tipo AB!!

Por Manuel Solé.

(Tomado de su libro "La Sábana Santa de Turín")

 

 

Es realmente sangre.

 

Ante todo los técnicos del STURP, Samuel Pellicori, Alan Adler, profesor de química en el Western Connecticut Institute, y John Heller, biofísico y profesor en el New England Institute, constataron en sus análisis que las manchas de sangre contenían restos de hemoglobina (un cristal que podía ser una forma de hemoglobina alterada por el tiempo), materia colorante de la sangre y restos de proteína, existente en el suero. También se han encontrado porfirina, proteínas y albúmina, otros de los componentes de la sangre.

Ya indicamos, además, que las radiografías revelaron la presencia de hierro, en las manchas de sangre, en la proporción propia de la hematina contenida en ella.

Para mayor seguridad, los miembros del STURP presentaron unos fragmentos de hilo, arrancados de una de las manchas de sangre de la Síndone, al analista Samuel Adler, que no formaba parte del STURP, pero sin decirle de dónde procedía dicho hilo. Adler estaba muy lejos de sospechar su origen. Pensó que se trataba de un caso difícil de medicina legal. Como él mismo expuso en el Simposio de New London, Adler sometió la muestra a 12 tests entre ellos la prueba de la albúmina, la de los pigmentos biliares, la de las proteínas, el test hemocromógeno y el fundamental de la fluorescencia de Heller. Todos los resultados coincidieron en confirmar la presencia de sangre en la Síndone. Y por si alguno de los asistentes no le hubiera oído bien, deletreó la palabra blood (sangre). "Es tan cierto, concluyó, que hay sangre en la Síndone como en nuestras venas" (Crónica del Simposio, de Maria-Grazzia Cucco, en Famiglia Cristiana. 8 nov. 1981, pág. 37).

También el Dr. Baima Bollone, del equipo italiano de investigadores, se dio con fervor a descifrar el problema que nos ocupa. He aquí las conclusiones a que ha llegado (Sindon, n. 30, p. 34).

"La búsqueda de la hematoporfirina con el método de Dotzauer y de Keding ha resultado positiva."

"La preparación de los cristales de hemina o de clorhidrato ácido de hematina (de Teichman) ha resultado positiva."

"Conclusión: el primer ciclo de indagaciones sobre hilos sacados por mi de la Síndone la noche del 9 de octubre de 1978 consiente afirmar que... la composición inorgánica de las manchas de sangre corresponde a la de manchas experimentales obtenidas con sangre, áloe y saponina."

"La investigación de hematología forense demuestra la efectiva presencia de sangre" en la Síndone."

Nada, por tanto, de un colorante, ni de una corrosión producida por ácido sulfúrico, que nos han propuesto Clément y Pesche.

Más adelante (Sindon, 30, pp. 55-56) añade Baima Bollone: "No han sido resueltos en cambio tan satisfactoriamente los problemas del diagnóstico cronológico. Se puede más bien decir que la datación de estas manchas de sangre, a pesar del interés de los investigadores, no ha encontrado hasta ahora solución..." "Sólo después de haber obtenido datos y pistas precisas será posible afrontar el problema de la datación de la sangre presente sobre la Síndone."

 

Es sangre humana del grupo AB

 

No se paró aquí el ilustre profesor de medicina legal en el ateneo de Turín. Siguió adelante con más entusiasmo en sus investigaciones para dilucidar si se trataba de sangre humana y ver si podía incluso llegar a determinar el grupo sanguíneo a que pertenece. "Mediante el empleo de anticuerpos fluorescentes, dice, hemos logrado averiguar que se trata de sangre humana." (Baima Bollone, Jorio y Massaro, 1981, Sindon n. 31, p. 5. También en La Síndone, Scienza e Fede, Bolonia, 1981, p. 175). .

Luego expone el método seguido para concluir: "Por las razones indicadas estamos en condiciones de concluir que las trazas de sangre de la Síndone, examinadas por nosotros, pertenecen al grupo AB". (Sindon, n. 31, p. 8).

Últimamente los doctores Baima Bollone, Gaglio, Gillo y Zanin han estudiado los antígenos eritrocíticos M, N y S de la sangre de la Síndone, y han encontrado un gran parecido en los contenidos en la sangre de los hebreos yemeníes actuales, que representan un núcleo étnico mantenido inmune de contaminaciones genéticas por su aislamiento. (Sindon, nº 34, 1985, p. 9). Esto reforzaría la suposición de que el H. de la S. era un hebreo.

 

¿Cómo se imprimió en la tela?

 

¿Cómo se imprimieron, pues, en la tela esas manchas de sangre? Si se tratara de sangre fresca, ésta hubiera empapado el tejido, penetrando por capilaridad en sus hilos. Y ya hemos consignado que las manchas son superficiales, no empapan los hilos. Ha de tratarse, pues, de sangre seca.

Efectivamente, hemos de suponer que el Hombre de la Síndone estuvo pendiente del patíbulo durante varias horas, expuesto tal vez, a los rayos del sol y al aire. Además, si se tratara de Jesucristo, tuvo esto lugar en un clima extremadamente seco, cual es el de Jerusalén en el mes de abril. La sangre, por consiguiente, de las varias hemorragias padecidas, una vez coagulada, debió sufrir un proceso de secado total.

Perdido, pues, todo el contenido de agua y humedad, aquella sangre no podía en modo alguno mojar la Síndone, ni dejar en ella señal o rastro alguno.

"No podía separarse de las heridas, de los cabellos, de los pelos y del vello de todo el cuerpo" (Cfr. Dr. Giuseppe Caselli, Osservazioni. p. 108).

Al ponerse en contacto la sangre con el aire ambiente se coagula y se seca. Sus glóbulos rojos quedan como aprisionados entre las mallas de la fibrina coagulada formando como un cartón de sangre.

Pero la fibrina es soluble en los álcalis. Por tanto la humedad amoniacal producida por la deshidratación del cadáver, de que hemos hablado anteriormente, iría penetrando lentamente los diversos coágulos secos o cartones de sangre que lo cubrían, reblandeciendo la fibrina coagulada hasta disolverla. Es lo que se llama fibrinolisis.

Escribe el Dr. Barbet: "Es posible que coágulos, más o menos secos, hayan podido, en atmósfera húmeda, reblandecerse de nuevo. Lo suficiente para formar, sin licuefacción de la fibrina, una especie de pasta más o menos blanda. Así transformados, pueden perfectamente estar en condiciones de impregnar incluso la tela puesta en contacto con ellos y de determinar en ella aquellos calcos de margen tan nítido, que reproducen la forma de los mismos. Estos calcos tienen una coloración tanto más intensa cuanto más considerable es el espesor del coágulo". (Cit. por Ricci en La Sindone S... p. 232).

Recientes descubrimientos sobre la licuefacción de coágulos de sangre en determinadas condiciones pueden mayormente iluminar este problema. Escribe el Dr. Back: "El fenómeno fibrinolítico, en suje tos que han sido sometidos a stress violento, está ahora bien documentado. Los coágulos formados sobre la piel "ante mortem" pueden fácilmente dar lugar al proceso de fibrinolisis "post mortem" debido a la acción de las fibrinolisinas de los tejidos o a acción bacteriana. Los coágulos disueltos por la fibrinolisis pueden ser absorbidos por una tela, y se puede proceder a experimentos para determinar su forma". (Comunicación privada al Dr. Willis, 27 diciembre 1968, aducida por Mns. Ricci en La Sindone S. p. 232).

Las manchas de sangre, pues, que existen en la Santa Sábana son calcos perfectos de la sangre coagulada existente sobre la piel del cadáver crucificado, como indicara el Dr. Barbet. Sólo la mancha de los talones se debe a impregnación de sangre todavía fresca, como declararemos en su lugar. El calcado explicaría porqué la sangre no penetró los hilos y en cambio se escurrió entre hilo e hilo hasta traspasar la tela.

 

 No era del todo líquida.

 

Una observación importante. Asegura el Dr. Vignon, después de haberlo comprobado varias veces en sus experimentos: "Cuando la fibrina está a medio disolver, ni antes ni después, es cuando se consigue un buen calco" (Le Saint Suaire de Turín, p. 23). En otras palabras: el proceso fibrinolítico tiene su ritmo temporal. Antes de que la fibrina esté suficientemente disuelta, o no se produce calco alguno o muy débil; si la fibrina está ya demasiado disuelta o licuada, se comporta casi como sangre líquida y las manchas de sangre que deja sobre la tela son informes.

"Llegada a este estado de reblandecimiento, añade por su cuenta el Dr. Barbet, la sangre se licua rápidamente; con lo cual, si el contacto con la tela no cesa, la sangre se extiende por ella casi como si fuera fresca y sus contornos se vuelven borrosos e imprecisos."

"Dada, pues, la precisión de las coladas sanguíneas visibles sobre el lienzo, termina M. Legrand, ha sido preciso -y aquí radica el meollo del problema- que el contacto del lienzo con el cuerpo cesase en el momento en que la sangre, llegada a un estado viscoso -de una densidad comparable a la gelatina de grosella-, estuviera suficientemente relicuada para que pudiera calcarse sobre la tela; pero no tanto que se extendiera por ella". (Le Linceul... p. 190).

Esto nos sitúa ante otro enigma. Siendo los calcos de la Síndone tan perfectos, señal que el proceso fibrinolítico había llegado a su pleno desarrollo; pero no se prolongó más allá de lo necesario. Es decir, que el proceso fibrinolítico fue interrumpido bruscamente; o sea que la sábana fue separada del cadáver pocas horas después de enterrado. ¿Por qué?

Y más intrigante todavía: ¿cómo pudo ser separada una tela de casi 5 metros de longitud por 1,10 de anchura de un cadáver ensangrentado, envuelto por ella, en pleno proceso fibrinolitico, es decir, con la sangre reblandecida y apta para el calcado, sin que quedara señal alguna del despegue en esos mismos calcos?

El Dr. Langton Fox (The Holy Shroud, p. 23) dice: "Siempre resulta prácticamente imposible separar o despegar un sólo coágulo de sangre de un lienzo sin estropear la impresión dejada en él por la sangre". Aunque, no se necesita ser médico ni enfermero para comprender que, si se arranca una tela pegada a una herida con sangre reblandecida, deja chafarrinadas sus huellas, por más cuidado que se ponga en la operación.

Aquí en cambio, en la Síndone, los calcos de sangre son nítidos, con perfiles bien definidos, de formas diversas y extendidos por gran parte del cuerpo.

El biólogo Vignon, en sus experimentos para conseguir calcos de sangre coagulada, nunca tan perfectos como los que presenta la Sta. Sábana, jamás consiguió separar la tela sin estropear en algo la huella de la sangre calcada en ella. ¡Y él operaba bajo excelentes condiciones de laboratorio, con pequeñas cantidades de sangre y con lienzos pequeños! Por esto estaba él convencido de que ningún agente humano habría podido separar la Sábana sin desfigurar la extrema precisión de los reguerillos de sangre que aparecen en la frente, en la muñeca izquierda, en los antebrazos y sobre todo el gran manchón de sangre del costado derecho en el que los reguerillos se entrecruzan y separan a semejanza de un encaje.

Además, la Síndone nos dice que la muerte había empezado a hacer su obra en el cadáver. Unas gotitas líquidas habían comenzado a rezumar sobre la frente, en el occipio, en los omoplatos... aunque dejan intactas las improntas, que la putrefacción habría anulado. "La carne de este muerto no se había en absoluto corrompido cuando dejó sus huellas en la Síndone, asegura Vignon (Le Suaire... p. 5). El cadáver no había entrado todavía en descomposición".

 

 

Capítulo 11

EL POLEN DE LA SÍNDONE

Los Micro-testigos del Profesos Max Frei

Por J.L. Carreño Etxeandía

(Tomado de su libro "Al Cerrarse la Urna de la Sábana del Mesías")

 

Nuestros lectores conocen (HUELLAS, págs. 40-41) al Profesor Max Frei, su inicial estudio de los granos de polen encontrados en una porción de la Sábana Santa, y algo de su especialización en el ultramoderno ramo de la Micro botánica llamado Palinología. Sabemos que es una eminencia mundial en su especialidad, y que, aunque retirado desde 1972 de su Dirección del Laboratorio de Ciencias de la Policía Suiza en Zurich, sigue siendo consultado para pericias policiales por varias naciones y, naturalmente, por la Interpol. Crecido en el ambiente protestante de Zwinglio, el escepticismo con que se dispuso a estudiar la Síndone -confiesa Frei, no sin emoción- ha desaparecido por completo ya, debido a sus propios descubrimientos: Max Frei ha demostrado que la Sábana estuvo en Palestina, en Siria, en Urfa de Turquía, en la Anatolia y en Constantinopla, antes de emigrar a las regiones del Mediterráneo occidental. Y si bien no puede por ahora demostrar directa y exclusivamente con su método la antigüedad del Lienzo, sus aportaciones empalman con otras ramas del saber para fijarla categóricamente: dos mil años, como veremos. Las dificultades que le esperaban en su estudio son enormes: pero tal vez la más engorrosa sea el hecho de que hoy muchas plantas cuyo origen regional específico es conocido de todos, se encuentran actualmente en casi todo el mundo (¿quién no tiene hoy una planta japonesa o brasileña en su casa?). Así, por ejemplo, Frei dio pronto con múltiples muestras de polen del bíblico cedro del Líbano; pero todos hemos visto cedros «del Líbano» en tantísimos parques y jardines de la zona mediterránea. Lo que le suministró al investigador la clave de nuevos horizontes fue la identificación de plantas halofitas: como su nombre lo dice (los alumnos de E.G.B. saben que «halógeno» significa «generador de sal») son plantas que prosperan en terrenos con un alto contenido salino: y ellas son características -y casi exclusivas- de las regiones de alrededor del Mar Muerto y de los desiertos que bordean el valle del Jordán: tales son la Tamarix, Suaeda, Artemisia. En palabras del Frei mismo: «Estas plantas tienen un gran valor de diagnóstico para nuestro estudio geográfico, ya que no se encuentran idénticas plantas desérticas en ninguna de las otras regiones donde se cree que la Sindone estuvo expuesta al aire libre.» ¿Cómo pudo decirse que un falsificador de la Edad Media habría producido una Síndone en cierto lugar de Francia; donde no existen esas típicas plantas halofitas, características de las regiones desérticas de Palestina?», dice Frei.)

He aquí la traducción literal de la conferencia-ponencia número 15 quc Max Frei pronunció (en italiano; en cambio, en el Symposium de Londres nos había hablado en inglés) en el Congreso de Turín: ...

 

B) LOS RESULTADOS «Durante estos últimos cinco años he logrado identificar bajo el microscopio óptico y con el microscopio electrónico a escansión un total de 49 especies cuyo polen estaba representado en el polvillo de la Síndone.» «Todas estas muestras se conservan bajo forma de preparaciones permanentes en gelatina con glicerina, y como microfotografías, y también quedarán depositadas en el Centro Internacional de Sindonología de Turín para ulteriores estudios y futuras comparaciones con otros muestreos que hayan sido eventualmente realizados por otros científicos. Aquí reseño ahora la lista de las plantas identificadas por mí.» «He indicado brevemente el área de distribución de cada planta y sus exigencias ecológicas, indicando también si la planta crece en Italia, Francia, Turquía (Anatolia) o Palestina. Con ello puede cada uno hacerse una idea sobre cuál fue la región donde la Síndone fue probablemente contaminada por alguna de las plantas de esta lista.» .

