¿Qué es la misa?

Si usted es católico o católica le han hecho creer que la misa es una ceremonia cristiana, y que el centro de la misa es la llamada “eucaristía” en la cual el sacerdote católico dice consagrar el pan y el vino para convertirlo literalmente en el cuerpo y la sangre de Jesucristo. Seguidamente en la parte final de la ceremonia de la misa el sacerdote reparte el pan, al cual llaman la ostia, los feligreses católicos se la comen y ya creen que han recibido a Jesucristo y que sus pecados han sido perdonados.

En este estudio le voy a demostrar que esa ceremonia católica de la misa es absolutamente satánica, mentirosa y blasfema y no tiene que ver absolutamente nada con la enseñanza de Jesús y de sus apóstoles que encontramos en las páginas del Nuevo Testamento.

Los católicos que participan en esa ceremonia de la misa sencillamente han sido engañados por Satanás, ya que están siendo partícipes de una ceremonia absolutamente anti cristiana y diabólica, pero bien disfrazada de "cristiana", la cual ha engañado durante muchos siglos a millones de personas que dicen llamarse católicos, pero que ignoran totalmente la verdadera doctrina cristiana.

Antes de entrar en materia analizando esa ceremonia satánica y perversa de la misa a la luz del Nuevo Testamento, quiero que usted, amigo católico o católica, piense un poco con su cerebro y medite en lo que le voy a decir.

El señor Jesucristo dijo en el Evangelio que todo el alimento que entra por la boca va a parar al vientre y seguidamente termina en la letrina en forma de excremento, vamos a leerlo:

 

Mat 15:16 Jesús dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento?

Mat 15:17 ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina?

 

Más claras no pueden ser esas palabras de Jesús. Todo lo que usted coma por la boca va al vientre, y de ahí es echado a la letrina, al retrete, en forma de excremento.

Ahora bien, piense en un momento en esas palabras de Jesús. Cuando usted en cada una de esas misas católicas se come por la boca esa galleta de harina a la que llaman ostia, y que le han hecho creer que es Jesucristo, con su cuerpo, alma y divinidad, dicha galleta de harina va a parar al vientre, y del vientre ¿dónde cree usted que va a parar?, ¡a la letrina!

Es decir, esa galleta de harina que usted cree que es Jesucristo literalmente es expulsada por el trasero en forma de excremento, o dicho en otras palabras, su Iglesia Católica lo que está enseñando es que el Señor Jesucristo, con su cuerpo alma y divinidad, se convierte en pura mierda o excremento que va a parar al retrete. ¡¡Y esta abominable doctrina de demonios y blasfemia asquerosa es a la que la Iglesia Católica llama el centro de la fe!! Sin embargo, en este documento vamos a analizar esa ceremonia satánica y blasfema de la misa a la luz del Evangelio y de las propias palabras de Jesús y de sus apóstoles que encontramos en las páginas de Nuevo Testamento.

 

a continuación, vamos a leer lo que enseña la iglesia católica sobre esa ceremonia satánica de la misa. Lo siguiente que va a leer es la enseñanza oficial que dicha iglesia da sobre esta ceremonia blasfema y anti cristiana, la cual ha engañado a millones de personas durante siglos.

La iglesia católica enseña que la ceremonia de la misa es un sacrificio, porque ellos enseñan que en dicho sacrificio que realizan los curas en el altar de la misa se repite el mismísimo sacrificio del Señor Jesucristo realizado en el Calvario, pues enseñan que en dicha ceremonia el sacerdote católico vuelve sacrificar al Señor Jesucristo, pero de forma incruenta, sin derramamiento de sangre.

Por consiguiente, si ellos dicen que la misa es el mismo sacrificio de Cristo que hizo en el madero, pero sin derramamiento de sangre, ¡¡entonces ya no es el mismo sacrificio que Cristo hizo en el madero!!, con lo cual la contradicción enseñada por el catolicismo romano es absolutamente diabólica y absurda.

La siguiente información sobre la misa paposa la he tomado del siguiente sitio Web católico:

http://www.corazones.org/diccionario/misa.htm

 

LA SANTA MISA
Etim.: Missa, de "mittere", enviar. Tomado de las palabras finales en latín: "Ite missa est".

La misa, el sacrificio de la Eucaristía, es acto central de la Iglesia católica y el acto supremo de culto a Dios.
El mismo Cristo que se ofreció a si mismo una vez en el altar de la cruz, está presente y se ofrece en la misa. No es otro sacrificio, no es una repetición. Es el mismo sacrificio de Jesús que se hace presente. Es una representación del Calvario, memorial, aplicación de los méritos de Cristo.

Cristo está presente en el cielo y también en el altar, y se entrega hoy al Padre como el Viernes Santo.

La Misa es un sacrificio de propiciación (aplaca la justicia divina) por nuestros pecados.
La Misa es un memorial: Se conmemora la muerte de Jesús, pero no como un recuerdo psicológico, sino como una realidad mística. Cristo se ofrece a si mismo tan realmente como lo hizo en el Calvario.

 

Lo mismo se enseña en esta otra página web católica: http://www.panvivo.com.ar/Quees/quees6.htm

 

"La Eucaristía es sacramento porque Cristo se nos da como alimento para el alma, y es sacrificio porque se ofrece a Dios en oblación.
La Misa es el mismo sacrificio de la cruz
, con todo su valor infinito.

En él se cumplen todas las características del sacrificio, el sacerdote, y la víctima son el mismo Cristo, quien se inmola con el fin de darle gloria de Dios. No es una representación, sino una renovación, del sacrificio de la cruz. En cada una se repite el sacrificio de la cruz, la única diferencia es que se realiza de forma incruenta, sin derramamiento de sangre. La Misa es el perfecto sacrificio porque la víctima es perfecta.
La Santa Misa tiene dos elementos: Cristo ofrece su vida para rescatarnos del pecado, pues con su muerte espía nuestros pecados y es Cristo mismo quién se ofrece al Padre y une a su sacrificio al nuestro."

 

Y lo mismo se enseña en el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica:

 

1365 Por ser memorial de la Pascua de Cristo, la Eucaristía es también un sacrificio. El carácter sacrificial de la Eucaristía se manifiesta en las palabras mismas de la institución: "Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros" y "Esta copa es la nueva Alianza en mi sangre, que será derramada por vosotros" (Lc 22,19-20). En la Eucaristía, Cristo da el mismo cuerpo que por nosotros entregó en la cruz, y la sangre misma que "derramó por muchos para remisión de los pecados" (Mt 26,28).

 

1366 La Eucaristía es, pues, un sacrificio porque representa (= hace presente) el sacrificio de la cruz, porque es su memorial y aplica su fruto.

 

1367 El sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucaristía son, pues, un único sacrificio: "Es una y la misma víctima, que se ofrece ahora por el ministerio de los sacerdotes, que se ofreció a sí misma entonces sobre la cruz. Sólo difiere la manera de ofrecer": (Cc. de Trento, Sess. 22a., Doctrina de ss. Missae sacrificio, c. 2: DS 1743) "Y puesto que en este divino sacrificio que se realiza en la Misa, se contiene e inmola incruentamente el mismo Cristo que en el altar de la cruz "se ofreció a sí mismo una vez de modo cruento"; …este sacrificio [es] verdaderamente propiciatorio".

 

1374 El modo de presencia de Cristo bajo las especies eucarísticas es singular. Eleva la eucaristía por encima de todos los sacramentos y hace de ella "como la perfección de la vida espiritual y el fin al que tienden todos los sacramentos" (S. Tomás de A., s.th. 3, 73, 3). En el santísimo sacramento de la Eucaristía están "contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero" (Cc. de Trento: DS 1651). "Esta presencia se denomina `real', no a título exclusivo, como si las otras presencias no fuesen `reales', sino por excelencia, porque es substancial, y por ella Cristo, Dios y hombre, se hace totalmente presente" (MF 39).

 

1375 Mediante la conversión del pan y del vino en su Cuerpo y Sangre, Cristo se hace presente en este sacramento. Los Padres de la Iglesia afirmaron con fuerza la fe de la Iglesia en la eficacia de la Palabra de Cristo y de la acción del Espíritu Santo para obrar esta conversión.

 

1377 La presencia eucarística de Cristo comienza en el momento de la consagración y dura todo el tiempo que subsistan las especies eucarísticas. Cristo está todo entero presente en cada una de las especies y todo entero en cada una de sus partes, de modo que la fracción del pan no divide a Cristo (cf Cc. de Trento: DS 1641).

 

1378 El culto de la Eucaristía. En la liturgia de la misa expresamos nuestra fe en la presencia real de Cristo bajo las especies de pan y de vino, entre otras maneras, arrodillándonos o inclinándonos profundamente en señal de adoración al Señor. "La Iglesia católica ha dado y continua dando este culto de adoración que se debe al sacramento de la Eucaristía no solamente durante la misa, sino también fuera de su celebración: conservando con el mayor cuidado las ostias consagradas, presentándolas a los fieles para que las veneren con solemnidad, llevándolas en procesión" (MF 56). http://www.corazones.org/doc/catecismo/10_1322_1419.htm

 

Todo este dogma de la gran ramera, que es la iglesia de Roma, está resumido en las siguientes asombrosas palabras escritas por un famoso sacerdote jesuita español, Jorge Loring, tomadas de su libro “Para Salvarte”:

 

"...El sagrario es lo principal de la Iglesia; aunque a veces no está en el altar mayor. El sagrario es una especie de casita, con su puerta y con su llave. ALLÍ ESTÁ Jesucristo, y por eso, al lado hay encendida una lamparita. Siempre que pasemos por delante, debemos poner la rodilla derecha en tierra, en señal de ADORACIÓN, lo mismo si está reservado que si está expuesto. Las imágenes merecen nuestra veneración y respeto porque están en lugar del Señor, de la Virgen y de los Santos, a quienes representan. Son sus retratos, sus estatuas. Pero LO QUE HAY EN EL SAGRARIO NO ES UN RETRATO O ESTATUA DE JESUCRISTO, SINO EL MISMO JESUCRISTO, VIVO, PERO GLORIOSO: COMO ESTÁ AHORA EN EL CIELO."

http://personal.iddeo.es/jorgeloring/eucaristia.html

 

¿Se puede decir una blasfemia más espantosa que esa?

Observe bien lo que dice ese famoso sacerdote jesuita, él afirma que esa galleta es el mismísimo Señor Jesús, vivo y glorioso, y no solo eso, él dice que debemos postrarnos de rodillas ante esa galleta redonda, ¡para adorarla como si de Dios mismo se tratara!, y esto es precisamente lo que enseña la gran ramera, la iglesia de Roma, y por eso es que todos los fanáticos papistas que creen en ese falso cristo-galleta se postran de rodillas ante esa galleta redonda, en señal de adoración; dicho en otras palabras, ¡los seguidores del papismo son IDÓLATRAS ADORADORES DE GALLETAS DE HARINA, en este caso de un cristo falso, en forma de galleta redonda.

Por lo tanto, es completamente correcto decir que esos papistas son idólatras adoradores de galletas, pues eso es lo que son, ¡¡no se está diciendo ninguna falsedad o calumnia contra ellos!!, sino que les llamo realmente lo que son, pues ellos mismos dicen que se postran o arrodillan ante esa galleta para adorarla como si fuera Dios, pues para ellos esa galleta es Dios mismo, ¡pura idolatría de la peor especie!.

Observe también que, según ese blasfemo dogma del papismo, los sacerdotes papistas pretenden tener el poder de CREAR AL HIJO DE DIOS en las misas, y meterlo en esa cajita llamada "sagrario", para que sea adorado por la gente, ¡hasta ese punto el ser humano es engañado por Satanás y su iglesia en la tierra, la gran ramera romana!, la cual engaña a todas las naciones con esa blasfema y repugnante doctrina de hechiceros. Por eso es que el Apocalipsis dice que los pecados y abominaciones de esa gran ramera romana han llegado hasta el cielo, y al final, será destruida por fuego en una sola hora (Ap.18:17-21).

Vamos a analizar esta ceremonia papista del “sacrificio de la misa”, basándonos en las propias palabras del papismo, pero analizadas a la luz de las Sagradas Escrituras:

El papismo dice que el mismo Cristo que se ofreció en sacrificio en la cruz, es el mismo que los sacerdotes paposos ofrecen en el altar de la misa, veámoslo:

 

El mismo Cristo que se ofreció a si mismo una vez en el altar de la cruz, está presente y se ofrece en la misa. No es otro sacrificio, no es una repetición. Es el mismo sacrificio de Jesús que se hace presente. Es una re-presentación del Calvario, memorial, aplicación de los méritos de Cristo.” http://www.panvivo.com.ar/Quees/quees6.htm

 

En el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica se enseña exactamente lo mismo, como ya demostré más arriba.