 

CONCLUSIONES

 

1) «La presencia de un gran número de gránulos de polen en el polvo depositado sobre un objeto conservado en seco y expuesto de vez en cuando al aire libre debe ser considerada normal según mis experimentos criminalistas.»

 

2) «La geografía botánica no conoce ninguna localidad donde sea posible una contaminación directa por elementos florísticos tan heterogéneos. Es indudable que ese lino ha viajado y ha sido contaminado en lugares diversos.» «Dejo abierta la posibilidad de que una parte de ese polen provenga de la fabricación del tejido y tal vez también de las sustancias aromáticas usadas, como, por ejemplo, el áloes, para procedimientos funerarios, o aún de la piel húmeda del cuerpo muerto. Pero con toda seguridad los pólenes posteriores son de origen eólico, depositados durante las exhibiciones.»

 

3) «No es difícil de interpretar la presencia de polen proveniente de plantas mediterráneas o de especies que crecen en Europa Central.» «Está probado, con base en documentos históricos, que la Síndone, en los últimos cinco siglos, fue expuesta en varios sitios de Francia e Italia, entre los cuales, St. Hippolyte sur Doubs, Chambéry, Vercelli y Turín.» «El espectro. polínico confirma, pues, un hecho conocido a través de otras fuentes, y hace ver al mismo tiempo la validez del método palinológico para la investigación criminal, puesto que permite establecer una conexión geográfica entre el polen y los lugares visitados por un objeto.»

 

4) «La presencia sobre la Síndone de polen de 29 plantas del Cercano Oriente, y especialmente de 21 plantas que crecen en el desierto o en las estepas, conduce directamente a la hipótesis de que la Sábana hoy conservada en Turín fue en tiempos pasados expuesta al aire libre en países donde estas plantas forman parte de la vegetación normal.» «Algunas de sus variedades están ampliamente difundidas en zonas con precipitación muy escasa, como, por ejemplo, en el Africa Septentrional y desde Arabia hasta Persia.» «Para poder deducir conclusiones más precisas he estudiado el área de difusión de cada una de las especies para individuar una zona donde estuvieran presentes todas las plantas identificadas. » «En esta investigación los indicios se han concentrado en Jerusalén y alrededores, donde la auténtica Sábana del Mesías habría tenido ocasión de contaminarse con pólenes de la Palestina bíblica.» «Efectivamente, tres cuartas partes de las especies encontradas sobre la Síndone crecen en Palestina, y entre ellas hay 13 especies muy características, o aun exclusivas, del Neghev y de la zona del Mar Muerto (plantas halofitas).» «La Palinología permite, por tanto, afirmar que la Síndone en el curso de su historia (comprendido el de su fabricación) ha residido en Palestina.» «Este resultado no explica la presencia de polen de plantas esteparias que faltan en Palestina o son sumamente raras.» «Según la Palinología, la Síndone ha debido ser expuesta al aire libre también en Turquía, ya que 20 de las especies identificadas son abundantes en la Anatolia (región de Urfa, etc.) y cuatro en los alrededores de Constantinopla, faltando, en cambio, por completo tanto en Europa Central como Occidental.» «Este resultado debe ser valorado como argumento de gran peso en favor de la presunta identificación del Mandylion de Edessa con la Síndone conservada en Turín, identidad ésta que permitiría explicar por qué, hasta estos recientes estudios, se sabía tan poco del pasado de la Síndone.»

 

5) «Los historiadores modernos -por ejemplo, Wilson- han reconstruido los viajes de la Síndone como sigue: Jerusalén, Edessa, Constantinopla, Chipre *, Francia, Italia.» «La Palinología está en grado de confirmar la vertiente geográfica de este itinerario. Efectivamente, basándonos en nuestras investigaciones, las principales estaciones, Jerusalén, Edessa, Constantinopla, Francia, Italia, son compatibles con el polvillo de la Síndone.»

 

6) «No he encontrado pólenes de plantas que crezcan exclusivamente en Chipre. Una de dos: o el Lienzo no ha recalado en esa isla durante la retirada de los cruzados de Constantinopla o el Lienzo ha permanecido encerrado en su cofre, sin ser expuesto al aire libre.»

 

7) «Dado que el aspecto geográfico de la Síndone en el pasado habla en favor de su autenticidad, sería de gran importancia poder emitir un juicio sobre su edad partiendo de la pista de esas huellas encontradas por mí.» «Pero el estado actual de nuestros conocimientos no permite una datación exacta, ya que las plantas representadas en el Lienzo por su polen crecen hoy todavía en las zonas citadas, y sabemos por la 'Flora de la Biblia' que en los últimos dos mil años la vegetación en Israel -dejando aparte una disminución de los bosques y un aumento del área cultivada- no ha sufrido alteraciones fundamentales.» «Y especialmente los lugares con condiciones ecológicas límite (murallas, rocas, desiertos arenosos o salados, estepas) han originado siempre, y la seguirán soportando en el futuro, una vegetación especialmente adaptada a la vida en tales circunstancias. » «Efectivamente el estudio del polen fósil en los sedimentos aluviales, lacustres (lago de Tiberíades), marinos (Mar Muerto), realizado, entre otros, por A. Horowitz y M. Rossignol, confirma que estas especies estaban presentes en estas zonas tanto en los tiempos de Jesucristo como antes y después.» «Podríase un día obtener una datación más precisa si encontramos el polen de una planta que se extinguió en los últimos dos milenios.

Contrariamente a algunas noticias sensacionales infundadas, pero aparecidas en la prensa, hasta ahora no he tenido la fortuna de encontrar tal planta en mis investigaciones.» «Es posible que posteriores análisis del polvillo sindónico nos permitan estudiar estadísticamente la frecuencia de las especies y luego sincronizarla con el espectro de frecuencia del polen en los varios horizontes de sedimentación del Mar Muerto. Pero tal vez este costosísimo trabajo no será necesario si un día la datación del tejido llegara a fijarse mediante el radiocarbono.» «Hoy por hoy puedo solamente confirmar que no he encontrado en la Síndone elemento alguno que deba valorarse como contraprueba de una edad de unos dos mil años.»

8) «He estudiado también, apoyado en la Palinología, y como criminalista especializado en el análisis de las micro-huellas, el problema de una eventual falsificación de la Síndone. Pensar que un falsario en la Francia medieval se hubiese procurado un pedazo de tela de lino de Palestina llevando adherido polvillo de aquella zona es ir un poco lejos; pero, ¿se le habría ocurrido hacer venir polvillo de la Anatolia o de Constantinopla para 'polinizar' su fraude?»

 

Dr. Max Frei

 

OBSERVACIÓN FINAL

 

para temperar un poco la excesiva modestia del Dr. Max Frei

 

No podemos negar que nos causó algo de sorpresa el ver que el «Sherlock Holmes de la Sábana Santa» -como se le ha llamado a Max Frei-, después de asombrar al mundo con unas investigaciones tan penosas, tan concienzudas, tan brillantemente convincentes, se sintiese en el deber de llamar nuestra atención sobre el hecho de que no había encontrado aún en el Lienzo ninguna especie de polen que, existiendo hace dos mil años, hubiera desaparecido hoy. Es verdad que fue precisamente eso lo que propagó la prensa mundial. Y yo conservo artículos de varias publicaciones donde así se afirma en nombre de Max Frei. Ahora bien, aun admitiendo que nos hemos equivocado al divulgar la noticia precisamente en esa forma, es innegable que el trabajo de Max Frei HA DEJADO PROBADO QUE LA SÍNDONE ESTUVO EN PALESTINA EN EL SIGLO I DE NUESTRA ERA, y ello, existan o no existan hoy en los huecos de las murallas de la vieja ciudadela de Jerusalén las mismas tristes florecillas que contemplaron la Pasión del Señor, y existan todavía o no las otras que se estremecieron a Su Voz (« ¡Mirad las florecillas del campo! ») a las orillas del lago. ¿Por qué? Muy sencillo: la Sábana estuvo en Palestina, ya que las tres cuartas partes del polen que recogió en sus fibras es palestino (y 13 de esas plantas son halofitas, que sólo las pudo llevar a Jerusalén el viento de sus desiertos). Pero la Sábana ya no estaba, y jamás volvió a estar en Palestina después de la destrucción de Jerusalén. Era el siglo I, pues, cuando ese polen se adhirió a sus fibras. Pero hay más: ¿de qué nos serviría descubrir que algunas especies de flores de entonces dejaron hoy de existir? Nadie sabría cuándo desaparecieron, por muy ausentes que se constataran hoy. Lo único que probaría su ausencia de hoy sería que la Sábana no era de este siglo: y eso ¿a quién le interesa? No hay certificados de defunción para esas flores marginadas: sólo son ellas las que pueden decirnos algo: "Pasó por aquí."

 

J.L. Carreño Etxeandía

(Misionero Católico y Escritor Sindonólogo).

 

 

Nota de Tito Martínez

 

Estos estudios del profesor Max Frei, ya fallecido, han sido continuados recientemente por dos científicos Israelíes, los Drs. Uri Baruch y Avinoam Danin, y dos Sindonólogos americanos, quienes han confirmado y completado los estudios de Frei. Ellos han confirmado la presencia en cantidades apreciables de Polen de plantas que sólo existen en la región de Jerusalén, que son transportadas por los insectos y que florecen durante el inicio de la primavera, coincidiendo con la celebración de la Pascua Judía.

Particularmente, el polen más abundante corresponde a la planta Gundelia Tourneforti, una planta espinosa de Palestina. Esto los llevó a ratificar que la Síndone proviene de la región de Jerusalén. ("Flora of the Shroud Of Turin"; Danin A., Whanger A.D., Baruch U. And Whanger M.; Missouri Botanical Garden press; St Louis Missouri; U.S.A., 1999.)

 

 

Capítulo 12

LA SÁBANA SANTA: ¿FRAUDE COLOSAL? o ¿TESTIMONIO DE LA RESURRECCIÓN?

Por Adolfo Orozco Torres

(Físico y Presidente del Centro Mexicano de Sindonología)

Este excelente artículo lo he tomado de la Web siguiente:

http://www.troquel.com.mx/sabana.htm

 

 

"La Sábana Santa o Lienzo de Turín o Síndone que se conserva en la Catedral de San Juan Bautista en la ciudad de Turín, es, según la tradición el lienzo mortuorio que cubrió el cuerpo muerto de Jesús  de Nazareth quien, según sus discípulos, resucitó el domingo de Pascua recobrando la vida por su propio poder. Para muchos, esta tela es sólo una más de las muchas reliquias con que la Iglesia Católica pretende mantener y promover la creencia en el origen divino del Mesías. Para los cristianos, esta tela -si fuera auténtica- sería la máxima reliquia de su religión, pues en ella, su Salvador resucitó a la vida Gloriosa prometida a todos sus seguidores. La Síndone ha sido acusada en varias ocasiones de ser un fraude, una superchería, que, en el mejor de los casos, pretende mañosamente exaltar la piedad popular con la mejor intención de acercar a los creyentes a Dios. Para la Iglesia, la Síndone no es un dogma de fe, se puede libremente creer o no en su autenticidad, pero desde luego que en forma invariable a promovido su veneración. Los Papas con regularidad se han expresado favorablemente sobre ella como "algo" que debe conducirnos a su dueño, es decir a el Mesías. ¿Cuál es la realidad? ¿Se trata realmente de una superchería o hay elementos que nos permitan considerar que es auténtica? Presentaremos en forma resumida los principales argumentos en ambas direcciones para que los lectores se formen su opinión.

 

LA SÍNDONE

 

La “Sábana Santa”, es una tela de lino que mide 4.36 m. de largo y 1.10m de ancho, que, de acuerdo a la tradición cristiana, es el lienzo en que fue envuelto el cuerpo muerto de Jesús  de Nazaret cuando fue depositado en la tumba, después de bajarlo de la Cruz. A lo largo de su extensión se observan dos figuras difusas cabeza con cabeza. Las imágenes frontal y dorsal de un cuerpo cruelmente torturado, con lo que parecen ser todos los detalles que narran los evangelios sobre la pasión y muerte del Mesías. Tiene además unas líneas oscuras y unos parches, huellas de un incendio que estuvo a punto de destruirla la noche del 4 de diciembre de 1532 cuando se guardaba en la Iglesia de Chambery, Francia. La figura nos muestra a un hombre desnudo, con los brazos cruzados y unidos por las manos a la altura del Pubis. Tiene múltiples manchas obscuras que parecen sangre. La parte superior de la cabeza y la nuca presenta abundantes hemorragias, el cartílago nasal está roto. Tanto la parte dorsal como frontal está cubierta con más de 480 pequeñas heridas que parecen ser el producto de una flagelación brutal -más de 120 golpes de flagelo- con dos instrumentos idénticos a los usados por los romanos. Su hombro derecho está severamente lastimado indicando que cargó un objeto pesado sobre él. Sus brazos y pies presentan lesiones y hemorragias que corresponden a la crucifixión romana y tiene perforado el costado derecho por un objeto del tamaño y forma de las lanzas usadas por el ejército romano.

 

EL FRAUDE

 

A lo largo de los últimos siete siglos ha habido varias acusaciones de que la Sábana Santa es una falsificación. El obispo de la Ciudad de Troyes (Francia), a mediados del siglo XIV le escribió al Papa que él (el Obispo) conocía al pintor, aunque nunca mencionó el nombre del supuesto falsario. En estudios recientes un experto en microanálisis, el Dr. Walter McCrone [2] afirmó, después de analizar al microscopio fibras de la Sábana Santa, que no había presencia de sangre en la tela. En su lugar encontró óxido de hierro, que de acuerdo a sus estudios eran los remanentes de dos pigmentos: rojo ocre y bermellón, que ya se conocían en la edad media. De acuerdo a esto, la imagen había sido pintada y después lavada de modo que sólo habían quedado los remanentes de esos pigmentos. Sin embargo, el embate mas fuerte contra la autenticidad del lienzo ocurrió el 13 de octubre de 1988. Ese día, en una conferencia de prensa, el Dr. Michael Tite, Director del Museo Británico en ese entonces, dio a conocer el resultado de la prueba del Carbono-14 practicada a la Sábana Santa. De acuerdo a los resultados de los tres laboratorios que habían realizado el fechamiento en forma independiente, el lino del cual había sido tejido el Lienzo de Turín había sido cosechado entre el año 1260 y el 1390 de nuestra era, por lo tanto, no puede tratarse del lienzo mortuorio del Mesías. Este episodio fue calificado por muchos como la firma del "Acta de Defunción de la Sábana Santa". En esa misma conferencia de prensa, el Dr. E. Hall, miembro del mismo equipo dijo que "después de este resultado seguir creyendo en la Sábana Santa es como creer que la Tierra es plana". Afirmación por demás aventurada en un científico. Los científicos rara vez nos atrevemos a hacer afirmaciones tan contundentes pues sabemos que estamos expuestos a ser desmentidos tarde o temprano por un nuevo resultado. A grandes rasgos estos son los principales argumentos científicos contra la autenticidad. Desde luego existen otros en el campo de la historia, pues hay largos periodos en los cuales se desconoce el posible paradero de la tela, pero en nuestro trabajo nos concretaremos a lo que muchos llaman pomposamente "Ciencias Duras", esto es: a aquellas afirmaciones que pueden ser sometidas a comprobación por nuestros instrumentos científicos y técnicos y comprobadas o refutadas por diversos grupos de trabajo. Cabe mencionar en este apartado que desde el punto de vista fisiológico, ningún médico a aportado algún indicio que apunte hacia la falsedad de la tela. ¿TESTIGO DE LA RESURRECCIÓN? Debo confesar que el encabezado de la sección es mañoso. En realidad se van a presentar los argumentos a favor de la autenticidad, y el título obedece al hecho apuntado arriba de que si la tela es auténtica, entonces, independientemente de que se crea o no en la resurrección de Jesús , sería la tela que estaba en contacto con su cuerpo en el momento en que el Maestro volvió a la vida de acuerdo a los cristianos. Voy a dividir el tema en varios subtemas, pues existen muchos indicios que apoyan la autenticidad.

 

MEDICINA

 

Alrededor de los años 1930's, el Dr. Pierre Barbet, Médico forense francés realizó una serie de estudios sobre cadáveres [3]. De acuerdo a sus estudios, la impronta en la Síndone es clínicamente exacta. Representa el cuerpo de una persona realmente crucificada, las huellas de los clavos están en el "espacio libre de Destot", un pequeño espacio entre los huesos de la muñeca por donde puede penetrar un clavo del tamaño del usado por los romanos y quedar perfectamente anclado. Los ligamentos de esos huesos proporciona un soporte suficiente para resistir tracciones de más de 70 kilogramos, lo que no sería posible si los clavos estuvieran en la palma de la mano. Además, al atravesar ese lugar con el clavo se lesiona el nervio mediano obligando al pulgar a retraerse sobre la palma de la mano, lo mismo que ocurre en la imagen del hombre de la Síndone. El Dr. Barbet y muchos otros médicos italianos, americanos y de otras nacionalidades analizaron detalladamente las huellas de las heridas sin encontrar un solo caso de discordancia con lo que relatan los evangelios, antes bien: en aquellos casos en que los evangelios son sumamente escuetos, la imagen sindónica complementa perfectamente lo que debió haber sido. Es importante notar que las heridas, los flujos de sangre, incluso la salida de un líquido oscuro (sangre) y uno claro (suero) está perfectamente explicado por la efusión de sangre y derrame pericárdico que debió haber ocurrido al atravesar el costado del crucificado una vez muerto. Era imposible para un supuesto falsario en la edad media crear una imagen con esa perfección fisiopatológica muchos siglos antes de que se descubriera la circulación de la sangre y múltiples detalles forenses que sólo han sido descubiertos durante los dos últimos siglos. En este mismo rubro mencionaremos las pruebas realizadas en 1978 por el "Equipo de Investigación del Lienzo de Turín" [4] (STURP, por sus siglas en inglés). Contrariamente a lo expresado por McCrone de que no hay sangre en la tela, los Drs. John Heller y Allan Adler identificaron positivamente, por técnicas de fluorescencia ultravioleta, la presencia de restos de hemoglobina, porfirina y suero en las diversas heridas del hombre de la Sábana. Posteriormente el Dr. Baima Bollone, médico italiano logró realizar las pruebas forenses que dieron resultados positivos para sangre humana tipo AB. Unos años después se pudo determinar el Ph de la sangre el cual resultó ser sumamente ácido (Ph=5) indicando que el hombre padecía una muy elevada carencia de oxígeno, lo que concuerda con el suplicio de la cruz, pues la muerte se producía por asfixia. Estos resultados fueron publicados en las revistas especializadas de medicina con revisión de árbitros internacionales, a diferencia del Dr. McCrone cuyos resultados sólo los publicó en la revista "The Microscope" que él mismo publica.

 

ARQUEOLOGÍA

 

En este apartado mencionaremos lo que se sabe sobre la tela. ¿Se trata de un tejido del Siglo I?. Los estudios han llevado varias direcciones. En primer lugar la Síndone está tejida en lo que se conoce como "Sarga de tres" o "espiga". Los expertos textiles nos dicen que esta forma de tejer era común en tiempos del Mesías. Pero lo más importante fue que el Dr. Gilbert Raes, experto Belga, analizando al microscopio las fibras del tejido encontró rastros de algodón. Esto le sorprendió pues el algodón no se cosecha en Europa hasta muy recientemente, en Europa se cosecha lana desde hace muchos siglos, y no encontró los menores restos de lana y sí en cambio abundantes restos de algodón. Esto lo llevó a afirmar "Esta tela fue tejida en un telar del Medio Oriente que además de Lino tejía Algodón”. Paralelamente, el Dr. Max Frei, criminólogo Suizo y experto de la INTERPOL [5] fue autorizado en 1973 a retirar muestras de las pequeñas partículas que había entre las fibras de la Síndone. El Dr. Frei, quién era además experto en Palinología (estudio de los Pólenes) y agnóstico, tenía acceso a los catálogos de toda Europa. En sus cintas identificó 58 especies de pólenes diferentes; de éstas, poco más de la mitad correspondían a plantas europeas de los lugares donde se sabe que ha estado la Síndone desde 1352: Lirey, Chambery, Turín, Monte Vérgine, etc. Pero el resto no aparecía en sus catálogos. Ampliando su búsqueda identificó algunos otros como provenientes de plantas de la región de Constantinopla y del norte de Turquía, y gran cantidad de estas partículas que correspondían a plantas de la región de Palestina. Estos estudios han sido continuados recientemente por dos científicos Israelíes, los Drs. Uri Baruch y Avinoam Danin [6] y dos Sindonólogos americanos, quienes han confirmado y completado los estudios de Frei. Ellos han confirmado la presencia en cantidades apreciables de Polen de plantas que sólo existen en la región de Jerusalén, que son transportadas por los insectos y que florecen durante el inicio de la primavera, coincidiendo con la celebración de la Pascua Judía. Particularmente, el polen más abundante corresponde a la planta Gundelia Tourneforti, una planta espinosa de Palestina. Esto los llevó a ratificar que la Síndone proviene de la región de Jerusalén. Otro estudio en esta dirección fue realizado por el Sacerdote Jesuita Americano Francis Filas. El P. Filas identificó, después de un estudio detectivesco, que sobre el ojo derecho del hombre de la Síndone se había colocado una moneda, costumbre frecuente entre los Judíos para evitar que el cadáver abriera los párpados como resultado de algún movimiento reflejo. Logró identificar positivamente la moneda con un Leptón Romano, emitido por Poncio Pilato en el año 28 que contenía la leyenda TIBEPIOU KAICAPOC (Tiberio Cesar) y que fueron retiradas de la circulación en el año 37 al morir Tiberio y sucederlo Calígula. De acuerdo a los arqueólogos, esto le pone fecha y lugar a la sepultura del hombre de la Síndone: la región gobernada por Poncio Pilato, en algún momento entre el año 28 y el año 37 de nuestra era.

 

LA IMAGEN

 

Sobre este punto es en el que se han hecho más estudios. Es sumamente difícil tratar de resumirlos. Quiero dejar sentado en este punto que lo que voy a afirmar está respaldado por trabajos científicos publicados en las revistas arbitradas especializadas, y la brevedad es resultado de lo limitado del espacio. En primer lugar podemos afirmar enfáticamente que, contra lo dicho por McCrone y algún otro, la imagen NO ES UNA PINTURA.

En la tela hay dos imágenes diferentes: la primera está formada por las huellas de sangre que impregnaron el tejido, y posteriormente se grabó la impronta del cuerpo. Esto se puso de manifiesto cuando se le tomó la primera fotografía en 1898., En esa ocasión se descubrió que la impronta del cuerpo está grabada en la tela EN NEGATIVO, mientras que la sangre está en positivo, como es natural. Esto provoca que al contemplar el negativo fotográfico la imagen del cuerpo aparece en positivo, como si estuviéramos viendo a la persona al natural. Mientras que las imágenes de sangre aparecen blancas como corresponde a una imagen negativa de un objeto oscuro. Los mayores esfuerzos del equipo STURP en 1978 se dedicaron a describir la imagen y tratar de detectar e identificar mediante que proceso se había transferido a la tela. Se analizaron químicamente las fibras y las fibrillas, se tomaron fotografías con aumentos hasta de 200 veces, se extrajeron fibrillas para someterlas a diversos tipos de solventes orgánicos e inorgánicos, se usó radiación infrarroja y ultravioleta directa y con iluminación lateral para detectar cualquier tipo de material superficial añadido a la tela, pigmentos, ácidos, tintes, polvos, bases, anilinas, etc. El resultado fue que la imagen es totalmente superficial, no penetra siquiera el grueso de una fibrilla, es estable al agua y al calor, no tiene direccionalidad, no hay la más mínima evidencia de flujo capilar, es sumamente tenue, lo que hace que solo se pueda ver con cierta claridad a una distancia de mas de medio metro, pero NO HAY LA MENOR EVIDENCIA DE ALGÚN MATERIAL AÑADIDO A LA TELA. Las fibrillas que contienen imagen sufrieron un proceso químico de oxidación y conjugación que las deshidrató y esto hace que reflejen ligeramente más el color amarillo del espectro y por eso presenta ese tono sepia ligero. Las características de negatividad, superficialidad y no-direccionalidad (las fibras con imagen están orientadas en todas las direcciones), y el hecho de que junto a fibras con imagen hay fibras sin imagen los llevó a concluir que es imposible producir esta imagen por un proceso de coordinación ojo-cerebro-mano. La imagen presenta algunas características similares a una chamuscadura, sin embargo, las quemaduras térmicas presentan fluorescencia al ultravioleta, lo que no ocurre con la impronta sindónica. Pero lo que más sorprendió a los científicos es que la imagen tiene información tridimensional codificada producida por un mecanismo de formación a distancia. Hay muchas partes de la tela que no estaban en contacto con el cuerpo y tienen imagen. Esto les permitió a los Drs. John Jackson y Eric Jumper, que además trabajaban para la NASA el poder realizar una estatua del hombre de la Síndone de bulto.

¿Qué pasa entonces con el Carbono-14? ¿Pudo haber fallado en alguna forma? La prueba se basa en dos supuestos: 1) conocer cuanto C-14 tenía la muestra originalmente y 2) que en el transcurso del tiempo no se halla alterado el contenido de Carbono de la muestra.

Estudios realizados en 1994 y posteriormente han descubierto la presencia en el tejido de hongos y bacterias. Esta combinación especial produce un material bioplástico traslúcido que cubre -cuando menos- algunas de las fibras de la Síndone. Además, las fibras de lino que son huecas, se han rellenado de este hongo “lichenotelia”, el cual se encuentra vivo pues pudo ser cultivado en laboratorio por el Dr. Mexicano Leoncio Garza-Valdéz. Todo es material orgánico añadido al tejido a lo largo de los siglos. Los científicos que realizaron la datación 1988 no tenían la menor idea de la existencia de estos añadidos y las rutinas normales de descontaminación aplicadas a las muestras no son lo suficientemente agresivas para eliminar este material. Además de esto, un científico Ruso, Premio Lenin de la ex-Unión Soviética, sometió a telas de lino a temperaturas equivalentes a las del incendio que la marcó en 1532 descubriendo que en estas circunstancias parece ser que el lino absorbe C-14 de la atmósfera, “rejuveneciéndola” desde el punto de vista de este método de datación[7]. Al resumir sus resultados, los científicos descartaron diversas hipótesis: No se trata de una imagen producida por contacto, ni por vapores. NO ES UNA PINTURA, no es una imagen térmica. Finalmente, la única hipótesis que de algún modo podía explicar todas las características sería la de una radiación. Sin embargo, como ellos mismos reconocen, esta hipótesis parece descabellada. Los cadáveres no emiten radiaciones capaces de grabar una imagen en tela.

Los Drs. Stevenson y Habermas, en su libro reconocen: “Hasta hoy los científicos han fallado en la tarea de encontrar una explicación completamente natural a la imagen del hombre que fue envuelto en la Sábana Santa”.

 

LA RESURRECCIÓN

 

Pero los problemas no terminan ahí. Existen otras características de la impronta sindónica que los científicos prefieren ver de perfil. Son como indicio, como flechas que apuntan a hechos más allá del alcance de la ciencia. ¿A que nos referimos?. Los médicos forenses nos dicen primeramente que las imágenes frontal y dorsal corresponden perfectamente al hecho de que la tela envolvió un cuerpo por ambos lados pues las posiciones delanteras corresponden perfectamente con las correspondientes verticales en la espalda: cabeza con cráneo, pecho con espalda, antebrazos delanteros y traseros, piernas, rodillas, etc., esto, afirman, sería imposible hacerlo si las dos imágenes hubieran sido creadas por separado. Por otro lado ¿Cómo explicar que la intensidad de la imagen frontal y dorsal sean idénticas? En forma natural la imagen dorsal debía ser mucho más intensa, pues sobre esa parte descansaba el peso del cuerpo. ¿Y cómo explicar que la imagen dorsal no esté aplanada? Naturalmente los hombros, la región glútea y las pantorrillas debían haberse aplastado sensiblemente como ocurre con todos los cadáveres, y sin embargo la imagen muestra un cuerpo que parece tener “tono muscular”, como si estuviera vivo y de pie, pero la huella de los pies no deja dudas de que el cuerpo se encontraba en posición horizontal. Igual de desconcertante es la imagen de la cabeza, el cabello cae en forma natural como si el cuerpo estuviera de pie, ¡pero sabemos que no era así! ¿Se puede arreglar una cabellera larga para dar ese efecto? Todo parece indicar que no, o al menos no sabemos como hacerlo. Esto ha llevado a insinuar que el cuerpo de Jesús  estaba levitando cuando se grabó la imagen. ¿Pero los cadáveres levitan? Los científicos se negaron a aceptar como válida la hipótesis de la radiación para explicar el mecanismo de transferencia de la imagen a la tela por considerarla no-científica, sin embargo recientemente se han acumulado las evidencias físicas de que sí hubo una radiación involucrada. En la imagen de la mano, al observar con detenimiento los nudillos se ha descubierto que está la imagen del pulgar que se encuentra doblado bajo la palma de la mano. Por técnicas de luz polarizada se han observado las falanges de los dedos y los raíces de algunos de los dientes en la mandíbula. Estas imágenes están ahí, no hay duda de ello, pueden ser corroboradas. ¿Cómo explicarlas sino es por una radiación? Estos resultados nos llevan a concluir que Sí hubo una radiación involucrada, lo que queda pendiente es ¿qué tipo de radiación? ¿de donde provino? ¿cómo explicarla? Los teólogos tienen una respuesta. De los textos evangélicos y de las Cartas de San Pablo se deducen las características de los cuerpos gloriosos resucitados. Según esto, el Cuerpo del Mesías resucitado es ya inmune a la gravedad, tiene una luminosidad que proviene del alma, ya no está sujeta a la muerte ni a las experiencias negativas y se puede mover con la velocidad que el alma desea y la materia le permite. Estas características podrían explicar lo que en este momento no tiene explicación, pero están más allá del campo de la ciencia.