Observe lo tremendamente falsa y contradictoria que es esa enseñanza del papismo. Primero dicen que el mismo Cristo que se ofreció en sacrificio en la cruz, es el mismo que se ofrece en sacrificio en la misa, sin embargo, los falsos maestros del papismo dicen luego que no es otro sacrificio, ni una repetición del sacrificio de Jesucristo.

Ahora bien, si según el papismo la misa no es una repetición del sacrificio de Jesucristo, ¿por qué entonces el papismo enseña que Jesucristo es ofrecido en sacrificio en las misas, diciendo que es el mismo sacrificio de la cruz? Realmente esto es el colmo de la falsedad y la contradicción, porque Jesucristo no puede ser ofrecido en sacrificio en las misas, si él ya fue ofrecido una sola vez en la cruz, ¡o fue ofrecido una sola vez en sacrificio, o es ofrecido muchas veces en las misas!, no pueden coexistir al mismo tiempo los dos conceptos, pues son totalmente o puestos y contradictorios.

Pero no solo eso, cuando el papismo dice que la misa no es una repetición del sacrificio de Jesucristo, está mintiendo descaradamente, pues en otros lugares el papismo dice que la misa sí que es una repetición del sacrificio de Jesucristo, leámoslo:

 

“…No es una representación, sino una renovación, del sacrificio de la cruz. En cada una se repite el sacrificio de la cruz” http://www.panvivo.com.ar/Quees/quees6.htm 

 

Algún fanático y mentiroso papista me dirá que esa cita que he tomado de una página Web católica no tiene validez, porque no está tomada del Catecismo de la Iglesia Católica, pero yo le digo a ese papista embustero que esa cita por supuesto que tiene validez, ya que se trata de un sitio web católico, ¡miembro del Catholic.net!, es decir, es un sitio web apoyado totalmente por la jerarquía católica papista.

Como podemos ver, el papismo se basa en la mentira más absoluta y descarada, pues los papistas dicen una cosa, que en las misas no se repite el sacrificio de Jesucristo, y luego ellos dicen otra cosa totalmente opuesta, como vemos en ese sitio web papista.

Ciertamente para los papistas la misa es una REPETICIÓN del sacrificio de Jesucristo en el madero, tal como dice esa página Web papista mencionada más arriba, pero resulta que la Palabra de Dios, el Evangelio verdadero, dice bien claro que el sacrificio de Jesucristo fue ÚNICO E IRREPETIBLE, ya no puede ser ofrecido nuevamente en sacrificio, pues él lo hizo una sola vez para siempre, tal como dice la epístola a los Hebreos:

 

"Jesús FUE OFRECIDO UNA SOLA VEZ para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan". (Heb.9:28).

"En esa voluntad somos santificados mediante LA OFRENDA DEL CUERPO DE Jesucristo, HECHA UNA VEZ PARA SIEMPRE. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Jesucristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados." (Heb.10:10-14).

"Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda (sacrificio) por el pecado." (Heb.10:18).

 

Observe como en esos pasajes del Evangelio se dice bien claro que Jesucristo fue ofrecido una sola vez en sacrificio, su sacrificio fue único, perfecto y suficiente, fue UNA SOLA OFRENDA, y por tanto, ya no hay más ofrenda por los pecados. Por consiguiente, cuando los sacerdotes del papismo en sus misas blasfemas y anticristianas ofrecen a Cristo en sacrificio, en forma de galleta, lo que están haciendo es insultando a Dios y al Evangelio, y cometiendo una de las mayores abominaciones que se puedan hacer, al ofrecer de nuevo y repetidamente a Cristo, algo que ya Jesucristo hizo UNA VEZ Y PARA SIEMPRE. Y esta es la razón por la cual los primeros cristianos mencionado en el Nuevo Testamento nunca llamaron a la Cena del Señor “el sacrificio de la misa”, usted JAMÁS va a encontrar esa abominable expresión en el Nuevo Testamento, sino solamente encontrará la expresión “la Cena del Señor”, ¡¡y que no tiene que ver nada con la repugnante, pagana y blasfema ceremonia del sacrificio de la misa!!.

Los papistas, basándose en Apocalipsis 5:6, enseñan también que Jesucristo se sigue ofreciendo a Dios en sacrificio. Veamos: ¿dónde dice el Apocalipsis que Jesucristo es sacrificado?, ¿acaso no dice el Evangelio que Jesucristo fue sacrificado UNA SOLA VEZ, y que YA NO HAY MAS OFRENDA POR EL PECADO?, si el sacrificio de Jesucristo fue ÚNICO E IRREPETIBLE, ¡entonces él no puede estar siendo sacrificado actualmente!

Lo que dice el Apocalipsis es que Juan, de forma simbólica, vio en medio del trono de Dios, y de pie, a un Cordero como inmolado, sacrificado, que tenía siete cuernos y siete ojos (Ap,5:6). La escena es totalmente simbólica, y significa que Jesucristo, por medio de su sacrificio en el madero, tiene el derecho de tomar de la mano derecha del Padre el libro sellado con los siete sellos (Ap.5:7-8). El pasaje del Apocalipsis no dice por ninguna parte que el Cordero esté siendo sacrificado constantemente, sino que el Codero FUE (tiempo pasado) sacrificado, tal como se dice más adelante:

 

"El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza." (Ap.5:12).

 

Observe bien, el pasaje no dice: "el Cordero que ES inmolado..." sino "el Cordero que FUE inmolado", es decir, el sacrificio de Jesucristo fue en el pasado, fue único y fue irrepetible, Y ÉL YA NO SE SIGUE OFRECIENDO A DIOS EN SACRIFICIO, ni mucho menos ofreciéndose en las satánicas misas papistas. Por lo tanto, eso que enseñan los papistas, de que el Jesucristo ES ofrecido en sacrificio por los sacerdotes papistas en las misas es una burda mentira de Satanás que él ha inspirado en la mente de los falsos maestros papistas de la gran ramera, la iglesia de Roma. 

Los falsos maestros del papismo enseñan que el sacrificio de Jesucristo se hace PRESENTE por medio del “sacrificio de la misa”, donde es “actualizado”, pero esa doctrina del papismo es una burda mentira diabólica, pues hacer presente el sacrificio de Jesucristo significa que hay que REPETIRLO, actualizarlo, sin embargo, el sacrificio de Jesucristo no necesita hacerlo presente, ni actualizarlo, pues dicho sacrificio fue ÚNICO E IRREPETIBLE, con una sola ofrenda hizo perfectos a los santificados. Pero es que, además, para anunciar la muerte de Jesucristo en el madero no hace falta actualizarla o repetirla, ya que el Evangelio dice bien claro que él fue ofrecido en sacrificio UNA SOLA VEZ, NO HABIENDO MÁS OFRENDA POR EL PECADO. Por lo tanto, pretender repetir en las misas la muerte de Jesucristo, ofreciéndolo a Dios en forma de galleta, es una burda blasfemia inspirada por el propio Diablo, el padre de la mentira.

Estimado lector, esto no es todo, veamos lo que dice el Diccionario sobre la palabra “actualizar”:

 

actualizar

1. tr. Poner al día algo que se ha quedado atrasado:
actualizar una obra. También prnl.:
se ha actualizado el lenguaje.

2. Renovar, modernizar:

Es decir, según los falsos maestros del papismo, ¡¡la muerte de Jesucristo en el madero fue anticuada, atrasada!!, y por tanto hay que ACTUALIZARLA en las misas papistas, ¿pero se puede decir una blasfemia más grande que esa? El sacrificio de Jesucristo para el perdón de nuestros pecados fue PERFECTO, ÚNICO Y SUFICIENTE, como ya demostré en esos pasajes de la epístola a los Hebreos, y ya no hace falta repetirlo ni modernizarlo en las misas, pues con una sola ofrenda hizo perfectos a los santificados. Decir que el sacrificio de Jesucristo fue anticuado, y que por tanto se necesita "ponerlo al día" (actualizarlo) solo puede salir de mentes engañadas e inspiradas por el mismo Diablo.


 
 

Para justificar esa repugnante, anticristiana y abominable ceremonia del "sacrificio de la misa", los idólatras adoradores de galletas de harina, es decir, los papistas, suelen citar este pasaje bíblico:

 

En todo lugar y tiempo se me ofrece un sacrificio puro: porque yo soy el gran Rey, dice el Señor, y mi nombre es admirable entre las naciones” (Malq 1:11).

 

Según los falsos maestros papistas, ese “sacrificio puro” que se ofrece a Dios en todo lugar y en todo tiempo es el sacrificio de la misa.

Ahora bien, ¿dónde dice ese pasaje bíblico que el "sacrificio puro" que se le ofrece en todo lugar y en todo tiempo sea el sacrificio de la misa celebrado por la iglesia de Roma, la gran ramera?, ¡en ninguna parte!, ¡eso es una pura invención del papismo!

Ese sacrificio puro que a Dios le agrada y que es ofrecido en todo lugar y en todo tiempo no es la satánica misa papista, sino el SACRIFICIO DE ALABANZA, es decir, los LABIOS SANTOS QUE CONFIESAN SU NOMBRE, leámoslo:

 

"Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre." (Heb.13:15).

 

¡Ese es el sacrificio que ahora a Dios le agrada!, sin embargo, el "sacrificio de la misa" que celebra la madre de la rameras, la iglesia de Roma, es algo que Dios abomina, lo detesta, le apesta, pues en ese repugnante y blasfemo sacrificio de la misa se pretende ofrecer en sacrificio miles de veces a Cristo, en forma de galleta, diciendo que esa galleta es literalmente el propio El Cristo, ¡con su cuerpo, alma y divinidad!, el cual es de nuevo ofrecido en sacrificio, algo que está totalmente en contra del Evangelio, pues la Palabra de Dios, como ya vimos, dice bien claro que Jesucristo fue ofrecido UNA SOLA VEZ, NO HABIENDO MAS OFRENDA O SACRIFICIO POR EL PECADO. Por lo tanto, decir que el "sacrificio puro" mencionado en Malaquias 1:11 es el sacrificio de la misa solo puede ser una repugnante y diabólica mentira inventada por los hijos de Satanás, como son los falsos teólogos papistas.

Ese sacrificio puro tampoco puede ser el sacrificio de Jesucristo en el madero, porque el Evangelio dice bien claro que el sacrificio de Jesucristo fue ÚNICO E IRREPETIBLE, y YA NO HAY MAS OFRENDA POR EL PECADO, sin embargo, esa profecía de Malaquías dice bien claro que dicho sacrificio puro se ofrece a Dios EN TODO LUGAR Y EN TODO TIEMPO. Por lo tanto, ¡¡no puede referirse al sacrificio único de Jesús en el madero!!, pues dicho sacrificio fue ÚNICO, ya no se puede volver a repetir. Por lo tanto, esta sencilla verdad demuestra hasta qué grado la gran ramera romana ha engañado al mundo con esa terrible mentira del sacrificio de la misa, donde -según la gran ramera- Jesucristo es ofrecido en forma de galleta millones de veces, en todo el mundo. ¡Que terrible blasfemia!

Como ya dije, ese sacrificio puro dado al Padre en todo lugar y en todo tiempo son personas purificadas por la sangre de Jesucristo que adoran al Dios Padre, confesando su nombre. Pero como Satanás detesta la verdad, entonces él ha inspirado a su iglesia, la gran ramera de Roma, para que pervierta este pasaje de Malaquías, inventándose la perversa doctrina de que ese sacrificio puro es el llamado "sacrificio de la misa", y entonces los adoradores de galletas de harina se creen esa mentira del Diablo y la gran ramera, y rechazan entonces la verdad, prefiriendo creer en la mentira.


 

 El apóstol Pablo dijo lo siguiente:

 

1Co 11:23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;

1Co 11:24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.

1Co 11:25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.

1Co 11:26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.

 

Observe atentamente esas palabras del apóstol Pablo. En ellas se destroza completamente la ceremonia blasfema y paposa de la misa, practicada por la gran ramera romana.

Pablo citó las palabras de Jesús en la última cena, "esto ES mi cuerpo!.