 

CONCLUSIONES

 

Haciendo un balance sereno y objetivo de los elementos de que se dispone, la conclusión principal de todos los estudios es que es mucho más probable que la Síndone sea auténtica a que sea falsa. Para que sea una falsificación se requeriría casi de un supergenio que en el siglo XIII ya supiera sobre la circulación de la sangre, que conociera el concepto de negatividad ¡y fuera capaz de realizarlo!, que hubiera tomado las precauciones de conseguir una tela del medio oriente, con polen de plantas de esa región, y hasta traer un leptón de los emitidos por Poncio Pilato, etc., etc., etc.

 

Adolfo Orozco Torres

(Físico y Presidente del Centro Mexicano de Sindonología)

 

[1] Se debe distinguir entre "Adorar" y "Venerar". Sólo a Dios se le "Adora". A la Virgen María y a los santos se les rinde culto de "Dulía" -en el caso de la Virgen María de Hiperdulía- y a los objetos se les "Venera", esto es se les trata con un respeto especial por ser "restos", "reliquias", relacionadas con alguien muy apreciado.

[2] Judgment Day for the Turin Shroud.

[3] "La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo Vista por un Cirujano", Barbet, Pierre; Ediciones Promesa, México.

[4] "Dictamen Sobre la Sábana del Mesías", Stevenson, K.L. y Habermas, G.R.; Ediciones Planeta, México, 1983. [5] Fue el encargado de investigar el asesinato del Secretario General de las Naciones Unidas Dag Hamarskjold en los años 60's.

[6] "Flora of the Shroud Of Turin"; Danin A., Whanger A.D., Baruch U. And Whanger M.; Missouri Botanical Garden press; St Louis Missouri; U.S.A., 1999. [

7] “The Blood and the Shroud”; Ian Wilson; The Free Press, New York, 1998.

 

 

Capítulo 13

¿ES JESÚS ?

Por los Dres. Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas

(Tomado de su libro "Dictamen sobre la Sábana del Mesías", editado por PLANETA)

 

Ese hombre que fue envuelto en la Síndone ¿es Jesús ? Estamos ya en disposición de dar una respuesta a esa pregunta crucial.

Por su parte la ciencia se ha pronunciado ya por la autenticidad de la Síndone. Los científicos han determinado que estamos ante un genuino objeto arqueológico, no ante un fraude. Sus conclusiones han sido confirmadas por los últimos datos arqueológicos.

Los expertos concuerdan en que la Síndone es un lienzo sepulcral que una vez envolvió el cuerpo muerto de un judío que había sido crucificado por los romanos y enterrado a la usanza judía; La fecha recae hacia el primer siglo, y el lugar hacia Palestina.

Estamos, pues, ahora confrontados con dos alternativas. O era Jesucristo ese hombre de la Síndone, o era alguna otra víctima de una crucifixión. Ésa es la alternativa que nos fija la conclusión de la ciencia. Vamos ahora a examinar ambas. Primero sopesaremos las pruebas de que Jesús  es el hombre de la Sábana Santa, y luego las probabilidades de que sea otro.

 

JESÚS  Y LA SÍNDONE

 

Es muy elocuente comparar las heridas del hombre de la Síndone con el testimonio del Nuevo Testamento donde se nos describe el modo como crucificaron a Jesús . La correlación es, sencillamente, asombrosa

Antes de ser crucificado, Jesús  había sido sometido a una variedad de torturas. Soldados romanos le habían flagelado (Mt. XXVII, 26; Mr. XV, 15; Jn. XIX, 1). También al hombre de la Síndone le habían azotado salvajemente. Ricci ha contado más de 220 azotes en su cuerpo, distribuidos por casi todas sus zonas, con la excepción de la cabeza, pies y brazos .1 Wilson registra unos cuantos menos, pero los suficientes, sin embargo, para constituir una terrible flagelación.2 Ya hemos dicho que, a juzgar por el tipo de huellas dejadas por los azotes, éstos habían sido infligidos por el flagrum romano, un terrible instrumento de tortura que causaba agudísimo dolor al arrancar a veces pedacitos de carne a cada golpe.

Los romanos también se mofaron de Jesús  por sus pretensiones de ser el hijo de Dios y el Mesías: para ello le echaron encima un trapo de púrpura, le pusieron una caña en las manos a modo de cetro y parodiaron un homenaje a su realeza, inclinándosele en pleitesía. Y luego, para seguir la burla, hicieron una corona de espinas y se la encasquetaron en la cabeza (Mt. XXVII, 29; Mr. XV, 17-20; Jn. XIX, 2).

Éste es otro exacto paralelismo entre Jesús  y el hombre de la Síndone. El cuero cabelludo presenta numerosas punturas. Una observación minuciosa revela que esas heridas son diferentes de las causadas por los azotes, y que se infligieron independientemente.3

Los Evangelios también relatan que a Jesús  se le golpeó repetidas veces en la cara (Mt. XXVII, 30; Mr. XV, 19; Lc. XXII, 63-64; Jn. XIX, 3); y esos golpes han quedado registrados en el Lienzo, donde se aprecian varias contusiones e hinchazones alrededor de ambos ojos, en ambas mejillas, en la nariz y en la barbilla.

Después de los azotes, de la burlesca coronación con espinas, de las bofetadas y golpes en el rostro, a Jesús  se lo llevaron para crucificarle, obligándole a cargar con su propia cruz (Jn. XIX, 17). Pero parece que se tambaleó y cayó al suelo, ya que un espectador fortuito, Simón de Cirene, fue requisado para llevar la cruz por él (Mt. XXVII, 32; Mr. XV, 21; Lc. XXIII, 26).

En el caso del hombre de la Síndone se le aprecian contusiones en el torso superior, inmediatamente debajo de los hombros; lo cual hace pensar que también él transportó, o sostuvo, algún objeto pesado. Y sabemos que esto ocurrió después de la flagelación, porque se observa que el frotamiento de ese objeto pesado ha alterado ligeramente las heridas de los azotes, debajo de la nueva contusión. Hay que añadir también que son patentes unas contusiones y cortaduras en ambas rodillas, apuntando a una caída sobre una superficie dura. La rodilla izquierda aparece mal herida, de un modo más llamativo.

Los Evangelios relatan que a Jesús  le clavaron de pies y manos en la cruz (Lc. XXIV, 39; Jn. XX, 20, 25, 27. El hombre de la Sábana fue también atravesado por las mu ñecas, en la base de sus palmas y por los pies. Los forenses afirman que aquel hombre había sido crucificado, al igual que Jesús .

Pero hay otro asombroso punto de semejanza entre Síndone y Evangelio: éste nos dice que era corriente el procedimiento de quebrarles las piernas a los crucificados para acelerar su muerte (Jn. XIX, 31-32). Y el descubrimiento del esqueleto de Yohanan corrobora el testimonio del Evangelio. Pero éste añade que, en el caso de Jesús , los soldados no le quebraron las piernas porque estaba ya muerto. En cambio un soldado romano le alanceó el costado para estar más seguro de su muerte; y brotó sangre y agua de la nueva herida (Jn. XIX, 33-34).

De igual modo, al hombre de la Sábana no le han fracturado las piernas. Y también a él le han apuñalado el costado. Por extraordinario que parezca, resulta comprobable en el lienzo una mezcla de sangre y agua. La sangre y el agua fluyeron verticalmente sobre el costado derecho hasta la cintura, donde se esparció horizontalmente a través de la región dorsal.

La crucifixión era un suplicio reservado para los esclavos, los prisioneros de guerra, y los peores presos políticos. En consecuencia, no había generalmente interés alguno en concederle a la víctima más que un elemental sepelio. Pero, en cambio, los Evangelios relatan que Jesús  fue inhumado por José de Arimatea, un hombre rico que depositó el cuerpo de Jesús  en su propia tumba sin estrenar, y que le dispensó un entierro individual, completo, con lienzos sepulcrales y especias aromáticas (Mt. XXVII, 57-60; Mr. XV, 43-46; Le. XXIII, 50-55; Jn. XIX, 38-42). Con todo, y a pesar de este reverente cuidado, el ritual de esta sepultura tuvo que precipitarse y, no obstante el apresuramiento, hubo de aplazarse, quedando incompleto al comenzar el descanso sabático (Mr. XVI, 1; Lc. XXIII, 55; XXIV, 1). Éste es también el caso del hombre de la Síndone: su sepultura fue individual, y dignificada por lienzos adecuados, habiendo indicios también de que el rito fúnebre no se pudo completar.

Así, pues, la comparación de los relatos de los Evangelios con los sufrimientos y sepultura del hombre de la Sábana presentan una fuerte probabilidad de que ese hombre es Jesucristo: la evidencia es inevitable en cada punto de semejanza. El hombre de la Sábana sufrió, murió y fue sepultado de la misma manera que, según los Evangelios, sufrió, murió y fue sepultado Jesucristo.

 

1. Ricci, p. 60.

2. Wilson, p. 38.

3. David Willis en Wilson, pp. 36-37.

 

 

LA ALTERNATIVA: OTRO HOMBRE

 

Antes de concluir en firme que el hombre de la Sábana es Jesús , debemos sopesar el grado de posibilidad de que fuera otro hombre, otro judío torturado y crucificado por los romanos y sepultado al modo judío. La ciencia no se siente capacitada para resolver esta cuestión, pero dispone de datos históricos suficientes para llegar a una conclusión basada en la probabilidad: y tenemos derecho a ello, porque la crucifixión y la sepultura de Jesús  difieren notablemente del modo ordinario como los romanos crucificaban a los criminales y como los judíos enterraban a sus muertos. El caso de Jesús  se salió de la regla: le azotaron, le coronaron de espinas, le clavaron en el madero, le alancearon el costado (en vez de fracturarle las piernas), le sepultaron, pero incompletamente, y su cuerpo se separó de los lienzos antes que comenzara la descomposición. Y como igualmente conocemos lo suficiente acerca de las costumbres, tanto romanas como judías, sobre este argumento, estamos en posición de justipreciar el grado de probabilidad de que dos hombres hayan podido ser crucificados y luego enterrados de esta manera. Ese grado de probabilidad, en reverso, nos dará la probabilidad de que la Síndone de Turín sea el verdadero lienzo sepulcral de Jesucristo.

Varios sindonólogos han emitido ya sus cálculos de probabilidad sobre ello. Uno es Francis Filas, profesor de Teología en la Universidad Loyola de Chicago, y veterano estudioso de la Sábana Santa. El padre Filas, S.J., cree que la probabilidad de que alguien que no fuera Jesucristo resultara ser sepultado con la Síndone es mínima: pasando en lista la correspondencia de las peculiaridades de la Sábana con las irregularidades de la crucifixión de Jesús , Filas calcula que el grado de posibilidad de que el hombre de la Sábana no sea Jesucristo es uno contra 1026, con lo cual la Sábana de Turín queda virtualmente identificada con la Sábana Santa que envolvió el cuerpo muerto de Jesús .4

Una cifra relativamente más modesta es la alcanzada por Víncent J. Donovan. También Donovan había quedado impresionado por el modo como las irregularidades conocidas en la crucifixión se correspondían con la información contenida en la Síndone, especialmente la coronación de espinas, el hecho de que no se le hubieran fracturado las piernas, la lanzada en el costado, el sepelio inacabado. Donovan calcula en uno contra doscientos ochenta y dos mil millones el grado de probabilidad de que la persona envuelta en la Siíndone no hubiera sido Jesús .5

El ingeniero y jesuita Paul de Gail es otro especialista que trató de calcular el grado de probabilidad de que algún otro, fuera de Jesús , fuera el hombre de la Síndone. De Gail obtuvo una cifra mucho más alta que la de Donovan. Y eso que sus cálculos los había realizado en 1972, cuando no se habían descubierto todavía tantas nuevas y maravillosas circunstancias en la Síndone.6

El cálculo de probabilidades más modesto lo realizaron en 1978 el matemático Tino Zeuli y el profesor Bruno Barberis, ambos miembros de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Turín. Zeuli y Barberis conjugaron en sus cálculos un planteamiento escéptico con un dominio de las estadísticas. Y, aun así, llegaron a la conclusión de que no habría más que una sola probabilidad entre doscientos veinticinco mil millones de que hubiese sido envuelto en la Síndóne alguien que no fuera Jesús .7

Los análisis estadísticos, tales como los que citamos, no son meras conjeturas sin fundamento: son, por el contrario, respetables instrumentos de averiguación en manos de la ciencia. Los científicos los emplean constantemente para valorar los méritos de las teorías alternativas cuando se trata de explicar los fenómenos observados. Estos cálculos anteriores sobre la Síndone --que van desde uno contra doscientos veinticinco mil millones hasta uno contra 1026 identifican, más allá de toda razonable duda, a la Síndone de Turín con la Sábana sepulcral de Jesucristo.

 

4. Entrevista con Francis Filas en el CBN programa Universitario, Inquiry on the Shroud of Turin, 4 de abril de 1980.

5. Vincent J. Donovan, .The Shroud and the Laws of Probability., The Catolic Digest, abril, 1980, pp. 49-52,

6. Donovan, ibid., p. 51; cf. Wilcox, p. 171. 7. Donovan,¡bid.

 

Pero nosotros vamos a hacer nuestros propios cálculos, adoptando deliberadamente una postura de escepticismo, y vamos a computar nuestro indice de probabilidad lo más modesto que nos sea posible.

Para mantenernos siempre en la cifra más baja posible, vamos a prescindir del hecho de que la persona de la Síndone es un hombre crucificado. Tampoco incluiremos, para aligerar la cifra, el hecho de que se trate de un varón y no de una mujer (1 en 2), y que esa persona murió por crucifixión. Donovan llegó a conceder que por cada 500 hombres de aquellos tiempos uno muriera crucificado: una exageración de modestia en el cálculo, porque la verdad tenía que distar mucho de tal proporción.8 Aun sin tener en cuenta las singularidades de la flagelación, crucifixión y sepultura de Jesús , ya sólo con eso dispondríamos de la probabilidad de uno contra mil. Pero nosotros vamos a dejar a un lado esta metodología en beneficio de nuestro planteamiento a lo escéptico.

 

1) El primer hecho a contabilizar es el de la flagelación y la violencia sufridas por Jesús  a manos de los sayones. A veces se azotaba al que iba a ser crucificado, pero no tan severamente. También la Síndone registra una devastadora flagelación tal, que habría podido causar la muerte de un hombre.9 Pero, a pesar de lo excepcional de este castigo, infligido tanto a Jesús  como al hombre de la Síndone, fijaremos una probabilidad de 1 contra 2 de que un crucificado diferente de Jesús  fuera el tan atrozmente flagelado.

 

2) Es extraordinariamente inusitado que a un hombre que iba a ser crucificado se le coronara antes con espinas. Los romanos rendían formalmente culto al emperador. ¿Qué probabilidad había de que se les ocurriera sin más coronar de espinas a criminales y a esclavos rindiéndoles luego un acto de homenaje burlesco? La coronación indica majestad, y la coronación con espinas significaría un escarnio a una pretendida majestad. A Jesús  le coronaron con espinas precisamente por eso: se trataba de poner en ridículo sus pretensiones de ser el Hijo de Dios, el Mesías, y por ende el rey de los judíos. Pero es que al hombre que luego fue envuelto en la Síndone también le infligieron punzadas por toda la cabeza. Si el hombre de la Síndone no es Jesús  ¿qué -probabilidades tiene ese hombre probablemente un criminal o un esclavo- de que también a él le coronaran de espinas? Mírese esto como se mire, éste es un hecho muy improbable.10 Una modesta cuantificación dejaría la probabilidad en una contra 500. Nosotros la vamos a dejar en 1 contra 400.

 

3) A muchas víctimas de la crucifixión les sujetaban a sus cruces con cuerdas. Tanto Jesús  como el hombre de la Síndone fueron clavados con clavos. La probabilidad de que otro hombre que no fuera Jesús , y que quedó impreso en el lienzo, también fue clavado, la dejaremos en 1 contra 2.

 

4) Los Evangelios y la arqueología nos informan que los romanos solían quebrarles las piernas a los crucificados cuando querían acelerarles la muerte. Pero como Jesús  estaba ya muerto, no hubo necesidad de partirle las piernas. Mas he aquí que tampoco se las fracturaron al hombre de la Síndone. Siendo el crurifragio lo normal, fijaremos la probabilidad de que en nuestro caso no se practicara en un índice de 1 contra 3.

 

5) Para que no hubiese duda de la muerte de Jesús , uno de los soldados le clavó su lanza en el costado, y brotaron sangre y agua de la herida. Y lo mismo le sucedió al hombre de la Síndone. ¿Qué probabilidad habrá de que se trata aquí de un hombre que no era Jesús , sino que le sucedió lo mismo que a él? El soldado habría podido quedarse quieto en su guardia, o bien, usar una espada, o tal vez, servirse de una lanza (1 contra 3). Para asegurarse de la muerte del reo habría podido golpearle la cabeza, atravesarle el vientre, o tal vez alancearle el costado (1 contra 3). Finalmente, brotó sangre con agua de la herida (1 contra 3). Pero seguiremos manteniendo nuestra actitud escéptica todavía proponiendo la probabilidad conjunta de estas circunstancias en 1 contra 27.

 

6) Dado que la mayoría de las víctimas de la crucifixión eran criminales, esclavos o rebeldes, pocos serían los que recibieran una sepultura individual, y menos entre finas prendas de lino. A Jesús  lo sepultaron cubierto de lino y con especias aromáticas, y lo depositaron en una tumba nueva. También al hombre de la Síndone le envolvieron en nobles linos y le sepultaron individualmente. Vamos modestamente a suponer que la probabilidad que tenía un criminal ajusticiado de ser enterrado así fuera de 1 contra 8.

 

7) Relatan los Evangelios que hubo que acelerar el ritual del sepelio de Jesús  para que se le pudiera depositar en la tumba antes de que comenzara el descanso sabático. Y que como no se pudo completar a tiempo el rito fúnebre, las mujeres volvieron a la tumba para completarlo a primeras horas del domingo. También al hombre de la Sábana le enterraron apresuradamente, y no se había completado el rito al momento de depositarle en el sepulcro. ¿A cuántas víctimas de la crucifixión, a quienes se les tributaron funerales individuales entre hermosos lienzos, les habrá sucedido que, a pesar de ello, hubieran de ser sepultados con tanta precipitación? De nuevo nuestra estimación será muy modesta y fijaremos su probabilidad en 1 contra 8.

 

8) El Nuevo Testamento afirma que el cuerpo de Jesús  no sufrió corrupción (Hechos II, 22-32), sino que fue resucitado de entre los muertos. Esta cuestión de la historicidad de la resurrección la consideraremos en el capítulo once. Aquí lo que nos concierne es sencillamente poner de relieve el paralelismo existente entre ese aserto y el testimonio de la Síndone. Efectivamente, no hay indicios de descomposición en ella; además, las manchas de sangre son anatómicamente perfectas y no han sido desfiguradas en absoluto por un inevitable roce del lienzo que acaso se intentara separar del cuerpo.11Este paralelismo tiene un interés especial, porque conocemos muchos lienzos sepulcrales antiguos que muestran en sí las manchas de la descomposición. Así pues, nuestra estimación de la probabilidad de que el cuerpo de otro hombre diferente haya podido ser extraído de su lienzo fúnebre antes de su descomposición -y de un modo tal que las manchas no se alteraran- la vamos a dejar de nuevo en una cifra excesivamente modesta: 1 contra 10.

 

8. Donovan,¡bid.

9. Anthony Sava, oThe Holy Shroud on Trial., en Stevenson, pp. 50-57.

10. Ricci, p. 67.

 

Los Evangelios dicen que concurrieron esas ocho irregularidades en la muerte y en la sepultura de Jesús . El testimonio de la Síndone dice que también concurrieron en la muerte y en la sepultura del hombre en ella envuelto.

Nosotros, por nuestra parte, para medir la probabilidad de que lo mismo ocurriera en el caso de otro hombre nos hemos servido de los cálculos más escépticos y moderados. Y sin, embargo, multiplicando estas probabilidades, nos encontramos con la posibilidad de 1 contra 82. 944. 000 de que el hombre retratado en la Síndone no fuera Jesús . Esta proporción de casi ochenta y tres millones contra uno puede ser que no impresione a muchos. Pero una ilustración práctica le dará más sentido. 82. 944. 000 billetes de un dólar puestos en fila uno junto al otro se extenderían desde Nueva York a San Francisco más de tres veces. Supongamos que un solo billete tiene una señal distintiva y que se le concede a una persona con los ojos vendados una sola oportunidad de dar con el billete marcado: su probabilidad de acertar será de una contra 82. 944. 000. Ésa es la probabilidad de que el hombre sepultado que fue envuelto en la Sábana para su sepultura fuera otro distinto de Jesucristo: la posibilidad de que lo fuera es igual a la posibilidad de que dispone un hombre cegado de topar con el billete marcado. Es decir: no existe prácticamente probabilidad de que alguien que no fuera Jesucristo haya sido envuelto a su muerte en la Síndone de Turín.

Algunos de esos cálculos estadísticos sobre la frecuencia de las irregularidades acerca de la muerte y el sepelio podrían ser controvertidos ya que, en realidad, los datos que poseemos sobre la crucifixión romana, son más bien escasos; pero precisamente por eso nos hemos mantenido bajo unas cifras singularmente bajas: la de los casi ochenta y tres millones, lejos de ser alta, es demasiado modesta: habríamos podido fácilmente elevarla: las cifras referentes a la herida del costado, a la escasa incidencia de entierros dignos y entre linos para crucificados, a la de un precipitado sepelio, a la de ausencia de descomposición, son demasiado bajas, con toda certeza. Pero, aun ignorando cálculos estadísticos, la comparación hace ver cuán altamente probable es que el hombre de la Síndone es Jesús  de Nazaret.

Hay todavía dos puntos importantes que considerar. Primero: si a la modesta estimación de los puntos en común entre Evangelio y Síndone hubiésemos añadido el hecho de que no hay contradicciones entre ambos, nuestra cifra había sido mucho más elevada; y no habiéndolas en realidad en otros aspectos, sube el grado de probabilidad de que la Síndone es el lienzo funeral de Jesús . Segundo: conviene hacer resaltar un punto ya reseñado: la Síndone no es un objeto descubierto recientemente que viene meramente a recordarnos a Jesús . No; es algo que ha sido venerado desde hace ya muchos siglos como su verdadera envoltura sepulcral, aun en tiempos en que tal creencia no podía ser contrastada por un escrutinio científico. Y esto viene a aumentar el índice de probabilidad de que el hombre un día cubierto por ella es Jesús , ya que así se intensifica la correlación Síndone-Evangelio; de modo que, a pesar de nuestras cautelas escépticas de tanteo, poseemos una muy alta correspondencia entre ambos hombres.

Hemos procedido modestamente al fijar cifras de probabilidad. Y aun así, el resultado nos confronta con una altísima probabilidad de que el hombre de la Sábana es Jesús . Como dice Ricci, los datos. convergentes "nos obligan a concluir que el hombre de la Síndone es el Jesús  del que hablan los Evangelios, excluyendo a cualquier otro crucificado de la Historia".12

Y nosotros también podemos así llegar a la conclusión de que con un máximo grado de probabilidad, el hombre que fue envuelto en la Sábana Santa no es otro que Jesús , y que la Síndone de Turín es su verdadero lienzo sepulcral; conclusión esta que está muy firmemente asentada sobre hechos.

 

CUESTIONES BÍBLICAS

 

Un punto de suma importancia en el estudio de la Síndone de Turín es el de la correspondencia entre la imagen sindónica y la narración del Nuevo Testamento sobre la sepultura de Jesús . Este apéndice resume algunas de las respuestas a las cuestiones referentes a este tema.

 

a) Los judíos del siglo primero ¿enterraban a sus muertos envolviéndolos longitudinalmente en una gran sábana a lo largo de su cuerpo?

1) En un cementerio de la Comunidad de Qumran se han encontrado cadáveres de personas que fueron enterradas yaciendo en la misma posición del hombre de la Síndone, con los codos extendidos.

2) El Código de la ley judía, en "Leyes del Luto", dice que un hombre ejecutado por el Gobierno debe ser enterrado envuelto en una sola sábana (capítulo 364).

3) No hay ningún texto en el Nuevo Testamento que describa la fajación de un cadáver como una momia egipcia. Al contrario, Lázaro salió del sepulcro por su propia cuenta, aunque ligeramente impedido (véase punto b, más abajo). Esta circunstancia excluye el vendaje egipcio, mientras es compatible con la envoltura de la Síndone.

4) Aun prescindiendo de lo anotado en los tres párrafos precedentes, sería conveniente recordar que la sepultura mediante la Síndone era solamente provisional, debido que el descanso sabático se echaba ya encima. Cuando las mujeres volvían al sepulcro en la mañana del domingo, lo que se proponían era completar el rito fúnebre (Lc. XXIII, 54 y XXIV, 1. Mc. XVI, 1-3).

 

b) Los Evangelios hablan de que se utilizó más de una pieza de lienzo para el sepelio (Lc. XXIV, 12. Jn. XIX, 40. XX, S-7), mientras que la Síndone es una sola pieza.

 

1) Al hombre sepultado en la Síndone evidentemente le rodearon la cabeza con alguna pieza de lienzo (véase punto c, más adelante), como tal vez las muñecas y los pies; y esto está en acuerdo con la descripción de Jn. XI, 44. Se trataría, pues, de piezas secundarias en añadidura a la sábana principal, llamada Síndone: es decir, se utilizaron más piezas que una.

2) Lucas (o una anterior tradición cristiana) ha utilizado tanto el plural como el singular, intercambiablemente, al referirse al lienzo y a los lienzos (Lc. XXIII, 53 con XXIV, 12). Marcos XV, 46 y Mateo XXVII, 59 usan el singular, refiriéndome, por lo visto, a una sábana principal, como la Síndone. Cuando se utiliza el plural parece quererse incluir a las tiras o piezas pequeñas adicionales.

 

c) El pañuelo ¿estaba colocado sobre el rostro de Jesús , o estaba más bien plegado y colocado alrededor de su cabeza?

 

1) Juan (XX, 5-7) parece describir el pañuelo como plegado y ajustado alrededor de la cabeza de Jesús . En Jn. XI, 44, el evangelista afirma también que había un pañuelo o servilleta atado alrededor del rostro de Lázaro. Esta doble posición favorece la opinión de que había un lienzo pequeño doblado, atado alrededor de la cabeza.

2) La Mishna (Shabbath XXIII. 5) dicta a los Judíos que sujeten la barbilla al muerto antes de enterrarlo.

3) Las "Leyes del Duelo" también instruyen a los judíos a que sujeten la mandíbula del muerto (capítulo 351 a 352).

4) Es evidente, por los indicios presentes en el Lienzo, que también al hombre de la Síndone le habían atado un pañuelo o servilleta alrededor de la cabeza.

 

d) La praxis judía de sepultura incluía el lavado del cuerpo. ¿Había excepciones?

 

1) Las "Leyes del Duelo" consignan que los ajusticiados por cl Gobierno o a los que murieron de muerte violenta no había que lavarlos. Por tanto la costumbre judía podría haber prohibido cl lavado del cuerpo de Jesús  (capítulo 364).

2) Pero aun prescindiendo del párrafo que precede, hay que tener en cuenta que, dado lo precipitado de su sepultura, no habría podido lavarse. (Las mujeres volvían al sepulcro con aromas con que ungir el cuerpo -Lc. XXIV, 1-4. Mc. XVI, 1-3-

y una de las finalidades de los aromas era la de limpiar.)

Efectivamente, la Mishna prohíbe lavar los cuerpos el sábado (Shabbath, XXIII, 5).

3) Los Evangelios nunca dijeron que hubiese sido lavado el cuerpo muerto de Jesús .

 

...g) Conclusión

 

Lejos de haber contradicción alguna entre Síndone y Evangelio por lo que se refiere a la sepultura de Jesús , tanto la Escritura como la antigua tradición judía concuerdan con la versión ofrecida por la Síndone sobre el tipo de sepultura definido en el lienzo. Nadie puede alegar, en todo caso, que la Síndone esté en pugna con la Escritura.

 

Dres. Kenneth E. Stevenson y Gary R. Haberlas

 

 

Capítulo 14

La resurrección del Mesías: un hecho histórico comprobado

Por los Dres. Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas

(Tomado de su libro "Dictamen sobre la Sábana del Mesías", editado por PLANETA)

 

Hemos llegado al punto crucial de nuestra investigación sobre la Síndone de Turín. Importante como es saber que el lienzo es auténtico y que fue, sin casi lugar a duda, el que se usó para el sepelio de Jesús , y que nos enseña tanto sobre la causa final de su muerte, sin embargo, la cuestión más candente es saber si la Síndone nos ofrece alguna prueba científica en favor de la resurrección de Jesús .

 

LO QUE CREÓ LA IMAGEN

 

Uno de los puntos científicos de máximo interés es el misterio del proceso que creó la imagen en el Lienzo: es ése el aspecto de la Síndone que más intriga a la mente científica, y probablemente el de mayor trascendencia de cara a la veracidad de los Evangelios cuando nos aseguran que Jesús  murió y que resucitó de nuevo. Habrá que incurrir en nuevas repeticiones, pero a este punto debemos pasar revista a todo lo que hoy sabemos acerca del proceso que desembocó en la formación de la imagen.