La gran ramera de Roma enseña que la palabrita "es" se ha de interpretar de forma literal, es decir, según esa iglesia del diablo en la tierra ese pan que partió Jesús en esa última cena era literalmente su cuerpo de carne. Ahora bien, resulta que el apóstol Pablo también dijo estas palabras:

 

1Co 10:4 y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca ERA Cristo.

 

En ese pasaje Pablo dijo que esa roca espiritual que les seguía ERA Cristo, sin embargo, nadie en su sano juicio diría que Cristo es literalmente una roca, la interpretación correcta es que esa roca SIMBOLIZABA o representaba a Cristo. Exactamente igual se ha de interpretar en 1Corintios 11:23. Ese pan que partió Jesús REPRESENTABA su cuerpo, pero de ninguna manera significa que ese pan fuera literalmente el cuerpo de Cristo.

Jesús dijo a sus discípulos que cuando sus discípulos se reúnan para comer juntos, al partir el pan debemos RECORDAR el sacrificio de Cristo, lo hacemos EN MEMORIA de él. Observe que Jesús jamás dijo que hemos de REPETIR su sacrificio en un altar de la misa, sino que simplemente es un recuerdo o memorial de su muerte. Esto es todo lo contrario a la satánica y blasfema ceremonia del sacrificio de la misa.

Observe lo que dice seguidamente el verso 25. Jesús tomó la copa de vino después de haber cenado, y dijo "esta copa ES el nuevo pacto en mi sangre".

¿Usted cree que esa copa era literalmente un nuevo pacto?, pues claro que no. Esa copa SIMBOLIZABA el nuevo pacto en la sangre de Cristo. El vino no era literalmente la sangre de Cristo, sino que representaba la sangre de Cristo que él daría por los suyos.

Pero no solo eso, observe como Jesús dijo bien claro que hemos de BEBER de esa copa de vino en recuerdo suyo. Los verdaderos discípulos de Cristo, cuando celebran la cena del Señor, BEBEN de la copa, recordando así la muerte de Cristo por los suyos. Sin embargo, en las blasfemas misas de la gran ramera los feligreses de esa iglesia del diablo NO BEBEN DE LA COPA DE VINO, sencillamente eso es solamente una grotesca parodia satánica de la cena del Señor. En la verdadera cena del Señor se hace memoria de su muerte, PERO NO SE REPITE SU SACRIFICIO, pues como ya demostré, el sacrificio de Cristo fue único e irrepetible, ya no hay más ofrenda por los pecados.

Y ahora observe lo que dijo el apóstol Pablo en el verso 26. Él dijo que cuando comemos del pan, y bebemos de la copa de vino, la muerte del Señor anunciamos HASTA QUE ÉL VENGA, o dicho en otras palabras, ¡¡CRISTO NO ESTÁ PRESENTE DE FORMA FISICA EN EL PAN Y EN EL VINO, SINO QUE ESTÁ AUSENTE!!, ya que si lo hacemos hasta que él venga, es porque él aún no está presente. Solamente cuando él venga en gloria a la tierra es cuando él estará presente físicamente entre sus discípulos. Por lo tanto, cuando la gran ramera romana dice que en la ostia o eucaristía Cristo está realmente PRESENTE, con su cuerpo, alma y divinidad, están mintiendo descaradamente, y enseñando absolutamente todo lo contrario de lo que dijo el apóstol Pablo en ese pasaje.


 
 

La gran ramera romana da una interpretación del discurso de Jesús en Juan 6 de lo más falsa, retorcida y diabólica. Ellos enseñan que esas palabras de Jesús solo se han de interpretar de forma literal, es decir, según ellos, Jesús es literalmente una galleta de harina, a la cual ellos llaman ostia, o eucaristía.

Voy a demostrar que esas palabras de Jesús son totalmente simbólicas, y que la interpretación que da la gran ramera romana es totalmente perversa y contraria a la enseñanza de Jesús.

 

1- En primer lugar, ese discurso de Jesús sobre el pan de vida NO TIENE QUE VER ABSOLUTAMENTE NADA CON LA CENA DEL SEÑOR, ya que esas palabras Jesús las dijo varios años antes de tomar la última cena con sus apóstoles. Conectar ese discurso de Jesús sobre el pan de vida, con la cena del Señor, es absolutamente falso y diabólico.

 

2- En segundo lugar, Jesús dijo lo siguiente:

 

Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. (Jn.6:27).

 

La gran ramera romana enseña que esa comida espiritual que da la vida eterna es la GALLETA de harina a la cual ellos llaman la ostia o eucaristía. Esa interpretación romana es de lo más estúpida, satánica y falsa, pues veamos cuál es ese pan verdadero que da la vida eterna. Leamos estas palabras de Jesús:

 

Jua 6:31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.

Jua 6:32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.

Jua 6:33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.

Jua 6:34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.

Jua 6:35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Jua 6:36 Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.

 

Ahí lo tiene bien claro. Jesús dijo que ese pan verdadero que da la vida eterna es ÉL MISMO, fue él quien descendió del cielo. Dios el Padre es quien nos da de comer de ese pan verdadero que es su Hijo Jesús, es decir, NO SE REFIERE A UNA GALLETA DE HARINA, SINO A JESÚS MISMO.

Pero no solo eso, Jesús dijo bien claro que le "comemos" y le "bebemos" a él CUANDO VAMOS A ÉL Y CREEMOS EN ÉL. Por lo tanto, Jesús enseñó bien claro que esas palabras eran totalmente espirituales y simbólicas. Jesús jamás nos enseñó a ser caníbales y vampiros bebedores de sangre, sino que utilizó el maná que comieron los israelitas en el desierto como figura simbólica del verdadero pan del cielo, que es él mismo. Comer a Cristo es sencillamente creer en él, es decir, creer que él es EL MESÍAS Y EL HIJO DE DIOS, pues así el apóstol Pedro y el resto de los apóstoles entendieron esas palabras de Jesús:

 

Jua 6:68 Le respondió Simón Pedro:

 --Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.

Jua 6:69 Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

 

Más claro no puede ser.

Comer la carne del Hijo del Hombre y beber su sangre SIGNIFICA CREER QUE JESUS ES EL MESÍAS Y EL HIJO DEL DIOS PADRE! De ninguna manera significa un acto literal de comer la carne de Jesús y de beber literalmente su sangre, sino que es una figura simbólica que significa creer en Jesús.

Esta figura literaria o simbólica utilizada por Jesucristo la utilizó también el rey David.

Tres de los amigos de David le oyeron expresar su gran deseo por beber agua del pozo de Belén. Con gran peligro, estos hombres atravesaron las avanzadas de los filisteos y le llevaron el agua. Cuando David se enteró de que estos hombres arriesgaron sus vidas de tal forma, rehusó beber del agua diciendo lo siguiente:

 

"¿HE DE BEBER YO LA SANGRE de los varones que fueron con peligro de su vida?" (2.ª Samuel 23:17).

 

Nadie en su sano juicio diría que el agua era literalmente la sangre de esos varones, ¿verdad? Lo que hizo David es utilizar un HEBRAÍSMO, es decir, una expresión en forma figurada. De la misma manera la Biblia menciona en forma figurada el acto de comer un cuerpo, beber sangre o de tener hambre y sed de justicia, etc. Todas estas expresiones son usadas en la Biblia de forma SIMBÓLICA, no literal. Exactamente lo mismo hizo Jesucristo cuando habló de "comer" su cuerpo o "beber" su sangre.

 

3- Veamos ahora como esa expresión de "comer la carne de Jesucristo y beber su sangre" significa CREER QUE ÉL ES EL VERDADERO MESÍAS Y EL HIJO DE DIOS. Leamos las propias palabras de Jesucristo, en Juan capítulo 6.

 

"Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos?" (Jn.6:28-29).

"Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis." (Jn.6:35-36).

"Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero." (Jn.6:40).

"De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida." (Jn.6:47).

"El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar." (Jn.6:63-64).

"Y nosotros hemos creído y conocemos que Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente." (Jn.6:69).

 

En todos esos pasajes anteriores se enseña claramente que "comer la carne del Hijo del Hombre y beber su sangre" es sinónimo de IR A JESUCRISTO Y CREER EN ÉL, y así es como precisamente lo entendió el apóstol Pedro, al decir que él es el Mesías y el Hijo del Dios viviente (Jn.6:69),

 

4- En cuarto lugar, Jesús dijo lo siguiente:

 

Jua 6:58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.

 

Jesucristo dijo bien claro que ese pan de vida no se come como los hebreos comieron el maná, es decir, ¡¡no es un pan literal que se coma por la boca!!, sino que es un pan ESPIRITUAL, y comemos ese pan cuando vamos a Jesús creyendo firmemente que él es el verdadero Mesías de Israel y el Hijo del Dios Padre (Jn.6:69).

Por lo tanto, esa doctrina de la gran ramera romana, de que el pan del cielo es la galleta de harina u ostia que los paposos idólatras se comen por la boca, es una doctrina absolutamente falsa, perversa y diabólica. Jesús fue bien claro: ¡no es como el maná que los hebreos comieron y murieron!

Sin embargo, como Satanás es el gran mentiroso y el gran calumniador, entonces inspiró a su iglesia, es decir, a la gran ramera romana, para que pervirtiera esas palabras de Jesucristo, enseñando la espantosa blasfemia de que hemos de aceptarlas de forma literal, y que en las misas el "pan consagrado" se convierte literalmente en el cuerpo de Jesucristo, y el "vino consagrado" en su sangre, para luego el pedófilo, sodomita o putero cura paposo ofrecerlo de nuevo en sacrificio, en el satánico altar de la blasfema misa papista, ¡¡y esa diabólica y perversa doctrina pagana es la que se impuso en la gran ramera romana, al inventarse el "sacrificio de la misa

 

5- Los judíos que no creían en Jesús entendieron esas palabras de Jesús de forma LITERAL, los muy idiotas creían que Jesús les estaba enseñando a ser caníbales y vampiros bebedores de sangre, y por eso es que esos judíos malvados se apartaron de Jesús, porque ellos no entendieron el significado espiritual y simbólico de esas palabras de Jesús (Jn.6:52, 60, 66).

Jesús les dijo que esas palabras eran ESPIRITUALES (Jn.6:63), y solamente sus apóstoles sí que las entendieron de forma espiritual y simbólica, no literal, ya que ellos llegaron a entender que comer la carne de Cristo y beber su sangre significaba creer que él es el Mesías y el Hijo del Dios viviente (Jn.6:69). Este significado simbólico y espiritual no lo captaron esos falsos discípulos que se apartaron de Jesús.

La gran ramera romana hace exactamente lo mismo que esos judíos incrédulos que se apartaron de Jesús, estos paposos idólatras también interpretan esas palabras de Jesús de forma literal, creyendo los muy idiotas que Jesús nos estaba dando una lección de canibalismo y de vampirismo, sin embargo, Jesús estaba hablando solamente de forma simbólica y espiritual, ya que él dijo bien claro que ese pan de vida no se come como los hebreos comieron el maná en el desierto, es decir, NO ES UN PAN LITERAL QUE SE COMA POR LA BOCA (Jn.6:58).

 

La gran ramera de Roma enseña que el continuo sacrificio mencionado en el libro de Daniel es el “sacrificio de la misa”, el cual, según los papistas, será abolido en el futuro por el anticristo. Veamos cuan falsa y ridícula es esa doctrina papista:

El sacrificio continuo es mencionado en los siguientes pasajes del libro de Daniel: Daniel 8:11-19, 9:26-27, 11:31, 12:11, en todos estos pasajes de Daniel se está mencionando al SACRIFICIO CONTINUO, Solo un supino ignorante o un engañador puede decir esa tontería de que el sacrificio continuo mencionado en el libro de Daniel son las misas papistas. Cualquiera que lea un comentario serio del libro de Daniel verá que ese sacrificio continuo eran solamente los sacrificios u holocaustos de animales en el templo de Jerusalén. Esto lo puede comprobar cualquiera por medio de Internet. Por ejemplo, leamos lo siguiente:

 

"Por lo tanto, entrando ya en el tema que nos trae a colación, la Abominación desoladora, debemos tener en cuenta todo lo anterior y verlo desde esta perspectiva. Así, como antes expuse, la primera cita de Daniel: "Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora." (Daniel 11.31), parece circunscrita en un devenir de sucesos. Veo que esto ya se ha producido, pues es de todos conocido que en el año 70 de nuestra era, las tropas romanas del emperador Tito, destruyeron el Templo de Herodes, y, por lo tanto, eliminaron toda posibilidad de continuar con los sacrificios de animales, propios del Antiguo Pacto, quitando el continuo sacrificio." http://perso.wanadoo.es/fcomorillo/abominacion.htm

 

Los sacrificios continuos de animales en el templo de Jerusalén eran eso, continuos, uno de mañana y otro de tarde, y ese sacrificio continuo de animales fue lo que quitaron cuando el templo de Jerusalén fue destruido en el año 70. Decir que ese sacrificio continuo es el llamado “sacrificio de la misa” es una doctrina totalmente ridícula y falsa.

El apóstol Pablo escribió lo siguiente a los cristianos de la ciudad de Corinto:

 

 “De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.” (1Co.11:27-29).

 

¿Qué significan esas palabras del apóstol Pablo?

El magisterio falso de la gran ramera romana (el catolicismo romano) ha pervertido esas palabras del apóstol Pablo, dando una interpretación totalmente perversa y retorcida, para apoyar su doctrina abominable y anticristiana del sacrificio de la misa. Según el magisterio católico romano en esas palabras Pablo estaba enseñando la doctrina abominable de la “transustanciación”, diciendo que el pan y el vino se convierten o transmutan realmente en el cuerpo y la sangre del Señor. Veamos cuan falsa es esa interpretación papista, y cuál es el verdadero significado de esas palabras de Pablo:

 

a) El apóstol Pablo estaba recordando a los cristianos de Corinto las palabras de Jesucristo respecto al Memorial de su muerte (1Co.11:23-26, Lc.22:19). Observe que Pablo no les dijo que ellos tenían que repetir en las misas ese sacrificio de Jesucristo, sencillamente les dijo que dicha ceremonia era un RECORDATORIO o memorial de su muerte. ¡Ningún “sacrificio de la misa” fue enseñado jamás por Jesucristo ni por Pablo!

 

b). Seguidamente Pablo menciona el comer el pan y beber de la copa indignamente, ¿qué significa esto?, sencillamente significa no discernir o entender el CUERPO DEL SEÑOR (1Co.11:29). Y según el apóstol Pablo, ¿cuál es el cuerpo del Señor?, ¿dijo Pablo que el cuerpo del Señor fuera el pan?, ¡de ninguna manera! Pablo dijo bien claro que el cuerpo de Jesucristo son los verdaderos cristianos, la Iglesia, leámoslo:

 

 “Siendo uno solo el pan, NOSOTROS, CON SER MUCHOS, SOMOS UN CUERPO; pues todos participamos de aquel mismo pan" (1Co.10:17).

"VOSOTROS, PUES, SOIS EL CUERPO DE CRISTO, y miembros cada uno en particular" (1Co,12:27).

“a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Jesucristo ” (Ef.4:12).

 

Por consiguiente, no discernir o entender el cuerpo del Señor significa no reconocer o entender que todos los cristianos verdaderos somos el cuerpo de Jesucristo, el cual está siendo edificado durante esta era, y quien en la Cena del Señor no discierne o comprende esto, entonces está tomando indignamente del pan y del vino. Obviamente esas palabras del apóstol Pablo NO significan creer en la diabólica doctrina papista de la transustanciación, es decir, no significa creer que el pan se convierte literalmente en el cuerpo de Jesucristo, y el vino en sangre, sino que significa NO CREER QUE LOS CRISTIANOS SOMOS EL CUERPO DE CRISTO:

 

"La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la COMUNIÓN DEL CUERPO DE CRISTO? (1Co.10:16).

 

Pablo lo dijo bien claro: en la Cena del Señor el CUERPO de Jesucristo (su Iglesia) ha de tener una COMÚN-UNIÓN (comunión), y ese cuerpo de Jesucristo son los verdaderos cristianos. Pablo dijo que somos muchos miembros, pero UN SOLO CUERPO.

En la Cena del Señor no se reúnen los verdaderos cristianos para comernos literalmente el cuerpo de Jesucristo en forma de galleta, ni para bebernos literalmente su sangre, ¡eso es una abominable blasfemia papista! Los verdaderos cristianos no son caníbales, ni vampiros bebedores de sangre. En la Cena del Señor se reúnen los verdaderos cristianos para tener COMÚN-UNIÓN (comunión) UNOS CON OTROS, se come del pan y se bebe de la copa de vino para RECORDAR la muerte única e irrepetible de Jesucristo. Utilizar ese pasaje de Pablo para enseñar la doctrina de que quien no cree en la doctrina de la transustanciación está tomando juicio para sí, es una repugnante y diabólica perversión de las palabras de Pablo.


 

La gran ramera romana siempre cita los llamados "milagros eucarísticos", es decir, sucesos muy aislados donde ostias han sangrado en el sacrificio de la misa, o el vino se ha convertido literalmente en sangre. ¡Esos prodigios eucarísticos son realizados por el mismo Satanás!, ya que Dios no va a apoyar con prodigios y milagros una ceremonia papista tan anticristiana y blasfema como es la ceremonia de la misa, ¡es Satanás quien realiza esas señales y prodigios mentirosos!, tal como predijo el apóstol Pablo:

 

"Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia." (2Ts.2:8-12).

 

¿De dónde procede entonces esa doctrina falsa y diabólica de que en las misas Jesucristo vuelve a ser ofrecido en sacrificio por los sacerdotes, y que el pan se convierte literalmente en el cuerpo de Jesucristo, y el vino se convierte en su sangre?

Veamos lo que dice el erudito bíblico Ralph Woodrow en su libro “Babilonia, Misterio Religioso”:

 

“Todos estos errores mencionados fueron el resultado de la doctrina de la transubstanciación, la idea de que los elementos del pan y el vino se convierten en sangre y cuerpo de Jesucristo. Pero ¿cómo y por qué comenzó esta doctrina en la Iglesia Católica? Parece evidente que el adoptar la transubstanciación en la Iglesia Romana fue otro compromiso hecho con el paganismo, porque las religiones paganas tenían ideas muy similares a la teoría de la transubstanciación. En el notable escrito de la Enciclopedia de Religiones y Etica, de Hasting, hay un gran número de páginas dedicadas a un artículo titulado «Comiéndose a Dios». Estas páginas abundan en evidencias de los ritos de transubstanciación pagana existentes entre las tribus y religiones de muchas naciones.
El historiador Durant nos dice que la creencia en la transubstanciación, como se practica por la religión católica, es «una de las ceremonias más antiguas de las religiones primitivas».

(1) Un tipo de eucaristía era celebrado en Egipto, por ejemplo, en el cual un pedazo de pastel era consagrado por un sacerdote y se suponía que se convertía en el cuerpo de Osiris. Después se comía y se tomaba vino como parte del rito. (2) Los pasteles y la bebida Haoma de Mitra, lo mismo que la idea de la transubstanciación, eran parte de la religión del mitraísmo y eran similares a los de la eucaristía católica de hoy.(3)
1. Historia de la Civilización, p. 741.2. Enciclopedia de Religiones, Vol. 2, p. 76. 3. Ibid.

 

Fue después de la muerte de los apóstoles, y especialmente después de la muerte del apóstol Pablo, cuando ciertos falsos maestros, lobos rapaces, se infiltraron en la Iglesia (Mt.7:15, 1Tm.4:1). Estos falsos y perversos maestros comenzaron a enseñar doctrinas contrarias al Evangelio, tal como predijo el propio apóstol Pablo:

 

"Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el espíritu santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos." (Hch.20:28-30).

 

Como podemos ver en ese pasaje de Hechos 20:28-30 las doctrinas falsas y perversas ya comenzaron a entrar en las iglesias justo después de la muerte de Pablo, muerte que sucedió entre el año 64 al 68, cuando la primera gran persecución del emperador Nerón contra los cristianos.

Ya en el siglo dos, es decir, después de la muerte del último apóstol, Juan, esos falsos y perversos maestros comenzaron a enseñar la mentira de que la Cena del Señor era un sacrificio que se hacía en un altar, y entonces el mitraísmo procedente de Egipto se infiltró de lleno en las Iglesias apóstatas, lideradas por la iglesia de Roma, con su “dios galleta” consagrado por el sacerdote, solo que en lugar de decir que ese dios era Osiris, dijeron que era el propio Cristo, algo que jamás es enseñado en el Nuevo Testamento, pues si leemos el Nuevo Testamento, especialmente el libro de los Hechos y las epístolas de Pablo, veremos que EN NINGUNA PARTE SE MENCIONA EL "SACRIFICIO DE LA MISA", sino solamente la CENA DEL SEÑOR, la cual, como ya he demostrado en este documento, la celebraban los primeros cristianos como RECUERDO, en MEMORIA de la muerte de Jesucristo, ¡¡pero no como repetición del sacrificio de Jesucristo!!.

Voy a dar el consejo que tantas veces les he dado a los papistas con los cuales he debatido en los foros de Internet: ¡arrepentíos de esas mentiras!, reconoced vuestros errores, reconoced que os han ENGAÑADO dentro de esa iglesia de Satanás en la tierra, llamada "iglesia católica romana", y después creed en el verdadero Evangelio y salid cuanto antes de esa gran ramera romana, antes de que el terrible juicio de Dios caiga sobre ella, y ya sea demasiado tarde para vosotros (Ap.18:4).

La abominable y repugnante doctrina de que Jesucristo es literalmente una galleta de harina, y que es ofrecido continuamente todos los días y millones de veces en el llamado "sacrificio de la misa" es una blasfemia satánica tan grande, que por esa blasfemia van a ser juzgados delante del Tribunal de Dios todos los papistas que no se arrepientan, y al final recibirán lo que se merecen. Ellos jamás podrán alegar que nadie les mostró la verdad sobre este asunto, de modo que no tendrán excusa, ni perdón.

 

 

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1- Creemos en el henoteísmo bíblico y monólatra.

 

El henoteísmo es la creencia en un Dios supremo, que es el Padre celestial, este Dios supremo es uno y único, en el sentido de que no hay otro Dios como él, ya que es el Dios de dioses (Dt.6:4, Jn.17:5, 1Co.8:4, 6, etc.). Pero también creemos en la existencia de otros muchos dioses (elohim o poderosos) y señores en los cielos y en la tierra (1Co.8:5), y que son los hijos de Dios, ya sean los ángeles celestiales de Dios o los seres humanos al servicio de Dios (Dt.10:17, Éx.7:1, Sal.82:6, Jn.1:12-13, Ro.8:16, 1Jn.3:2, etc.).

Este Dios supremo, el Padre, tiene un nombre propio, pero todavía no sabemos su verdadera pronunciación. Unos le llaman IEVE, otros Jehová y otros Yahweh. Podemos utilizar cualquiera de esas tres pronunciaciones, y sin duda en el futuro sí que sabremos su verdadera pronunciación.

La monolatría es la adoración de un solo Dios. Y el único Dios que es adorado en la Biblia es el Dios supremo, el Padre celestial, porque de él proceden todas las cosas, él es el Creador supremo del Universo, pues por su voluntad existen todas las cosas que fueron creadas (Jn.4:23-24, 1Co.8:6, Heb.1:1-2, Ap.4:10-11, etc.)

Por consiguiente, rechazamos totalmente las doctrinas satánicas y antibíblicas del trinitarismo, del monoteísmo y del unicitarismo. La Biblia jamás enseña la doctrina de que solo existe un Dios, y tampoco enseña que Dios sea un misterioso dios trino, una especie de monstruo con tres cabezas o rostros, y la Biblia tampoco enseña que el Dios supremo, el Padre, sea el Señor Jesucristo.

 

2- Creemos en Jesucristo, en su muerte y en su resurrección.

 

La Biblia enseña que Jesús (Yeshua) es el Hijo único de Dios y el verdadero Mesías de Israel (Mt.16:16-17, Jn.3:16). Jesús dijo que para tener la vida eterna tenemos que tener el conocimiento de que el Padre es el único Dios verdadero, y que Jesús es el Mesías de Israel, el enviado del Padre (Jn.17:3).