Las hipótesis formuladas sobre la causa de la imagen se agrupan en tres categorías generales. La hipótesis del fraude recurre a pinturas, tinte, polvos, ácidos, que habrían sido aplicados al lienzo por pincel, u otro medio de aplicación, y contacto directo. La segunda serie de hipótesis propone que fue un proceso natural el que formó la imagen en la tela, mediante la vaporigrafía o contacto directo con el cuerpo muerto. La tercera categoría es la que atribuye la imagen a alguna clase de luz o de calor.

Como hemos visto ya, hay muchas y categóricas razones por las que las hipótesis del fraude han fracasado.1 NO hay sustancia extraña alguna en la Síndone que dé razón de la formación de una imagen 2 NO hay rastro de pinceladas o de cualquier otro tipo de aplicación de una imagen. NO hay pintura posible que explique las propiedades de aquella imagen. En fin: lo que hay es un elevadísimo índice de posibilidad de que la imagen sea auténtica, mientras que los cálculos en favor de un fraude, en Opinión de Heller, le concederían una probabilidad entre diez millones.3

De igual manera, tampoco los procesos naturales, como los de contacto directo y vaporigrafía, son capaces de explicar adecuadamente la formación de la imagen. Es decir: que tanto las hipótesis del fraude como las del origen natural fracasan cuando tratan de explicar fenómenos tales como los de la tridimensionalidad, la superficialidad, la no direccionalidad, la de ausencia de puntos de saturación y plataformas-tope en las fibras de la imagen, y están en contradicción con su densidad de imagen, su falta de distorsión, su sombreado, su distribución de colorido. El estrago causado por el fuego y el agua en el incendio de 1532 no alteró la estructura química de la imagen, tal como habría sucedido en el caso de que fuera una pintura. La imagen no fue causada por difusión de vapor o gas, puesto que éstos no viajan en líneas rectas ni en paralelas. En Otras palabras: los estudios científicos demuestran que la imagen de la Síndone no pudo ser creada por contacto directo, fraude o vapor.4

¿Qué decir, en cambio, de la formación de la imagen por luz o calor? Antes de los estudios de 1978, había científicos que pensaban que esta teoría era la más probable. Actualmente esa teoría sigue siendo la más probable aún, no sólo porque las otras alternativas han quedado, al parecer, eliminadas, sino también como consecuencia de ciertos tests científicos altamente sofisticados que recientemente se han llevado a cabo sobre la hipótesis de la formación de la imagen mediante el calor y la luz.

John Hellery y Alan Adler, un par de químicos empeñados en determinar las características físicas y químicas de la imagen de la Síndone, han conseguido remachar el hecho de que la imagen fue causada por la Oxidación, deshidratación y finalmente la conjugación de las fibrillas. Heller y Adler lograron invertir el proceso de Oxidación y deshidratación en su laboratorio con el fin de llegar a la causa raíz de tales fenómenos. Luego contrastaron los resultados de sus experimentos tanto física como químicamente, y corroboraron así sus propios hallazgos anteriores según los cuales los cambios químicos en las fibrillas de la imagen reaccionaban como si hubieran sido causados por el factor calor.

 

1. Véase capítulo cinco, y especialmente apéndice A para las refutaciones a fondo de las teorías de fraude y meramente naturalísticas,

2. Larry Schwalbe y Ray Rogers, "Physics and Chemistry of the Shroud of Turin: Summary of the 1978 Investigation", 27 de marzo de 1981; Ray Rogers y Eric Jumper, "Summary Overview and Near Term Direction of Research", 14 de octubre de 1979; apéndice A, 1; conversaciones con John Heller, 19 de mayo de 1980; con Ray Rogers, 21 de mayo de 1980; con Eric Jumper, 6 de septiembre de 1978.

3. Heller, 19 de mayo de 1980.

4. Heller, ibid.; Rogers, 21 de mayo de 1980; conversación con Eric Jumper, 2 de enero de 1980. Cf. Ray Rogers, "Chemical Considerations Concerning the Shroud of Turin", en Stevenson, pp. 131-135; John Jackson, "A Problem of Resolution Posed by the Existence of a Three-Dimensional Image on the Shroud", en Stevenson, pp. 223-233.

 

Pero hay otros fenómenos que también indican que la imagen de la Sábana Santa ha sido causada por el calor o por la luz. Especialmente los datos espectrofométricos obtenidos por Gilbert y Gilbert han proporcionado muy fuertes argumentos que corroboran las pruebas en favor de la hipótesis del chamuscamiento. Esos experimentos, de extrema sensibilidad, examinaron las propiedades moleculares de la imagen de la Síndone y descubrieron que el color de la imagen es casi idéntico al que presenta el espectrograma de las marcas dejadas por el incendio de 1532, de igual densidad óptica.6 Dicho llanamente: las quemaduras y la imagen presentan propiedades casi idénticas. Y eso indica que la causa de las quemaduras (calor, luz), es probablemente semejante a la causa de la imagen. Total: que todos esos tests indican que el Origen de la imagen hay que buscarlo o en la luz o en el calor.

Hay más: la imagen sindónica posee ciertas propiedades que se asemejan a las propiedades de una chamuscadura. El ser la imagen meramente superficial, el no presentar punto alguno de saturación, su estabilidad ante el calor y el agua, su peculiar coloración, no sólo son inexplicables para las Otras conjeturas o tesis alternativas, sino que son actualmente las propiedades de un chamuscamiento: éste es el que causa la Oxidación, la deshidratación y la conjugación, que son justamente los distintivos de las fibrillas que se observan en la imagen de la Síndone, como lo serían en un lienzo chamuscado. Los hechos son aquí los que dictan las conclusiones.

 

5. Conversaciones con John Heller, 19 de mayo de 1980 y 26 de abril de 1981.

6. Schwalbe y Rogers, p. 31.

 

Tan probatorias se presentan todas estas experimentaciones, que Rogers y Jumper se vieron obligados a afirmar que la imagen de la Sábana Santa "es tan semejante a la de un chamuscamiento, en la totalidad integrada de sus respuestas, que la deducción de que la imagen del "cuerpo" es químicamente idéntica a la de una chamuscadura, es insoslayable.7

Los sensibilísimos experimentos antes mencionados (tales como los de Heller y Adler, y Gilbert y Gilbert) han logrado medir las propiedades físicas y químicas de la imagen hasta un grado de finísima exactitud: son, por lo tanto, excelentes indicadores de la composición de la imagen. Y al concordar sus comprobaciones en que la imagen es muy similar a una chamuscadura, nos indican su naturaleza molecular: esta importante indicación aumenta la probabilidad de la conclusión que atribuye la imagen a un abrasamiento mediante el calor o la luz.

Concluiremos, pues, que la imagen se formó al sufrir el lienzo un abrasamiento originado por calor o luz: ésta es la tesis que goza de mayor probabilidad, según lo indican tres líneas de argumentación. Primera: no hay hipótesis alternativa aceptable. Segunda: hay, por el contrario, pruebas en abundancia en favor de un chamuscamiento, suministradas por comprobaciones científicas de gran sensibilidad. Tercera: las propiedades físicas y químicas de la imagen son las características de un lienzo abrasado hasta chamuscarse. Y, en especial, las observaciones de Heller y Adler sobre la naturaleza fisicoquímica de la imagen lo corroboran.

Ahora la siguiente pregunta es inevitable: ¿qué es lo que chamuscó la imagen? Que un cuerpo muerto haya podido producir luz y calor es ciertamente desconcertante, especialmente a la vista del fracaso de todas las otras hipótesis para explicar la imagen. Y sin embargo, el hecho de que se verificara un abrasamiento del lienzo es el resultado más aceptable que ha alcanzado tanto escrutinio científico.

 

7. Ray Rogers y Eric Jumper, p. 8.

 

Antes de discutir en detalle cuál fue probablemente la causa de este fenómeno tendríamos que examinar en qué pruebas descansa el hecho de la resurrección de Jesucristo. ¿Qué nos dice la historia de tal acontecimiento?

 

LA HISTORICIDAD DE LA RESURRECCIÓN DE JESÚS

 

La contribución de la Síndone hacia la comprensión de la resurrección de Jesús  es el acontecimiento más reciente en un enconado debate que se viene produciendo desde hace más de doscientos años: es la batalla entre escépticos que dudan del carácter histórico de la resurrección de Jesús  y los que la defienden. En rigor esta disputa data de los comienzos del cristianismo, sólo que siguen en actividad en nuestros días estos ataques contra la resurrección. Será, pues, oportuno presentar ahora la defensa histórica de la resurrección con el detalle que nos permita este capítulo. ¿Qué dice de la resurrección la Historia? ¿Cómo la desafían los escépticos?

El testimonio de los discípulos es la base sobre la que se apoya la proclamación de la fe en la Iglesia primitiva. Los Evangelios relatan que la muerte no fue el fin de Jesucristo, ya que Dios lo resucitó de entre los muertos. Y la historia suministra una abrumadora confirmación de esta creencia.

No podemos recorrer en detalle los argumentos históricos que atestiguan la resurrección de Jesús . Con todo, vamos a dar un breve resumen de la apologética histórica de la resurrección que este autor (Habermas) ha defendido en profundidad en otra obra.8

Nuestra argumentación en favor de la resurrección se apoya en tres puntos principales: 1) Nadie ha conseguido formular una explicación naturalística satisfactoria sobre la resurrección de Jesús  que dé razón de los conocidos hechos históricos relacionados con ella. 2) La literal resurrección de Jesús  está corroborada por un cúmulo de hechos históricos perfectamente comprobados. 3) Serían suficientes sólo unos cuantos hechos históricos indiscutibles y bien conocidos para constituir un serio caso en favor de la resurrección.

 

8. Gary Habermas, The Resurrection of Jesus: A Rational Inquiry, Ann Arbor, University Microfilms, 1976.

 

Explicaciones naturalísticas

 

No causa asombro que los críticos hayan combatido el hecho de la resurrección de Jesús  de entre los muertos. Efectivamente, la resurrección es el verdadero centro de la fe cristiana (I Cor. XV, 12-20). La resurrección de Jesús  es la base en que se apoya la reivindicación cristiana de que Jesús  vive hoy, y de que los que a él recurren tendrán vida eterna. Las consecuencias de su victoria sobre la muerte son insoslayables.

Críticos y escépticos han tratado de hallar varias explicaciones naturalísticas a la resurrección: teorías todas ellas que intentan reducir este acontecimiento a meras operaciones normales de la naturaleza. La mayor parte de esas teorías naturalísticas florecieron en el siglo XIX, cuando el clima intelectual de aquellos tiempos era hostil a lo sobrenatural o milagroso. Algunas de ellas, en cambio, se remontan a los tiempos del Mesías, cuando las autoridades civiles y religiosas se encontraron confrontadas con el problema de explicar cómo había quedado vacío el Sepulcro. La "teoría del desvanecimiento", refutada en el capítulo precedente, es la teoría típica que suelen aducir los de la escuela naturalística para desentenderse de la resurrección: es decir, explican la resurrección sencillamente negando que Jesús  hubiera muerto. Estudiaremos las otras teorías naturalísticas con mayor detalle más adelante en este mismo capítulo.

Estas teorías naturalísticas han fracasado por cinco razones al menos. La primera es que, una por una, no resisten la crítica: todas las teorías que se basan en premisas naturalísticas han sido refutadas por objeciones fundamentales que las reducen, una a una, a posiciones completamente insostenibles?.9

Segunda: por muchas combinaciones que se confeccionen con ellas no logran éstas nunca explicar los conocidos hechos históricos que rodean la resurrección, igual que sucede con cada una de ellas. Cada teoría individual fracasa al tratar de explicar cualquiera de esos hechos primordiales; y todas juntas se incompatibilizan entre sí. Individualmente, cada teoría tiene su improbabilidad a cuestas; combinadas todas, se multiplican las improbabilidades.

 

9. Para refutación detallada, véase ibid., pp. 114-171.

 

La tercera razón para descartar las teorías naturalísticas se refiere al ensayo de David Hume, Of Miracles. El rechazo de lo sobrenatural, o milagroso, por Hume alcanzó una gran notoriedad; y sin embargo, su ensayo presenta numerosos fallos, y además fracasa ostensiblemente en su empeño de rechazar lo milagroso,10 como los críticos mismos confiesan hoy.11 No se pueden rechazar hechos milagrosos meramente con las razones aducidas por Hume: y los que, influidos por él, utilizan la misma metodología general, también se equivocan como él. En el capítulo siguiente presentaremos una crítica algo detallada de esos argumentos.

Cuarta: tenemos todos los derechos para rechazar esas teorías naturalísticas por la sencilla razón de que los críticos mismos de la escuela liberal del siglo XIX las han repudiado. Hasta los secuaces de Hume que descartan por principio todo milagro no se ponen de acuerdo sobre una explicación aceptable de la resurrección, el más grande de los milagros. Lo que han logrado ha sido refutar cada uno las hipótesis de los demás colegas; dejando así cerrado el paso a cualquier otra alternativa.12

Quinta: la mayor parte de los escrituristas críticos del siglo XX han descartado las teorías naturalísticas de la resurrección; mientras los escrituristas liberales del siglo XIX se criticaban entre sí, los críticos del XX los rechazan a todos en conjunto, juzgando que son incapaces de dar una explicación satisfactoria de los hechos más palmarios. Raymond Brown, por ejemplo, un escriturista católico y crítico, afirma que las teorías naturalísticas han perdido toda respetabilidad para los críticos escrituristas del siglo XX, los cuales rechazan de plano esas versiones alternativas con todas sus varias divulgaciones.13 Y ese descartamiento es ya frecuente en los trabajos de los críticos contemporáneos.

Sin embargo, el ataque contra la resurrección se presenta de nuevo revisado y con aires de modernización en el siglo XX. Los críticos que dudan de la resurrección de Jesús  ya apenas suelen ofrecer las clásicas teorías naturalísticas para explicar las narraciones del Evangelio. Lo que hacen, en cambio, es "reinterpretar" la escritura y proponer una resurrección "espiritual". Lo importante -dicen ellos- no es que Jesús  haya resucitado de entre los muertos en el sentido literal, sino el que los discípulos se hubieran convencido de ello. Según ellos, pues, Jesucristo estaba "vivo" en la mente de los discípulos y "vive" todavía hoy en los que creen en él, tal como él se presenta "existencialmente" ante el hombre de hoy. Algunos de esos críticos al menos añaden que "algo sucedió", pero que no se sabe qué exactamente.

Claro que esa "reinterpretación" crítica de la resurrección es completamente incompatible con el Cristianismo bíblico. Si el Mesías no ha resucitado -dice San Pablo- vuestra fe está vacía... Si lo que esperamos en el Mesías fuera sólo para esta vida, seríamos los más dignos de compasión de todos los hombres (I Cor. XV, 17-19). Esos intentos de arrebatar la historicidad a la resurrección literal del Mesías son igualmente vulnerables a lo menos por tres críticas.

Vamos a mencionarlas brevemente aquí.