Jesús es el descendiente BIOLÓGICO de Abraham y del rey David (Mt.1:1-17, Lc.3:23-38, Ro.1:3). Por lo tanto, él califica perfectamente para ser el verdadero Mesías de Israel, ya que Jesús era el hijo del hombre, es decir, el hijo biológico de su padre humano José, el cual era hijo o descendiente biológico de David (Mt.1:20). Dios el Padre engendró como hombre a su Hijo Jesús en el vientre de María, pero lo engendró sobrenaturalmente con un espermatozoide de José, el hijo de David, teletransportándolo por medio de su espíritu a un óvulo de María, para que así pudiera nacer el verdadero Mesías como hombre (Lc.1:30-35). Los iglesieros que niegan que Jesús es el descendiente biológico de Abraham y del rey David a través de José entonces están negando que Jesús es el verdadero Mesías de Israel y también niegan que Jesucristo vino en carne, es decir, como hombre, y por tanto son anticristos (1Jn.2:18-22, 4:2-3, 2Jn.1:7).

Jesús es el Hijo ÚNICO del Dios Padre porque él es el mejor, el más amado y el más importante de todos sus hijos, no porque Dios el Padre solo tenga un hijo. De igual manera, el Dios Padre es un Dios ÚNICO porque él es el Padre supremo, el más importante de todos los padres y el mejor de todos ellos, pero sin negar la existencia de otros muchos padres.

Nosotros creemos en la humanidad del Señor Jesucristo y también en su divinidad. Él es Dios Poderoso (Is.9:6), el Verbo divino que se hizo carne (Jn.1:1, 14), el Dios unigénito (Jn.1:18), nuestro gran Dios y Salvador (Tito 2:13), y también es un hombre, el hijo del hombre (Mt.25:3, 1Tm.2:5). Aunque Jesús sea llamado Dios en algunos pasajes de la Biblia, esto no significa que Jesús sea igual al Dios Padre, ya que el propio Jesús dijo que el Padre es su Dios (Jn.20:17, Heb.1:8-9, Ap.3:12,). Por lo tanto, Jesús está subordinado a la autoridad suprema del Dios Padre, y si está sujeto a la voluntad del Dios Padre, entonces significa que él es inferior al Dios Padre en autoridad, por eso es que el Padre es la cabeza o jefe de Cristo (1Co.11:3). Por consiguiente, aquellos que enseñan que Jesús es solamente un hombre, y niegan la divinidad del Señor Jesús, tienen la doctrina del anticristo, el cual niega que el Verbo divino se hiciera carne, hombre (Jn.1:1, 14, 1Jn.4:2-3), y aquellos que enseñan que Jesús es igual que el Dios Padre también tienen la doctrina del anticristo, ya que esto significa que ellos niegan que Jesús sea también un hombre, es decir, si Jesús fuera igual al Dios Padre, entonces ya no sería un hombre, y si Jesús es solamente un hombre, entonces la Biblia jamás le llamaría Dios.

Nosotros creemos que Jesús murió realmente en un madero. Él dijo que daría su propia vida solo por sus ovejas, no por toda la humanidad, y las ovejas de Cristo son los que oyen su palabra y le siguen (Jn.10:11, 15, 27). La doctrina de que Jesús entregó su vida por toda la humanidad es por tanto, una doctrina satánica y opuesta a la enseñanza de Jesús.

Jesús murió por amor a sus ovejas para salvarlas del pecado y para rescatarnos o comprarnos con su sangre (Ap.5:9).

Nosotros creemos que el Dios supremo, el Padre celestial, resucitó a su Hijo Jesús (Hch.2:32, 4:10, 1Ts.1:10, etc.).

Creemos que la resurrección de Jesús no fue la reanimación de un cadáver, sino la transformación instantánea del cadáver de Jesús, en un nuevo cuerpo glorioso y espiritual.

El cuerpo glorioso de Cristo cuando resucitó NO ERA EL MISMO CUERPO QUE MURIÓ y fue sepultado, sino un cuerpo radicalmente diferente y transformado (1Co.15:37). Por lo tanto, los iglesieros que enseñan que Jesús resucitó con el mismo cuerpo que murió en el madero están mintiendo y predicando un falso evangelio. Obviamente ese cuerpo resucitado, glorioso y espiritual de Cristo podía materializarse y aparecerse a sus discípulos en carne y huesos, para que ellos le pudieran ver y tocar (Lc.24:39-43).

Nosotros creemos en la preexistencia eterna y divina del Señor Jesucristo. Jesús es el Verbo de Dios (Ap.19:13), y este Verbo divino es eterno, jamás fue creado, ya que él existía antes de que Dios creara todas las cosas (Jn.1:1, Col.1:17).

Jesús dijo que él ya existía con el Padre desde antes de la fundación del mundo (Jn.17:5). Jesús dijo que él descendió del cielo (Jn.6:38, 42). Por lo tanto, si Jesús dijo que descendió del cielo es porque él ya estaba en el cielo antes de descender a la tierra como hombre. Aquellos que niegan la preexistencia divina de Jesús están llamando mentiroso a Jesús, pues Jesús enseñó bien claro que descendió del cielo, lo cual significa que él ya existía en el cielo antes de bajar a la tierra. El apóstol Pablo también enseñó en Filipenses 2:6-11 la preexistencia divina de Jesús. Pablo dijo que Jesús ya existía en forma de Dios, o era de condición divina, antes de hacerse hombre, entonces él se despojó a si mismo de su gloria y divinidad y descendió del cielo, haciéndose semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló así mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte en el madero.

Nosotros creemos que el Señor Jesucristo en su preexistencia divina era el Mensajero (Malak) principal de Dios, es decir, el Ángel de Dios especial mencionado en el Antiguo Testamento, el cual tiene el mismo nombre que su Padre IEVE, ya que el nombre de IEVE está en él (Ex.23:20-21).Esteban dijo bien claro que este Ángel o Mensajero de IEVE que se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente era el Señor, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob (Hch.7:30-34), pero resulta que Jesús es el Señor (Ro.10:9, Filp.2:11).Por lo tanto, este Ángel o Mensajero especial que se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente era el mismísimo Señor Jesucristo en su preexistencia divina. Por lo tanto, el Señor Jesucristo es el segundo Señor o Dios, el cual está subordinado al Señor o Dios supremo, el Padre. El propio rey David conocía la existencia de estos dos dioses o señores cuando dijo estas palabras proféticas: "Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi diestra, hasta que ponga a todos tus enemigos por estrado de tus pies" (Mt.22:43-45). Por consiguiente, todos aquellos que niegan la preexistencia divina del Señor Jesús, así como la existencia de estos dos dioses eternos, que son el Padre y el Hijo, tienen la doctrina del anticristo (1Jn.2:22). Aquellos que niegan la encarnación del Verbo divino están negando entonces al Padre y al Hijo, y por lo tanto, son el anticristo.

Estas dos personas divinas, el Padre y el Hijo, se llaman igual: IEVE, sin embargo, uno es el IEVE supremo o mayor, que es el Padre celestial, y el otro es el IEVE menor, es decir, el Mensajero o Ángel de IEVE, el cual también se llama IEVE (Ex.23:20-21), y era este IEVE menor quien se aparecía a los seres humanos (Gen.18:1, etc.). Este IEVE menor era el Señor Jesucristo en su preexistencia divina, pues fue este Señor o Ángel de IEVE quien se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente. El IEVE supremo, el Padre, jamás se apareció a los seres humanos, pues al Dios Padre ningún ser humano le vio jamás (Jn.1:18), por lo tanto, la Biblia demuestra de forma muy clara la existencia de estos dos dioses o personas divinas llamados IEVE. Uno es el Dios supremo, único e invisible, el Padre, y no hay otro Dios igual a él, y el otro Dios es el IEVE menor, el Hijo de Dios el Padre, el cual está subordinado al Dios Padre y se aparecía a los seres humanos. Fue este IEVE menor, el Hijo o Verbo de Dios, quien se hizo hombre y habitó entre nosotros (Jn.1:1, 14).

Jesús es el Señor, y para ser salvos tenemos confesar con nuestra boca esta gran verdad (Ro.10:9-13). Confesar con nuestra boca que Jesús es el Señor significa creer y confesar que él es el eterno Señor IEVE mencionado en el llamado Antiguo Testamento, el cual bajaba del cielo y se aparecía a los seres humanos, como se apareció a Adán y Eva, Abraham, Moisés, etc. Los que rehúsan confesar con su boca esta gran verdad fundamental jamás se podrán salvar, sino que se condenarán al lago de fuego.

 

3- Creemos en el espíritu santo.

 

Jesús dijo que el espíritu santo es el poder de lo Alto (Lc.24:49). Y el ángel también dijo a María que el espíritu santo es el poder del Altísimo, es decir, el poder o energía del Dios Padre (Lc.1:35). El poder no es literalmente una persona, sino una ENERGIA. Por lo tanto, la Biblia enseña bien claro que el espíritu santo es la energía o poder de Dios, y no una tercera persona divina. La doctrina iglesiera de que el espíritu santo es una tercera persona divina es totalmente falsa, diabólica y antibíblica.

Esta energía o poder de Dios el Padre es personificada en la Biblia, pero sin ser literalmente una persona. Por ejemplo, la Biblia también personifica la sabiduría, diciendo que esta clama o grita por las calles (Prov.1:2021), sin embargo, la sabiduría no es literalmente una persona. La personificación es un estilo literario muy utilizado en la Biblia.

El espíritu santo nunca es adorado ni glorificado en la Biblia, lo cual demuestra claramente que no es Dios, ni es una tercera persona divina, sino que es el espíritu DE Dios el Padre, es decir, es algo que Dios tiene. Este espíritu o energía de Dios el Padre es también el espíritu de Cristo, y si alguno no tiene este espíritu de Cristo entonces no pertenece a Cristo, es decir, no es un verdadero cristiano (Ro.8:9).

 

4- Creemos que el ser humano es mortal, no inmortal.

 

La Biblia enseña que el ser humano es un alma viviente (Gen.2:7). Dios dice que el alma es mortal, muere (Gen.2:17). Sin embargo, Satanás enseña todo lo contrario, engañó a Eva diciendo que el alma es inmortal (Gen.3:4). Por lo tanto, cuando las iglesias de la cristiandad apostata predican la doctrina de la inmortalidad del alma sencillamente están repitiendo exactamente la misma mentira de Satanás, y llamando a Dios mentiroso. Los muertos están en los sepulcros, tal como enseñó el Señor Jesús, el Cristo: "Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida, mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación" (Jn.5:28-29).

Por consiguiente, el Señor dice bien claro que los muertos están en los sepulcros, en otras palabras, ¡¡ellos no están vivos en ningún "más allá"!! Todos los muertos, justos e injustos, despertarán cuando resuciten. Observe que los que están en los sepulcros son las PERSONAS muertas, no solo sus cuerpos, por lo tanto, la doctrina de que los muertos están vivos en un "más allá" es totalmente demoníaca. Dios dice que el ser humano es POLVO, y vuelve al polvo de la tierra cuando muere (Gen.3:19), en otras palabras, cuando morimos DEJAMOS DE EXISTIR, ya que volvemos a la misma condición de INEXISTENCIA que Adán tenía antes de que Dios lo creara del polvo de la tierra. Jesús dijo que vino para dar su ALMA (su vida) en rescate de muchos: "Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida (alma) en rescate por muchos." (Mr.10:45). La palabra griega traducida por "vida" es psijé, que también es traducida por ALMA. El alma es el ser vivo, la persona. Ahora bien, si el alma fuera inmortal, ¡¡entonces Jesús no habría dado su alma o vida en rescate!!, es decir, NO HABRÍA MUERTO, y no existiría la redención por su sangre. Por lo tanto, la doctrina de la inmortalidad del alma es absolutamente diabólica, ¡es un ataque frontal contra el Evangelio!

 

5- Creemos en la salvación eterna.

 

Nosotros creemos que la salvación eterna de los verdaderos cristianos que hemos conocido el Evangelio es solamente por la gracia o misericordia de Dios, por medio de la fe, no por nuestras obras (Ef.2:8-9).

La salvación eterna es un proceso gradual, que comienza cuando creemos en el Evangelio y recibimos la justificación por la sangre de Cristo, y la reconciliación con Dios (Ro.5:9-11), pero la salvación eterna se manifestará plenamente en el futuro, cuando Jesús aparezca por segunda vez, para salvar a los que le esperan (Heb.9:28).

La salvación eterna se conseguirá por medio de la obediencia al Señor Jesucristo (Heb.5:9). Sin obedecer al Señor Jesús no hay salvación posible, por lo tanto, no basta creer que Jesús es nuestro Salvador y el Señor, sino que hay que OBEDECER las palabras del Señor Jesús para recibir en el futuro la eterna salvación (Mt.7:24-27). Jesús dijo que quien crea y SEA BAUTIZADO será salvo, pero quien no crea será condenado (Mr.16:16). Y los apóstoles bautizaban a los creyentes solamente en el nombre del Señor Jesucristo, para el perdón de los pecados (Hch.2:38, 10:48). Por lo tanto, para tener el perdón de los pecados tenemos que creer en el Señor Jesús y bautizarnos en agua, y por inmersión, en su nombre. Esto significa que el bautismo en el nombre de un falso dios trino, o el bautismo de infantes que no tienen capacidad para creer, son bautismos falsos y no sirven para nada.

Nosotros creemos que Dios el Padre, en su misericordia, salvará a todos aquellos que a lo largo de toda la Historia de la Humanidad jamás conocieron a Cristo ni el verdadero Evangelio, pero perseveraron en hacer el bien, buscando gloria, honra e inmortalidad (Ro.2:67). Ellos serán juzgados conforme a la ley de sus conciencias, que nos dicta lo que está bien y lo que está mal (Ro.2:14-15).

Las llamadas “ovejas misericordiosas” serán salvos en el futuro y entrarán en el reino de Dios en la tierra porque ellos tuvieron misericordia con los hermanos pequeños de Jesús, es decir, con los verdaderos cristianos, y ese bien que ellos hicieron será recompensado con la vida eterna (Mt.25:31-46). Jesús dijo bien claro que los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida, pero los que hicieron lo malo saldrán a resurrección de condenación (Jn.5:28-29). Por lo tanto, esa doctrina iglesiera de que ningún ser humano se podrá salvar por hacer lo bueno es absolutamente falsa y satánica y contraria a la enseñanza de Jesús y de sus apóstoles.

Nosotros creemos que la salvación o vida eterna en el futuro reino de Dios la recibiremos en la era venidera, cuando el Señor Jesús regrese del cielo para gobernar a las naciones (Lc.18:29-30, Mt.25:34, 46).

Nosotros creemos que los cristianos verdaderos ya tenemos la vida eterna (1Jn.5:13), pero la tenemos solo como promesa de Dios, ya que esta vida eterna o salvación eterna la hemos de alcanzar o heredar en el futuro (Mt.25:34, 2Tim. 1:1, 1Jn.2:25, 1Ts.5:9, 1Pe.1:5), y alcanzaremos esta vida eterna o salvación cuando el Señor Jesucristo aparezca por segunda vez para salvar a los que le esperan (Heb.9:28). Por consiguiente, los verdaderos cristianos ya estamos seguros de recibir en el futuro la vida eterna que Dios nos ha prometido, porque Dios siempre cumple lo que promete.

 

6- Creemos en la Iglesia del Padre y del Hijo

 

Nosotros creemos que la Iglesia verdadera de Dios el Padre y de su Hijo Jesucristo es universal, y es el conjunto de cristianos verdaderos que siguen la doctrina del Padre y del Hijo, y que se aman unos a otros como Cristo nos amó. Esta Iglesia o Congregación del Padre y del Hijo es la esposa de Cristo, y es su cuerpo (Ef. 1:10, 22, 23; 5:23, 27, 32; Col.1:18).

Nosotros creemos que la Iglesia del Padre y del Hijo es el reino del Señor Jesucristo, (Mt. 13:47; Is.9:7), la casa y familia de Dios, (Ef. 2:19; 3:15; Prov. 29:18).

Los miembros de la Iglesia del Padre y del Hijo son llamados “los santos” (Hch.9:13, Ro.1:7, 1Co.1:2, Ap.13:7, etc.). La palabra “santo” en la Biblia significa perfecto y también apartado para Dios.

Nosotros creemos que la única cabeza o jefe de la verdadera Iglesia es el Señor Jesucristo, (Col.1:18; Ef. 1:22). El pontífice romano, el Papa de Roma, de ninguna manera es la cabeza de la Iglesia de Dios, sino solo un satánico impostor, pues se hace pasar por quien no es. En realidad, el papado es el hombre de pecado, el hijo de perdición predicho por Pablo (2Ts.2:3-4), él fue el resultado de esa gran apostasía de la Iglesia que sucedió en el siglo 4, cuando la iglesia católica se unió al poder imperial del César de Roma y se apartó (apostató) de la verdadera doctrina enseñando doctrinas de demonios (1Tm.4:1).

La Iglesia del Padre y del Hijo está formada por los santos que en el futuro reinarán sobre la tierra como reyes y sacerdotes (Ap.1:6, 2:26-27, 5:9-10, 20:4-6). Ese gobierno mundial de Cristo y de su Iglesia comenzará solamente cuando Jesús venga del cielo con gran poder y gloria a gobernar a las naciones con “vara de hierro”, es decir, con justicia y rectitud (Ap.19:15, 20:4-6), es entonces cuando comenzará el Milenio, un periodo de mil años literales, durante los cuales Jesús y su Iglesia gobernarán sobre las naciones de la tierra con justicia (Ap.20:4-6).

 

7- Creemos en la futura venida gloriosa de Jesucristo y en el arrebatamiento de la Iglesia.

 

El Señor Jesucristo dijo que él regresará del cielo con gran poder y gloria inmediatamente después de la tribulación de aquellos días (Mt.24:29-30), es entonces cuando su Iglesia, los escogidos, serán arrebatados y se reunirán con él en el cielo, es decir, en el aire (Mt.24:31, 1Ts.4:15-17).

Por consiguiente, esa doctrina iglesiera de que el arrebatamiento de la Iglesia ocurrirá cuando Jesús venga de forma secreta e invisible antes de una tribulación de siete años es una espantosa mentira satánica, una doctrina de demonios muy peligrosa para todos aquellos millones de personas que la creen.

Nosotros creemos que los verdaderos cristianos, los santos, sufrirán en el futuro una gran tribulación o persecución durante esos 42 meses de gobierno de la bestia (Ap.13:7, 10). Esa persecución o tribulación contra los santos de la Iglesia del Padre y del Hijo ocurrirá en el imperio de la bestia, que estará formado solo por diez reinos (Ap.17:12-14).

Nosotros creemos que los cristianos verdaderos, los santos, podremos conocer perfectamente en el futuro la fecha de la venida gloriosa de Cristo y del fin del mundo. El futuro gobierno de la bestia durará solo 42 meses (Ap.13:5), y Jesús regresará del cielo para destruir ese gobierno reinado de la bestia (Ap.19:19-21), por lo tanto, cuando comience el gobierno de la bestia en ese imperio de diez reinos podremos conocer fácilmente la fecha del regreso glorioso del Señor Jesús y del arrebatamiento de la Iglesia, simplemente habrá que contar los 42 meses desde el comienzo de ese gobierno de la bestia.

Y respecto a las palabras de Jesús en Mateo 24:36, en esas palabras se dice simplemente que EN ESE MOMENTO nadie, excepto el Padre, conocía el día y la hora de la futura venida gloriosa de Cristo, observe que el texto bíblico dice "nadie sabe", en tiempo presente, pero no dice "ni sabrá", por lo tanto, esas palabras de Jesús no niegan que en el futuro podamos conocer la fecha exacta de su regreso glorioso. Y respecto a las palabras de Jesús en Hechos 1:7, Jesús se estaba refiriendo solamente a sus apóstoles que en ese momento estaban con él, "no os toca A VOSOTROS saber los tiempos o las sazones…", es decir, es a los apóstoles a los que no les tocaba conocer el tiempo ni las sazones de la futura restauración del reino a Israel, pero el pasaje no dice por ninguna parte que en el futuro no podamos conocer la fecha del regreso de Cristo y de la restauración de Israel.

Nosotros creemos que esa futura gran tribulación contra los santos de la Iglesia, que durará 42 meses, no hay que confundirla con la ira de Dios, la cual será derramada sobre los adoradores de la bestia al final de esos 42 meses de gobierno mundial de la bestia (Ap.16:1-21).

Nosotros creemos que cuando regrese el Señor Jesús con gran poder y gloria al final de esos 42 meses entonces el falso mesías (la bestia) y su aliado religioso, el falso profeta, serán apresados y arrojados vivos a un lago de fuego, y los ejércitos de la bestia reunidos serán destruidos por el propio Señor Jesús (Ap.19:19:21). Entonces Satanás será apresado, atado y encerrado en un lugar llamado el Abismo, para que no pueda engañar a las naciones de la tierra durante el Milenio (Ap.20:13). De esta manera terrible terminará el futuro gobierno de Satanás, la bestia y el falso profeta.

Nosotros creemos que cuando Jesús y sus santos glorificados desciendan a la tierra juzgarán a los seres humanos que estén vivos en la tierra. Jesús se sentará en un trono resplandeciente, y entonces juzgará a las naciones de la tierra que en ese momento estén vivos, separando a unos de otros. Aquellos seres humanos que tuvieron misericordia con los verdaderos cristianos (los hermanos pequeños de Jesús) serán puestos a la derecha de Cristo, y entonces ellos recibirán la vida eterna, y entrarán en el reino de Dios, sin embargo, aquellas personas que no tuvieron misericordia con los verdaderos cristianos perseguidos serán puestos a la izquierda de Cristo, y él los enviará al fuego eterno, donde serán atormentados y destruidos totalmente en cuerpo y alma (Mt.10:28, 25:31-46).

Nosotros creemos que Jesús, cuando regrese del cielo, no solamente juzgará a los seres humanos que estén vivos en la tierra, sino que también comenzará el juicio de los muertos, un juicio que durará mil años (Ap.11:18). Esos muertos serán juzgados conforme a las obras que hicieron cuando ellos vivieron en la tierra (Ap.20:12). Cuando esos mil años se cumplan Satanás será soltado del Abismo, para engañar a las naciones. Millones de personas, lideradas por Satanás, intentarán derrocar el gobierno mundial del Señor Jesús y de sus santos, rodearán la ciudad de Jerusalén terrenal, pero descenderá fuego del cielo y los consumirá, y Satanás mismo será lanzado al lago de fuego, donde será atormentado y destruido para siempre (Ap.20:7-10).

Los muertos que ya fueron juzgados durante el Milenio volverán a vivir, para comparecer ante el Tribunal de Dios, y oír la sentencia o veredicto, ya sea de perdón, o de condenación. Aquellos que no tengan su nombre escrito en el libro de la vida serán arrojados a un lago de fuego, donde serán totalmente destruidos en cuerpo y alma (Ap.20:5, 11-15).

Después de esos mil años literales la tierra será totalmente destruida por el fuego, y entonces Dios algo totalmente nuevo y mucho mejor, él hará un nuevo cielo y una nueva tierra, es decir, un nuevo planeta, sobre el cual descenderá la capital del Universo, la Nueva Jerusalén celestial, y el propio Dios Padre descenderá de forma personal y visible a esa nueva tierra, para morar con los seres humanos inmortales (Ap.21:1-5).

Si usted cree en estas siete doctrinas fundamentales entonces forma parte de la Iglesia del Padre y del Hijo, y si persevera en esta verdadera doctrina hasta el final, entonces será salvo y alcanzará la vida eterna en el glorioso reino de Dios que vendrá a la tierra (Mt.24:13, 1Co.15:1).

 

 

 

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22 de julio de 2017

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Por Tito Martínez

2 de febrero de 2021

 

 

1- Creemos en el henoteísmo bíblico y monólatra.

 

El henoteísmo es la creencia en un Dios supremo, que es el Padre celestial, este Dios supremo es uno y único, en el sentido de que no hay otro Dios como él, ya que es el Dios de dioses (Dt.6:4, Jn.17:5, 1Co.8:4, 6, etc.). Pero también creemos en la existencia de otros muchos dioses (elohim o poderosos) y señores en los cielos y en la tierra (1Co.8:5), y que son los hijos de Dios, ya sean los ángeles celestiales de Dios o los seres humanos al servicio de Dios (Dt.10:17, Éx.7:1, Sal.82:6, Jn.1:12-13, Ro.8:16, 1Jn.3:2, etc.).

Este Dios supremo, el Padre, tiene un nombre propio, pero todavía no sabemos su verdadera pronunciación. Unos le llaman IEVE, otros Jehová y otros Yahweh. Podemos utilizar cualquiera de esas tres pronunciaciones, y sin duda en el futuro sí que sabremos su verdadera pronunciación.

La monolatría es la adoración de un solo Dios. Y el único Dios que es adorado en la Biblia es el Dios supremo, el Padre celestial, porque de él proceden todas las cosas, él es el Creador supremo del Universo, pues por su voluntad existen todas las cosas que fueron creadas (Jn.4:23-24, 1Co.8:6, Heb.1:1-2, Ap.4:10-11, etc.)