 

10. Para refutación detallada del ensayo de Hume, ver Gary Habermas, "Skepticism: Hume", en Biblical Errancy: An Analysis of Its Philosophical Roots, editado por Norman L. Geisler, Grand Papids, Zondervan, 1981,

11. William Hordern, A Layman's Guide to Protestani Theology, Nueva York, Macmillan. 1955, p. 37.

12. Véase Habermas, pp. 292-293.

13. Raymond Brown, "The Resurrection and Biblical Cristicism", en commonweal, 24 de noviembre de 1%7, p. 233.

 

Primera: pretender que Jesucristo no hubiera literalmente resucitado de entre los muertos supondría que efectivamente existe alguna explicación natural para los hechos consignados en el Evangelio. Y, como hemos indicado, no existe hipótesis alternativa aceptable que logre explicar los hechos históricos conocidos. Eso lo admiten hasta los escrituristas críticos. Ésta es una seria limitación para todas las hipótesis de una resurrección "espiritual".

Segunda: el conjunto de pruebas positivas e históricas en favor de la resurrección es muy fuerte. Como expondremos más adelante, el número mínimo de hechos históricos bien conocidos ya, y que son aceptados hasta por los críticos, constituyen una sólida base para argumentar en favor de la probabilidad de la resurrección literal de Jesús , descalificando esas tesis contemporáneas, por meras razones históricas. En una palabra: no existe razón válida alguna para aceptar esas "reinterpretaciones" modernas, siendo así que los hechos históricos establecidos son por sí solos suficientes para constituir un entramado de pruebas que afirman la resurrección de Jesús  en su significado literal.

Tercera: los adeptos de la "reinterpretación intelectual" son ilógicos cuando -como les sucede con frecuencia- siguen atribuyendo una significación única a la resurrección de Jesús . Su Jesús  "espiritual" no poseería hoy una vida diferente de la que se le atribuyó a cualquier muerto ilustre de la historia, cuyo recuerdo fuera atesorado por los hombres y las mujeres de hoy, vivientes todavía. Si Jesús  no resucitó de entre los muertos, en el sentido literal de la palabra, bien dudoso sería el valor de la palabra "resucitado".

De este modo queda asentado que las teorías naturalísticas son enclenques. Una por una, cada teoría está plagada de tantas objeciones que queda descalificada para considerarla alternativa válida, como incapaz que es de explicar los hechos históricos; y, cuando se presentan en combinación, salen más mal paradas todavía para tal tarea. Además, los ataques de Hume contra el milagro son inválidos, quedando por lo tanto eliminados para servir de base al acostumbrado estilo de ataque contra lo sobrenatural.

Los escrituristas liberales del siglo pasado destruyeron individualmente cada teoría; y los críticos del siglo XX de las diversas escuelas de pensamiento las rechazaron en conjunto. Lo cual significa que no hay hipótesis naturalísticas de alternativa capaces de dar una explicación admisible de los hechos referentes a la resurrección de Jesús .

 

Conjunto de pruebas históricas para la resurrección

 

La segunda línea de defensa a favor de la resurrección es el peso de sus pruebas históricas.

Tanto los historiadores como los mismos críticos liberales que estudian los Evangelios aceptan el cúmulo de hechos históricos y fidedignos que rodean a la resurrección. A esa conclusión han llegado considerando a los Evangelios como antiguos documentos normales.

Virtualmente todos los expertos están de acuerdo en que Jesús  fue una figura histórica que murió crucificado, y cuyo cuerpo fue luego sepultado. Su muerte dejó deprimidos a sus discípulos, quienes pensaron que se había esfumado toda esperanza.

Según muchos escritores contemporáneos, la tumba de Jesús  fue hallada vacía unos días después, pero no bastó este hecho para que los discípulos creyeran. Sin embargo, prácticamente todos los escritores coinciden en que, inmediatamente después, los discípulos se encontraron sometidos a experiencias de las que salieron convencidos de que se trataba de innegables apariciones de Jesús  resucitado. Estas apariciones les infundieron valor para predicar y dar testimonio en Jerusalén, el lugar mismo donde Jesús  había sido crucificado y sepultado poco antes, una ciudad llena de enemigos de Jesús . El núcleo de su mensaje, el centro de su proclamación como testigos oculares, era que Jesucristo había resucitado de entre los muertos.

La historia también relata que la Iglesia cristiana nació y creció a causa de este testimonio, y que el domingo se convirtió en el día principal del culto para aquella iglesia naciente. Los más de esos escritores reseñan también que uno de los jefes de la nueva iglesia, Tomás, no se avenía a creer en la resurrección, pero que se convirtió al convencerse de que también él había visto a Jesús  resucitado. Todos están de acuerdo en que un perseguidor de la iglesia, Pablo de Tarso, también se convirtió al cristianismo gracias a otra experiencia personal, que él creyó ser una aparición de Jesús  resucitado.

Éste es el mínimo número de hechos históricos sobre los que están de acuerdo todos los escrituristas, sea cual sea su escuela de pensamiento: tales hechos son considerados por todos ellos como hechos de una historia verificable. Cualquier otra hipótesis alternativa -"reinterpretación" naturalística o modernística- tiene que encontrar una explicación para esos hechos, los cuales constituyen el segundo círculo defensivo contemporáneo en favor de la resurrección.

Para sopesar esos hechos con mayor detalle vamos a enfocar brevemente nuestra atención sobre nueve de ellos bien afianzados en la historia, que sostiene la naturaleza histórica y literal de la resurrección. Más tarde añadiremos un décimo argumento. Como esos hechos se sujetan al rigor del procedimiento histórico, su base es admitida prácticamente por todos los especialistas.

Probablemente el argumento histórico más fuerte para la resurrección de Jesús  es el de las experiencias de los discípulos como testigos presenciales de algo que ellos creyeron ser apariciones de Jesús  resucitado, en el sentido literal de la palabra. Éste es un argumento clave, ya que no existe hipótesis alguna naturalística que pueda explicar esas experiencias, mientras que hay además otras pruebas de que el testimonio de aquellos testigos oculares es exacto, como vamos a ver.

Segundo: los discípulos, de hombres miedosos que eran, temerosos de ser reconocidos como asociados a Jesús , se transformaron en audaces testigos que proclamaban su fe en el Mesías en medio de sus enemigos. Hasta estaban prontos a morir por su fe, indicio claro de que verdaderamente habían visto a Jesús  resucitado: y efectivamente así lo proclamaban: que habían sido testigos oculares de sus apariciones como resucitado.

El tercer hecho es el de la tumba vacía. Muchos son los escritores que afirman que la tumba de Jesús  estaba efectivamente vacía en la mañana del domingo, como atestiguan incluso fuentes históricas extrabíblicas.

Un cuarto argumento histórico en favor de la resurrección es el hecho de que esa resurrección de Jesús  constituyó el verdadero centro de toda la primera predicación cristiana. Hasta los estudios críticos de la historia confiesan que la proclamación de la resurrección data virtualmente de los mismos días en que los testigos presenciales la experimentaron. No se trata, pues, de una leyenda tardía añadida al mensaje cristiano.14

Quinto: los jefes judíos no fueron capaces de desmentir el anuncio, por parte de los discípulos, de que Jesús  había resucitado, y ello a pesar de que tenían tanto motivos como medios para hacerlo. 15 Y eso que aquellos jefes residían precisamente en la misma ciudad en la que los discípulos anunciaban la resurrección; y que tenían en sus manos los medios para investigar las pretensiones cristianas y comprobar si la tumba estaba o no vacía. Pero los enemigos del Mesías no fueron capaces de refutar aquel mensaje -un fracaso que viene a corroborar la verdad del mensaje de los discípulos.

El sexto hecho histórico es que la Iglesia cristiana se puso rápidamente en marcha, y creció, y floreció, siendo la proclamación de la resurrección de Jesús  el centro de su culto y de su evangelización. El fenómeno mismo de la Iglesia apunta de por sí al acontecimiento primordial de la resurrección.

Séptimo: el día de domingo se convirtió en el día del culto cristiano (Hechos, XX, 7; I Cor. XVI, 2). Esto fue un acontecimiento extraordinario, porque los primeros cristianos eran judíos monoteístas, para quienes era preceptivo reservar para el culto el día del sábado. La mejor explicación para ello es que el domingo era el día de la resurrección del Mesías: fuera de esto no hay razón adecuada para que se estableciera tal día para el culto.

El octavo y el noveno de los hechos para nuestro caso es que dos escépticos, reacios a creer, es decir, Santiago, primero, y Pablo, más tarde, se convirtieron en fervorosos cristianos después que ambos experimentaron algo extraordinario que también ellos creyeron ser apariciones de Jesús  resucitado. Hasta uno de los eruditos críticos como Reginald Fuller ha llegado a la conclusión de que, aunque Pablo no hubiera reseñado en su lista la aparición a Santiago (I Cor. XV, 7), sin embargo tal aparición debía haber sucedido de todas maneras; si no, no habría explicación de su conversión.16 La dramática conversión de Pablo es un testimonio todavía más convincente, ya que el nuevo creyente había sido un famoso perseguidor de los cristianos. Solamente la experiencia que atravesó Pablo es capaz de desbaratar cualquier conato de explicación naturalística para el hecho de la resurrección.17

El décimo hecho, que no está comprendido en el sumario histórico, es el que Jesús  predijo su resurrección anticipándose al tiempo. Si bien ese tipo de predicciones suelen ser descartadas a priori por los críticos, sin embargo, resultan estar bien avaladas por varias consideraciones históricas: ellas revelan que la resurrección era un acontecimiento planeado y realizado por Dios.

 

14. Véase Reginald Fuller, The Formation of ¡he Resurrection Narratives, Nueva York, Macmillan, 1971, pp. 9ff.

15. El descubrimiento arqueológico del decreto cíe Nazaret ha dado pie a pensar que los jefes judíos tenían poder de condenar a muerte a cualquiera que se hubiese hecho culpable de profanar sepulcros. La lápida de mármol descubierta contiene un edicto del César ordenando tal procedimiento, y concediendo con ello autoridad para llevarlo a cabo, Véase Maier, pp. 119-120.

Este mínimum de diez hechos históricos, combinado con el fracaso de las teorías naturalísticas, constituye un formidable conjunto de pruebas en favor de la historicidad de la resurrección de Jesús . Y es que constituye un caso particularmente fuerte, porque los hechos aducidos se basan en historia reconocida.18 Tienen una fuerza particular de persuasión las experiencias oculares de los discípulos, de Santiago, de Pablo, junto con sus transformaciones personales. En una palabra: la resurrección histórica de Jesús  es la mejor explicación para unos hechos bien conocidos, especialmente habida cuenta del fracaso de las teorías naturalísticas.

16. Fuller, p. 37.

17. Fuller, pp. 37, 46-47.

18. Gary Habermas, The Resurrection of Jesus: An Apologetic, Grand Rapids, Baker Book House, 1980, cap. 1.

 

El historiógrafo y crítico William Wand resume adecuadamente las conclusiones acerca de la resurrección:

"Todas las pruebas estrictamente históricas que poseemos están a favor de la resurrección; y los escrituristas que todavía la rechazan tienen que confesar que lo hacen no en nombre de una Historia científica sino por alguna otra razón ajena.19

Tendremos, pues, que concluir que la resurrección es un hecho históricamente probable. Un poco de apologética vendrá ahora a corroborar nuestro caso todavía más.

 

EL CENTRO MEDULAR DE LOS HECHOS HISTÓRICOS

 

Hemos enumerado hasta ahora una serie de hechos históricos aceptados como tales prácticamente por todos los historiadores y que pertenecen a la historia comprobable. Estamos actualmente en condiciones de dejar asentada la historicidad de la resurrección sirviéndonos solamente de cuatro de ellos que son aceptados como innegables hasta por los críticos. Helos aquí:

 

1) La muerte de Jesús  por crucifixión.

2) Las experiencias de unos testigos presenciales, llegadas a continuación, que les convencieron de habérseles literalmente aparecido Jesús  resucitado.

3) La transformación de los discípulos como consecuencia de ello.

4) Y la experiencia que convirtió a Pablo, quien quedó también convencido de que se le había aparecido Jesús  resucitado.

 

Estos cuatro hechos constituyen una mini apologética en favor de la resurrección literal de Jesús , que basta por sí sola para refutar la interpretación naturalística, y que ofrece serias pruebas positivas asentando la historicidad del acontecimiento-base.20 Reseñemos unos cuantos ejemplos subrayando estas afirmaciones.

 

Primero: Estos cuatro hechos históricos de base bastan para rechazar todo intento de explicación naturalística de la resurrección. Por ejemplo, la teoría del desvanecimiento queda aniquilada por el hecho de la muerte de Jesús  (véase capítulo diez) y por la conversión de Pablo. Las experiencias de los discípulos desbaratan la hipótesis de la alucinación y la del subjetivismo, puesto que estos fenómenos no son colectivos ni contagiosos, sino que afectan a una sola persona, y además son incompatibles con la gran variedad de los factores de tiempo y lugar que caracterizan a las apariciones mencionadas. Pablo se encontraba en marcha hacia una operación represiva contra los cristianos, y en un estado de ánimo, por ende, no muy propicio al condicionamiento psicológico idóneo para alucinaciones. Y por su parte, el hecho de que fueron precisamente los discípulos y otros testigos oculares de primera hora los receptores de tales experiencias descarta esa pretensión de que la resurrección fuera una leyenda o un mito, ya que la predicación original de la resurrección está patentemente basada sobre el testimonio real de unos testigos presenciales, y no en una leyenda tardía (como enfáticamente lo revela el Credo de I Cor. XV, 3 y siguientes); y ese Pablo que lo anuncia no era precisamente un hombre al que bastara una leyenda para convertirlo de su escepticismo. Por otra parte, esas suposiciones de que hubieran robado el cuerpo, como todas las teorías basadas en un posible fraude, se desvanecen ante la transformación experimentada por los discípulos, como los críticos mismos admiten. No son los mentirosos los que se convierten en mártires, ni se convierte a Saulo de Tarso con un fraude 21

 

19, Wllliam Wand, Christianity: A Historical Religion?, Valley Forge, Judson Press, 1972, pp. 93-94.

20. Gary Habermas, The Resurrection of Jesus: An Apologetic, cap. 1.

 

Segundo: Esos cuatro hechos "nucleares" por sí solos constituyen un testimonio positivo de primera magnitud sobre la resurrección real de Jesús  de entre los muertos. Sus discípulos estaban convencidos de que le habían vuelto a ver, ya resucitado; sus experiencias presenciales no las sabe explicar nadie en términos naturalísticos; lo que sucedió es que se transformaron en hombres dispuestos a morir por su fe, y Pablo, un enemigo del Mesías, pero inteligente y determinado, pasó por una experiencia de tal fuerza que se transformó radicalmente.

Tomados en conjunto todos estos testimonios, ya no queda más explicación que una resurrección literal e histórica, sobre todo cuando se comprueba la endeblez de las otras explicaciones.