Por consiguiente, rechazamos totalmente las doctrinas satánicas y antibíblicas del trinitarismo, del monoteísmo y del unicitarismo. La Biblia jamás enseña la doctrina de que solo existe un Dios, y tampoco enseña que Dios sea un misterioso dios trino, una especie de monstruo con tres cabezas o rostros, y la Biblia tampoco enseña que el Dios supremo, el Padre, sea el Señor Jesucristo.

 

2- Creemos en Jesucristo, en su muerte y en su resurrección.

 

La Biblia enseña que Jesús (Yeshua) es el Hijo único de Dios y el verdadero Mesías de Israel (Mt.16:16-17, Jn.3:16). Jesús dijo que para tener la vida eterna tenemos que tener el conocimiento de que el Padre es el único Dios verdadero, y que Jesús es el Mesías de Israel, el enviado del Padre (Jn.17:3).

Jesús es el descendiente BIOLÓGICO de Abraham y del rey David (Mt.1:1-17, Lc.3:23-38, Ro.1:3). Por lo tanto, él califica perfectamente para ser el verdadero Mesías de Israel, ya que Jesús era el hijo del hombre, es decir, el hijo biológico de su padre humano José, el cual era hijo o descendiente biológico de David (Mt.1:20). Dios el Padre engendró como hombre a su Hijo Jesús en el vientre de María, pero lo engendró sobrenaturalmente con un espermatozoide de José, el hijo de David, teletransportándolo por medio de su espíritu a un óvulo de María, para que así pudiera nacer el verdadero Mesías como hombre (Lc.1:30-35). Los iglesieros que niegan que Jesús es el descendiente biológico de Abraham y del rey David a través de José entonces están negando que Jesús es el verdadero Mesías de Israel y también niegan que Jesucristo vino en carne, es decir, como hombre, y por tanto son anticristos (1Jn.2:18-22, 4:2-3, 2Jn.1:7).

Jesús es el Hijo ÚNICO del Dios Padre porque él es el mejor, el más amado y el más importante de todos sus hijos, no porque Dios el Padre solo tenga un hijo. De igual manera, el Dios Padre es un Dios ÚNICO porque él es el Padre supremo, el más importante de todos los padres y el mejor de todos ellos, pero sin negar la existencia de otros muchos padres.

Nosotros creemos en la humanidad del Señor Jesucristo y también en su divinidad. Él es Dios Poderoso (Is.9:6), el Verbo divino que se hizo carne (Jn.1:1, 14), el Dios unigénito (Jn.1:18), nuestro gran Dios y Salvador (Tito 2:13), y también es un hombre, el hijo del hombre (Mt.25:3, 1Tm.2:5). Aunque Jesús sea llamado Dios en algunos pasajes de la Biblia, esto no significa que Jesús sea igual al Dios Padre, ya que el propio Jesús dijo que el Padre es su Dios (Jn.20:17, Heb.1:8-9, Ap.3:12,). Por lo tanto, Jesús está subordinado a la autoridad suprema del Dios Padre, y si está sujeto a la voluntad del Dios Padre, entonces significa que él es inferior al Dios Padre en autoridad, por eso es que el Padre es la cabeza o jefe de Cristo (1Co.11:3). Por consiguiente, aquellos que enseñan que Jesús es solamente un hombre, y niegan la divinidad del Señor Jesús, tienen la doctrina del anticristo, el cual niega que el Verbo divino se hiciera carne, hombre (Jn.1:1, 14, 1Jn.4:2-3), y aquellos que enseñan que Jesús es igual que el Dios Padre también tienen la doctrina del anticristo, ya que esto significa que ellos niegan que Jesús sea también un hombre, es decir, si Jesús fuera igual al Dios Padre, entonces ya no sería un hombre, y si Jesús es solamente un hombre, entonces la Biblia jamás le llamaría Dios.

Nosotros creemos que Jesús murió realmente en un madero. Él dijo que daría su propia vida solo por sus ovejas, no por toda la humanidad, y las ovejas de Cristo son los que oyen su palabra y le siguen (Jn.10:11, 15, 27). La doctrina de que Jesús entregó su vida por toda la humanidad es por tanto, una doctrina satánica y opuesta a la enseñanza de Jesús.

Jesús murió por amor a sus ovejas para salvarlas del pecado y para rescatarnos o comprarnos con su sangre (Ap.5:9).

Nosotros creemos que el Dios supremo, el Padre celestial, resucitó a su Hijo Jesús (Hch.2:32, 4:10, 1Ts.1:10, etc.).

Creemos que la resurrección de Jesús no fue la reanimación de un cadáver, sino la transformación instantánea del cadáver de Jesús, en un nuevo cuerpo glorioso y espiritual.

El cuerpo glorioso de Cristo cuando resucitó NO ERA EL MISMO CUERPO QUE MURIÓ y fue sepultado, sino un cuerpo radicalmente diferente y transformado (1Co.15:37). Por lo tanto, los iglesieros que enseñan que Jesús resucitó con el mismo cuerpo que murió en el madero están mintiendo y predicando un falso evangelio. Obviamente ese cuerpo resucitado, glorioso y espiritual de Cristo podía materializarse y aparecerse a sus discípulos en carne y huesos, para que ellos le pudieran ver y tocar (Lc.24:39-43).

Nosotros creemos en la preexistencia eterna y divina del Señor Jesucristo. Jesús es el Verbo de Dios (Ap.19:13), y este Verbo divino es eterno, jamás fue creado, ya que él existía antes de que Dios creara todas las cosas (Jn.1:1, Col.1:17).

Jesús dijo que él ya existía con el Padre desde antes de la fundación del mundo (Jn.17:5). Jesús dijo que él descendió del cielo (Jn.6:38, 42). Por lo tanto, si Jesús dijo que descendió del cielo es porque él ya estaba en el cielo antes de descender a la tierra como hombre. Aquellos que niegan la preexistencia divina de Jesús están llamando mentiroso a Jesús, pues Jesús enseñó bien claro que descendió del cielo, lo cual significa que él ya existía en el cielo antes de bajar a la tierra. El apóstol Pablo también enseñó en Filipenses 2:6-11 la preexistencia divina de Jesús. Pablo dijo que Jesús ya existía en forma de Dios, o era de condición divina, antes de hacerse hombre, entonces él se despojó a si mismo de su gloria y divinidad y descendió del cielo, haciéndose semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló así mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte en el madero.

Nosotros creemos que el Señor Jesucristo en su preexistencia divina era el Mensajero (Malak) principal de Dios, es decir, el Ángel de Dios especial mencionado en el Antiguo Testamento, el cual tiene el mismo nombre que su Padre IEVE, ya que el nombre de IEVE está en él (Ex.23:20-21).Esteban dijo bien claro que este Ángel o Mensajero de IEVE que se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente era el Señor, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob (Hch.7:30-34), pero resulta que Jesús es el Señor (Ro.10:9, Filp.2:11).Por lo tanto, este Ángel o Mensajero especial que se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente era el mismísimo Señor Jesucristo en su preexistencia divina. Por lo tanto, el Señor Jesucristo es el segundo Señor o Dios, el cual está subordinado al Señor o Dios supremo, el Padre. El propio rey David conocía la existencia de estos dos dioses o señores cuando dijo estas palabras proféticas: "Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi diestra, hasta que ponga a todos tus enemigos por estrado de tus pies" (Mt.22:43-45). Por consiguiente, todos aquellos que niegan la preexistencia divina del Señor Jesús, así como la existencia de estos dos dioses eternos, que son el Padre y el Hijo, tienen la doctrina del anticristo (1Jn.2:22). Aquellos que niegan la encarnación del Verbo divino están negando entonces al Padre y al Hijo, y por lo tanto, son el anticristo.

Estas dos personas divinas, el Padre y el Hijo, se llaman igual: IEVE, sin embargo, uno es el IEVE supremo o mayor, que es el Padre celestial, y el otro es el IEVE menor, es decir, el Mensajero o Ángel de IEVE, el cual también se llama IEVE (Ex.23:20-21), y era este IEVE menor quien se aparecía a los seres humanos (Gen.18:1, etc.). Este IEVE menor era el Señor Jesucristo en su preexistencia divina, pues fue este Señor o Ángel de IEVE quien se apareció a Moisés en medio de la zarza ardiente. El IEVE supremo, el Padre, jamás se apareció a los seres humanos, pues al Dios Padre ningún ser humano le vio jamás (Jn.1:18), por lo tanto, la Biblia demuestra de forma muy clara la existencia de estos dos dioses o personas divinas llamados IEVE. Uno es el Dios supremo, único e invisible, el Padre, y no hay otro Dios igual a él, y el otro Dios es el IEVE menor, el Hijo de Dios el Padre, el cual está subordinado al Dios Padre y se aparecía a los seres humanos. Fue este IEVE menor, el Hijo o Verbo de Dios, quien se hizo hombre y habitó entre nosotros (Jn.1:1, 14).

Jesús es el Señor, y para ser salvos tenemos confesar con nuestra boca esta gran verdad (Ro.10:9-13). Confesar con nuestra boca que Jesús es el Señor significa creer y confesar que él es el eterno Señor IEVE mencionado en el llamado Antiguo Testamento, el cual bajaba del cielo y se aparecía a los seres humanos, como se apareció a Adán y Eva, Abraham, Moisés, etc. Los que rehúsan confesar con su boca esta gran verdad fundamental jamás se podrán salvar, sino que se condenarán al lago de fuego.

 

3- Creemos en el espíritu santo.

 

Jesús dijo que el espíritu santo es el poder de lo Alto (Lc.24:49). Y el ángel también dijo a María que el espíritu santo es el poder del Altísimo, es decir, el poder o energía del Dios Padre (Lc.1:35). El poder no es literalmente una persona, sino una ENERGIA. Por lo tanto, la Biblia enseña bien claro que el espíritu santo es la energía o poder de Dios, y no una tercera persona divina. La doctrina iglesiera de que el espíritu santo es una tercera persona divina es totalmente falsa, diabólica y antibíblica.

Esta energía o poder de Dios el Padre es personificada en la Biblia, pero sin ser literalmente una persona. Por ejemplo, la Biblia también personifica la sabiduría, diciendo que esta clama o grita por las calles (Prov.1:2021), sin embargo, la sabiduría no es literalmente una persona. La personificación es un estilo literario muy utilizado en la Biblia.

El espíritu santo nunca es adorado ni glorificado en la Biblia, lo cual demuestra claramente que no es Dios, ni es una tercera persona divina, sino que es el espíritu DE Dios el Padre, es decir, es algo que Dios tiene. Este espíritu o energía de Dios el Padre es también el espíritu de Cristo, y si alguno no tiene este espíritu de Cristo entonces no pertenece a Cristo, es decir, no es un verdadero cristiano (Ro.8:9).

 

4- Creemos que el ser humano es mortal, no inmortal.

 

La Biblia enseña que el ser humano es un alma viviente (Gen.2:7). Dios dice que el alma es mortal, muere (Gen.2:17). Sin embargo, Satanás enseña todo lo contrario, engañó a Eva diciendo que el alma es inmortal (Gen.3:4). Por lo tanto, cuando las iglesias de la cristiandad apostata predican la doctrina de la inmortalidad del alma sencillamente están repitiendo exactamente la misma mentira de Satanás, y llamando a Dios mentiroso. Los muertos están en los sepulcros, tal como enseñó el Señor Jesús, el Cristo: "Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida, mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación" (Jn.5:28-29).

Por consiguiente, el Señor dice bien claro que los muertos están en los sepulcros, en otras palabras, ¡¡ellos no están vivos en ningún "más allá"!! Todos los muertos, justos e injustos, despertarán cuando resuciten. Observe que los que están en los sepulcros son las PERSONAS muertas, no solo sus cuerpos, por lo tanto, la doctrina de que los muertos están vivos en un "más allá" es totalmente demoníaca. Dios dice que el ser humano es POLVO, y vuelve al polvo de la tierra cuando muere (Gen.3:19), en otras palabras, cuando morimos DEJAMOS DE EXISTIR, ya que volvemos a la misma condición de INEXISTENCIA que Adán tenía antes de que Dios lo creara del polvo de la tierra. Jesús dijo que vino para dar su ALMA (su vida) en rescate de muchos: "Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida (alma) en rescate por muchos." (Mr.10:45). La palabra griega traducida por "vida" es psijé, que también es traducida por ALMA. El alma es el ser vivo, la persona. Ahora bien, si el alma fuera inmortal, ¡¡entonces Jesús no habría dado su alma o vida en rescate!!, es decir, NO HABRÍA MUERTO, y no existiría la redención por su sangre. Por lo tanto, la doctrina de la inmortalidad del alma es absolutamente diabólica, ¡es un ataque frontal contra el Evangelio!

 

5- Creemos en la salvación eterna.

 

Nosotros creemos que la salvación eterna de los verdaderos cristianos que hemos conocido el Evangelio es solamente por la gracia o misericordia de Dios, por medio de la fe, no por nuestras obras (Ef.2:8-9).

La salvación eterna es un proceso gradual, que comienza cuando creemos en el Evangelio y recibimos la justificación por la sangre de Cristo, y la reconciliación con Dios (Ro.5:9-11), pero la salvación eterna se manifestará plenamente en el futuro, cuando Jesús aparezca por segunda vez, para salvar a los que le esperan (Heb.9:28).

La salvación eterna se conseguirá por medio de la obediencia al Señor Jesucristo (Heb.5:9). Sin obedecer al Señor Jesús no hay salvación posible, por lo tanto, no basta creer que Jesús es nuestro Salvador y el Señor, sino que hay que OBEDECER las palabras del Señor Jesús para recibir en el futuro la eterna salvación (Mt.7:24-27). Jesús dijo que quien crea y SEA BAUTIZADO será salvo, pero quien no crea será condenado (Mr.16:16). Y los apóstoles bautizaban a los creyentes solamente en el nombre del Señor Jesucristo, para el perdón de los pecados (Hch.2:38, 10:48). Por lo tanto, para tener el perdón de los pecados tenemos que creer en el Señor Jesús y bautizarnos en agua, y por inmersión, en su nombre. Esto significa que el bautismo en el nombre de un falso dios trino, o el bautismo de infantes que no tienen capacidad para creer, son bautismos falsos y no sirven para nada.

Nosotros creemos que Dios el Padre, en su misericordia, salvará a todos aquellos que a lo largo de toda la Historia de la Humanidad jamás conocieron a Cristo ni el verdadero Evangelio, pero perseveraron en hacer el bien, buscando gloria, honra e inmortalidad (Ro.2:67). Ellos serán juzgados conforme a la ley de sus conciencias, que nos dicta lo que está bien y lo que está mal (Ro.2:14-15).

Las llamadas “ovejas misericordiosas” serán salvos en el futuro y entrarán en el reino de Dios en la tierra porque ellos tuvieron misericordia con los hermanos pequeños de Jesús, es decir, con los verdaderos cristianos, y ese bien que ellos hicieron será recompensado con la vida eterna (Mt.25:31-46). Jesús dijo bien claro que los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida, pero los que hicieron lo malo saldrán a resurrección de condenación (Jn.5:28-29). Por lo tanto, esa doctrina iglesiera de que ningún ser humano se podrá salvar por hacer lo bueno es absolutamente falsa y satánica y contraria a la enseñanza de Jesús y de sus apóstoles.

Nosotros creemos que la salvación o vida eterna en el futuro reino de Dios la recibiremos en la era venidera, cuando el Señor Jesús regrese del cielo para gobernar a las naciones (Lc.18:29-30, Mt.25:34, 46).

Nosotros creemos que los cristianos verdaderos ya tenemos la vida eterna (1Jn.5:13), pero la tenemos solo como promesa de Dios, ya que esta vida eterna o salvación eterna la hemos de alcanzar o heredar en el futuro (Mt.25:34, 2Tim. 1:1, 1Jn.2:25, 1Ts.5:9, 1Pe.1:5), y alcanzaremos esta vida eterna o salvación cuando el Señor Jesucristo aparezca por segunda vez para salvar a los que le esperan (Heb.9:28). Por consiguiente, los verdaderos cristianos ya estamos seguros de recibir en el futuro la vida eterna que Dios nos ha prometido, porque Dios siempre cumple lo que promete.

 

6- Creemos en la Iglesia del Padre y del Hijo

 

Nosotros creemos que la Iglesia verdadera de Dios el Padre y de su Hijo Jesucristo es universal, y es el conjunto de cristianos verdaderos que siguen la doctrina del Padre y del Hijo, y que se aman unos a otros como Cristo nos amó. Esta Iglesia o Congregación del Padre y del Hijo es la esposa de Cristo, y es su cuerpo (Ef. 1:10, 22, 23; 5:23, 27, 32; Col.1:18).

Nosotros creemos que la Iglesia del Padre y del Hijo es el reino del Señor Jesucristo, (Mt. 13:47; Is.9:7), la casa y familia de Dios, (Ef. 2:19; 3:15; Prov. 29:18).

Los miembros de la Iglesia del Padre y del Hijo son llamados “los santos” (Hch.9:13, Ro.1:7, 1Co.1:2, Ap.13:7, etc.). La palabra “santo” en la Biblia significa perfecto y también apartado para Dios.

Nosotros creemos que la única cabeza o jefe de la verdadera Iglesia es el Señor Jesucristo, (Col.1:18; Ef. 1:22). El pontífice romano, el Papa de Roma, de ninguna manera es la cabeza de la Iglesia de Dios, sino solo un satánico impostor, pues se hace pasar por quien no es. En realidad, el papado es el hombre de pecado, el hijo de perdición predicho por Pablo (2Ts.2:3-4), él fue el resultado de esa gran apostasía de la Iglesia que sucedió en el siglo 4, cuando la iglesia católica se unió al poder imperial del César de Roma y se apartó (apostató) de la verdadera doctrina enseñando doctrinas de demonios (1Tm.4:1).

La Iglesia del Padre y del Hijo está formada por los santos que en el futuro reinarán sobre la tierra como reyes y sacerdotes (Ap.1:6, 2:26-27, 5:9-10, 20:4-6). Ese gobierno mundial de Cristo y de su Iglesia comenzará solamente cuando Jesús venga del cielo con gran poder y gloria a gobernar a las naciones con “vara de hierro”, es decir, con justicia y rectitud (Ap.19:15, 20:4-6), es entonces cuando comenzará el Milenio, un periodo de mil años literales, durante los cuales Jesús y su Iglesia gobernarán sobre las naciones de la tierra con justicia (Ap.20:4-6).

 

7- Creemos en la futura venida gloriosa de Jesucristo y en el arrebatamiento de la Iglesia.

 

El Señor Jesucristo dijo que él regresará del cielo con gran poder y gloria inmediatamente después de la tribulación de aquellos días (Mt.24:29-30), es entonces cuando su Iglesia, los escogidos, serán arrebatados y se reunirán con él en el cielo, es decir, en el aire (Mt.24:31, 1Ts.4:15-17).

Por consiguiente, esa doctrina iglesiera de que el arrebatamiento de la Iglesia ocurrirá cuando Jesús venga de forma secreta e invisible antes de una tribulación de siete años es una espantosa mentira satánica, una doctrina de demonios muy peligrosa para todos aquellos millones de personas que la creen.

Nosotros creemos que los verdaderos cristianos, los santos, sufrirán en el futuro una gran tribulación o persecución durante esos 42 meses de gobierno de la bestia (Ap.13:7, 10). Esa persecución o tribulación contra los santos de la Iglesia del Padre y del Hijo ocurrirá en el imperio de la bestia, que estará formado solo por diez reinos (Ap.17:12-14).

Nosotros creemos que los cristianos verdaderos, los santos, podremos conocer perfectamente en el futuro la fecha de la venida gloriosa de Cristo y del fin del mundo. El futuro gobierno de la bestia durará solo 42 meses (Ap.13:5), y Jesús regresará del cielo para destruir ese gobierno reinado de la bestia (Ap.19:19-21), por lo tanto, cuando comience el gobierno de la bestia en ese imperio de diez reinos podremos conocer fácilmente la fecha del regreso glorioso del Señor Jesús y del arrebatamiento de la Iglesia, simplemente habrá que contar los 42 meses desde el comienzo de ese gobierno de la bestia.

Y respecto a las palabras de Jesús en Mateo 24:36, en esas palabras se dice simplemente que EN ESE MOMENTO nadie, excepto el Padre, conocía el día y la hora de la futura venida gloriosa de Cristo, observe que el texto bíblico dice "nadie sabe", en tiempo presente, pero no dice "ni sabrá", por lo tanto, esas palabras de Jesús no niegan que en el futuro podamos conocer la fecha exacta de su regreso glorioso. Y respecto a las palabras de Jesús en Hechos 1:7, Jesús se estaba refiriendo solamente a sus apóstoles que en ese momento estaban con él, "no os toca A VOSOTROS saber los tiempos o las sazones…", es decir, es a los apóstoles a los que no les tocaba conocer el tiempo ni las sazones de la futura restauración del reino a Israel, pero el pasaje no dice por ninguna parte que en el futuro no podamos conocer la fecha del regreso de Cristo y de la restauración de Israel.

Nosotros creemos que esa futura gran tribulación contra los santos de la Iglesia, que durará 42 meses, no hay que confundirla con la ira de Dios, la cual será derramada sobre los adoradores de la bestia al final de esos 42 meses de gobierno mundial de la bestia (Ap.16:1-21).

Nosotros creemos que cuando regrese el Señor Jesús con gran poder y gloria al final de esos 42 meses entonces el falso mesías (la bestia) y su aliado religioso, el falso profeta, serán apresados y arrojados vivos a un lago de fuego, y los ejércitos de la bestia reunidos serán destruidos por el propio Señor Jesús (Ap.19:19:21). Entonces Satanás será apresado, atado y encerrado en un lugar llamado el Abismo, para que no pueda engañar a las naciones de la tierra durante el Milenio (Ap.20:13). De esta manera terrible terminará el futuro gobierno de Satanás, la bestia y el falso profeta.

Nosotros creemos que cuando Jesús y sus santos glorificados desciendan a la tierra juzgarán a los seres humanos que estén vivos en la tierra. Jesús se sentará en un trono resplandeciente, y entonces juzgará a las naciones de la tierra que en ese momento estén vivos, separando a unos de otros. Aquellos seres humanos que tuvieron misericordia con los verdaderos cristianos (los hermanos pequeños de Jesús) serán puestos a la derecha de Cristo, y entonces ellos recibirán la vida eterna, y entrarán en el reino de Dios, sin embargo, aquellas personas que no tuvieron misericordia con los verdaderos cristianos perseguidos serán puestos a la izquierda de Cristo, y él los enviará al fuego eterno, donde serán atormentados y destruidos totalmente en cuerpo y alma (Mt.10:28, 25:31-46).

Nosotros creemos que Jesús, cuando regrese del cielo, no solamente juzgará a los seres humanos que estén vivos en la tierra, sino que también comenzará el juicio de los muertos, un juicio que durará mil años (Ap.11:18). Esos muertos serán juzgados conforme a las obras que hicieron cuando ellos vivieron en la tierra (Ap.20:12). Cuando esos mil años se cumplan Satanás será soltado del Abismo, para engañar a las naciones. Millones de personas, lideradas por Satanás, intentarán derrocar el gobierno mundial del Señor Jesús y de sus santos, rodearán la ciudad de Jerusalén terrenal, pero descenderá fuego del cielo y los consumirá, y Satanás mismo será lanzado al lago de fuego, donde será atormentado y destruido para siempre (Ap.20:7-10).

Los muertos que ya fueron juzgados durante el Milenio volverán a vivir, para comparecer ante el Tribunal de Dios, y oír la sentencia o veredicto, ya sea de perdón, o de condenación. Aquellos que no tengan su nombre escrito en el libro de la vida serán arrojados a un lago de fuego, donde serán totalmente destruidos en cuerpo y alma (Ap.20:5, 11-15).

Después de esos mil años literales la tierra será totalmente destruida por el fuego, y entonces Dios algo totalmente nuevo y mucho mejor, él hará un nuevo cielo y una nueva tierra, es decir, un nuevo planeta, sobre el cual descenderá la capital del Universo, la Nueva Jerusalén celestial, y el propio Dios Padre descenderá de forma personal y visible a esa nueva tierra, para morar con los seres humanos inmortales (Ap.21:1-5).

Si usted cree en estas siete doctrinas fundamentales entonces forma parte de la Iglesia del Padre y del Hijo, y si persevera en esta verdadera doctrina hasta el final, entonces será salvo y alcanzará la vida eterna en el glorioso reino de Dios que vendrá a la tierra (Mt.24:13, 1Co.15:1).

 

 

 

 

 

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