Además, y puesto que esos hechos centrales (igual que los hechos que les precedieron, admitidos por todos en general) han sido ya establecidos por los cánones de la investigación histórico-crítica, los autores contemporáneos no pueden evadir su fuerza probatoria sencillamente alegando "discrepancias" en las narraciones del Nuevo Testamento, o sugiriendo "falta de fiabilidad" en ellas. Esos reparos de los críticos están ya refutados por el cúmulo de la evidencia probatoria (que no discutimos aquí en su amplitud); y por otra parte el hecho de una resurrección en sentido literal puede ser demostrada mediante un número mínimo de hechos históricos. Tampoco basta admitir que sucedió "algo" cuya naturaleza no podemos conocer según las premisas naturalísticas, ni aducir el carácter de la historia, la "nebulosidad" o el "carácter legendario" de los textos del Nuevo Testamento; ni se puede alegar que Jesús  resucitó espiritualmente y no literalmente, ya que todo eso lo han barrido unos hechos que virtualmente todos los historiógrafos admiten ser historia comprobable, y que son los adecuados para demostrar históricamente la literalidad de la resurrección de Jesús  según las reglas de la probabilidad. Mientras puede que haya dudas relacionadas con otras cuestiones afines, esos hechos aceptados que acabamos de reseñar son suficientes en sí mismos para demostrar la probabilidad histórica de que Jesús  resucitó de entre los muertos .22

 

21. Habermas, The Resurrection of Jesus: A Rational Inquiri, pp. 114171.

 

 

LA SÍNDONE Y LA RESURRECCIÓN

 

¿Qué es lo que puede añadir la Síndone a esta verificación histórica de la resurrección literal de Jesús ? La Síndone ofrece por lo menos cuatro razones más que corroboran la probabilidad de este acontecimiento. En efecto, las pruebas que la Síndone presenta en favor de la resurrección son tan impresionantes que, si ella no fuera el actual lienzo sepulcral de Jesús , los cristianos se verían obligados a considerar la posibilidad de que algún otro hubiera resucitado de entre los muertos.

 

Primera. El cuerpo de Jesús  no se descompuso cuando estuvo en la Síndone. El cuerpo se encontraba en estado de rigidez cadavérica, y los patólogos aseguran que estaba muerto. Pero, más allá de estas señales iniciales de la muerte, las observaciones científicas no han encontrado indicio alguno de descomposición . La consecuencia está clara: esa ausencia de descomposición corporal en la Síndone revela que el cuerpo de Jesús  no estuvo en contacto con el lienzo por mucho tiempo.

Dadas as condiciones del Oriente Medio en los tiempos de Jesús , tendría que haberse producido una fuerte descomposición en un espacio máximo de cuatro días. Si bien los estudios experimentales no pueden fijar exactamente el tiempo que estuvo el cuerpo en contacto con el lienzo, podemos, con todo, tener la certeza de que el cuerpo no permaneció en la Síndone lo bastante como para experimentar una descomposición avanzada o muy seria. Es decir: que el cuerpo se separó del lienzo tras un período de tiempo comparativamente corto.

 

22. Habermas, The Resurrection of Jesus: An Apologetic, cap. 1.

 

La segunda indicación de la resurrección que presenta la Síndone es la referente a la retirada del cuerpo separándose del lienzo. Los hechos que en ella constatamos contradicen toda opinión de que el cuerpo haya sido sustraído por medio humano alguno, porque las manchas de sangre están intactas Como hemos dicho antes, cada una de esas manchas de sangre se caracteriza por una precisión anatómica, con los contornos netamente definidos y los coágulos intactos. Si se hubiese arrancado el lienzo de su contacto con el cuerpo, esos coágulos aparecerían emborronados o resquebrajados: este hecho cierra el paso a toda separación por medios normales.

Una breve reflexión nos introducirá en el razonamiento médico a este respecto. Cuando el cuerpo fue envuelto longitudinalmente en el lienzo, éste entró en contacto con la sangre que manara de la cabeza, del costado abierto, de la muñeca izquierda, de los pies o de cualquier otra fuente. Al secarse la sangre, el lienzo fue quedando encolado a las heridas. Al retirar el lienzo, y por mucho cuidado que se pusiera en ello, habría que despegarlo de los coágulos de sangre, y en consecuencia deformar los contornos de las manchas. Pero como esto no sucedió en la Síndone hay que admitir la probabilidad de que el cuerpo abandonara su envoltura de una forma diferente a la normal. Las manchas de sangre allí impresas por contacto indican que el cuerpo no fue ni movido, ni reenvuelto, ni desenvuelto.

 

Tercera: Ya dejamos reseñado que la imagen fue creada en la Sábana probablemente al quedar ésta chamuscada por acción del fuego o de la luz.

Tanto en vista de la improbabilidad de una explicación natural de alternativa, como debido a la naturaleza misma de la imagen, aquí estamos confrontados con el problema de algún acontecimiento extraordinario para el que no cabe una explicación natural.

... La Sábana Santa, como indica Robert Bucklin, sostiene con su evidencia testimonial el hecho de la resurrección de Jesús .

 

La cuarta señal de la resurrección se encuentra en la estrecha concordancia existente entre la Síndone, los Evangelios y la Historia. Puesto que la Síndone coincide con el relato evangélico punto por punto, tenemos con ello un sólido argumento para deducir que se corresponde también con la narración evangélica de la resurrección.

Ya hemos visto que la Síndone es con toda probabilidad un auténtico objeto arqueológico y el actual lienzo sepulcral de Jesús , y que concuerda exactamente con lo que los Evangelios dicen de las modalidades de la crucifixión. Como la Síndone tiene todas las probabilidades de ser la de Jesús , y como quiera que se corresponde tan minuciosamente con los detalles de su muerte, ¿por qué no también con el hecho de su resurrección, especialmente cuando un fuerte testimonio histórico indica que Jesús  resucitó de entre los muertos? De nuevo, pues, los hechos históricos incrementan más y más la credibilidad de la perfecta coincidencia entre Evangelios y Síndone en el caso de la resurrección de Jesús . Esa mutua correspondencia es simplemente asombrosa. Puede ser que no constituyan aún una prueba completa, pero nos encontramos ante un cúmulo de testimonios que atestiguan en favor de la resurrección de Jesús . O, como lo dice Robert Bucklin, "los datos médicos derivados de la Síndone favorecen la resurrección. Y cuando esta información médica se combina con los hechos químicos, físicos e históricos, tenemos un fuerte peso de pruebas atestiguando la resurrección de Jesús ".

 

PRUEBAS TESTIMONIALES DE LA RESURRECCIÓN

 

Disponemos de dos líneas probatorias de gran fuerza en favor de la resurrección de Jesús .

 

Primera: la historia ofrece una argumentación apologética de enorme potencia en favor de este acontecimiento. Las pruebas históricas indican que Jesús  resucitó con un cuerpo transformado o espiritual, según lo percibieron los testigos oculares. Partiendo, pues, de hechos históricos innegables, la conclusión de que Jesucristo resucitó se apoya tanto en el fracaso de las interpretaciones naturalísticas como en el caso positivo de las apariciones literalmente entendidas. Combinados ambos argumentos, vienen a demostrar que la mejor explicación de los hechos es que Jesús  se apareció realmente a los discípulos, argumentación ésta que se ve corroborada por hechos históricos reconocidos y especialmente por los hechos centrales ya reseñados, suficientes para determinar la probabilidad de la resurrección. Las dudas de los críticos sobre otros puntos no debilitan esta conclusión fundamental. La resurrección de Jesús , en su sentido literal, es un hecho histórico. Y es, sin duda, la mejor explicación para el cúmulo de los hechos históricos relacionados con ella.

La otra línea probatoria en favor de la resurrección se deriva del estudio científico de la Síndone de Turín. Esa investigación científica ha sentenciado ya que probablemente fue un cuerpo muerto el que produjo la imagen en el lienzo al chamuscarlo mediante el calor o la luz. Los hechos ya comprobados son: que no hubo descomposición del cadáver (la cual indicaría separación de cuerpo y lienzo); que las manchas de sangre atestiguan que nadie extrajo el cuerpo de su envoltura; que cuerpos muertos no irradian quemaduras por vía normal; y que la Sábana de Jesús  se conforma tan ajustadamente a la Historia y a los evangelios que ya eso de por sí es una contundente indicación de que también la Síndone depone en favor de la resurrección de Jesús .

A la hora de definirse de cara a la resurrección de Jesús , son muchos los que vacilan y que serían capaces de irse indefinidamente por los cerros de Úbeda buscando las más improbables alternativas antes que rendirse a estos hechos históricos y datos científicos. Pero hay un punto al llegar al cual el escéptico tiene que posicionarse sobre si admitir los hechos comprobados y si justipreciar objetivamente las pruebas aducidas. La mayor parte de los estudiosos tendrían que admitir que, si no es justo afirmar una opinión precisamente porque ésta favorece al milagro, es igualmente inaceptable que se abrace otra opinión -y en nuestro caso la más improbable- sólo para evitar el encuentro con una posible realidad sobrenatural.

Cuando yo (Habermas) era un concienzudo agnóstico con respecto a la resurrección de Jesús , fue la prueba histórica tal como la que acabo de esbozar la que me obligó a reconocer que probablemente Jesús  había resucitado. Pero un imperativo de honestidad intelectual me mueve a añadir aquí que si hubiera existido esa misma evidencia histórica y científica en favor de cualquier otro personaje religioso, me habría sentido igualmente obligado a investigar el caso. Si, por ejemplo, la Síndone hubiera presentado las facciones de Mahoma en vez de las de Jesús , con todos los indicios probatorios que ella ofrece, reconozco que me habría sentido turbado, pero ciertamente me habría lanzado a enfrentarme con los hechos. Mas lo que sucede es que no hay tales indicios ni para Mahoma ni para nadie: sólo para Jesús . Digámoslo, pues, de nuevo: si yo creyera en las premisas naturalísticas, me sentiría en nuestro caso profundamente turbado por el cúmulo de pruebas históricas y científicas que aquí atestiguan la muerte y la resurrección de Jesús .

 

En conclusión:

Los argumentos históricos y los argumentos científicos tienen todos los visos de ser indicadores empíricos de que Jesús  realmente resucitó de entre los muertos. Y cuando ambos grupos se combinan, la resultante es un arrollador argumento a dos bandas afirmando la realidad de la resurrección. Sus testimonios convergentes no serán quizá la última prueba conclusiva, pero lo que sí prueban sin vuelta de hoja es que sólo la resurrección física y literal de Jesús  de Nazaret es, con mucho, la mejor explicación posible de ese cúmulo de hechos físicos, químicos, médicos e históricos.

... En este libro hemos llegado a la conclusión de que la Síndone presenta fuertes pruebas de la muerte y resurrección de Jesucristo, las cuales vienen a complementar las ya existentes de la historia, atestiguando este doble acontecimiento. Como tal, la Síndone no entra en conflicto con la fe, que ha sido siempre y seguirá siendo una actitud de confianza en el Hijo de Dios que derramó su sangre por nuestra salvación: no será nunca excesivo nuestro empeño en recalcar este punto. No se trata, pues, de depositar nuestra fe en la Síndone: eso sería idolátrico.

Y aquí debemos recordar que no es la Síndone la que prueba: es la fe la que nos mueve a aceptar la llamada de Jesús  a la salvación: fe en su persona y en su mensaje. Jesús  murió en vez nuestra sobre la cruz para pagar por nuestros pecados, y resucitó de entre los muertos para asegurarnos la salvación. Y debemos seguir depositando en él nuestra esperanza de salvación, bajo la guía del Espíritu Santo.

Pero el hombre moderno se rebela contra este mensaje, a pesar de tener ante sí hechos fehacientes y claros que apoyan la verdad de las demandas de Jesús  quien, para corroborarlas, resucitó de entre los muertos. A muchos no les caen bien, pero su verdad no queda alterada por el hecho de que gusten o no gusten. El conjunto de pruebas demuestra que Jesús  resucitó: y eso hay que afrontarlo cara a cara.

Contrariamente a lo que piensan algunos, el Cristianismo no es un salto en la oscuridad, sino una auto entrega de fe, cimentada en hechos históricamente reconocidos.

Si la Sábana Santa es el auténtico lienzo sepulcral de Jesús , se sigue que Dios se ha fijado una finalidad al preservarla, por lo menos hasta hoy. Pero las pruebas indican que es auténtica, lo cual hace pensar que Dios la reservaba para animar la fe en una época en la que abundan los dudosos y los indecisos hasta entre los creyentes.

Desde hace ya mucho tiempo se han venido preguntando los filósofos si es posible llegar a poseer una fuerte prueba empírica en favor de la creencia en Dios. Puede ser que esta Síndone inaugure un nuevo interés en esta cuestión ya que arroja tan fuertes pruebas en favor de la concepción teística del universo. ¿Qué confirmación más contundente habría podido concedernos Dios que esta suma de pruebas altamente convincentes, empíricas e históricas, en favor de la resurrección de Jesús  y de la posibilidad para cada uno de nosotros de alcanzar la vida eterna? Cuando los escépticos de su tiempo le exigieron a Jesús  que garantizara su mensaje, Jesús  también les indicó la prueba de su resurrección de entre los muertos (Mt. XII, 38-40).

 

Kenneth E. Stevenson

(Ingeniero de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos y portavoz del STURP).

y

Gary R. Habermas

(Profesor de Apologética y Filosofía y asesor del STURP).

  

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ÍNDICE DE LIBRO

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Capítulo 1-LA PRUEBA CIENTÍFICA DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN DEL MESÍAS (por Tito Martínez.

 

Capítulo 2- EL PODER PAPAL NO CREE QUE LA SÍNDONE DEL MESÍAS SEA AUTÉNTICA (por Tito Martínez).

 

Capítulo 3- PRIMERA CARTA DE TITO AL ATEO ANTIMESÍAS JRRF (por Tito Martínez).

 

Capítulo 4- SEGUNDA CARTA DE TITO AL ATEO ANTIMESÍAS JRRF (por Tito Martínez).

 

Capítulo 5- LA SEPULTURA AL MODO JUDÍO (por Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas).

 

Capítulo 6- LA TEORÍA DE QUE LA IMAGEN DE LA SÍNDONE ES UNA PINTURA (por Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas).

 

Capítulo 7- CARACTERÍSTICAS DE DENSIDAD EN LA IMAGEN DE LA SÍNDONE (por Jackson y Jumper).

 

Capítulo 8- LA TRIDIMENSIONALIDAD DE LA IMAGEN DEL MESÍAS GRABADA EN LA SÍNDONE (por Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas).

 

Capítulo 9-  EL TEJIDO DE LA SÍNDONE (por Manuel Solé).

 

Capítulo 10- ¡¡ES SANGRE HUMANA DEL TIPO AB!! (por Manuel Solé).

 

Capítulo 11- EL POLEN DE LA SÍNDONE (por J.L. Carreño Etxeandía).

 

Capítulo 12- LA SÁBANA DEL MESÍAS: ¿FRAUDE COLOSAL? o ¿TESTIMONIO DE LA RESURRECCIÓN? (por Adolfo Orozco Torres).

 

Capítulo 13- ¿ES JESÚS ? (por Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas.

 

Capítulo 14- LA RESURRECCIÓN DEL MESÍAS: UN HECHO HISTÓRICO COMPROBADO (por Kenneth E. Stevenson y Gary R. Habermas).