Por Tito Martínez

11 de agosto de 2020

 

Para oír este estudio bíblico

 

 

 

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Vamos a estudiar uno de los pasajes más impresionantes de toda la Biblia relacionado con el apóstol Pablo.

La versión que voy a utilizar es el Testimonio de los Apóstoles, el cual se puede descargar gratuitamente en formato de libro electrónico pdf desde este sitio web:

www.las21tesisdetito.com/el_testimonio_de_los_apostoles.pdf

Vamos a leer primero el pasaje completo, y seguidamente haré el comentario.

El pasaje se encuentra en Hechos 17:16-34, y dice lo siguiente:

 

 

16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su energía se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría.

17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y con los que tenían temor reverente al Poderoso, y en la plaza cada día con los que concurrían.

18 Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos discutían con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos poderosos; porque les predicaba la Buena Noticia de Jesús, y de la resurrección. 19 Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo:

¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas? 20 Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto. 21 (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.) 22 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; 23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL PODEROSO NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. 24 El Poderoso que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, 25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. 26 Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; 27 para que busquen al Poderoso, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.

28 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.

29 Siendo, pues, linaje del Poderoso, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. 30 Pero el Poderoso, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que cambien de mentalidad; 31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará

al mundo con justicia, por medio de aquel varón a quien designó, dando certeza a todos con haberle levantado de los muertos.

32 Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez. 33 Y así Pablo salió de en medio de ellos. 34 Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.

Comentario.

 

1- En el verso 16 leemos que Pablo llegó a la ciudad griega de Atenas, y se paseó por ella, y su espíritu o energía se irritaba o enardecía por ver a esa ciudad entregada al culto de los ídolos. La versión Biblia al Día lo ha traducido de la siguiente manera:

 

(BAD) Mientras Pablo los esperaba en Atenas, le dolió en el alma ver que la ciudad estaba llena de ídolos.

 

Pablo sintió un gran dolor e indignación al ver como los atenienses adoraban a todo tipo de ídolos falsos.

Observe que Pablo no comenzó a insultarles llamándoles idólatras ni necios a los atenienses, ni tampoco comenzó a decirles que destruyeran todos esos ídolos falsos, sino que hizo algo mucho más sabio e inteligente, como veremos más adelante.

 

2- En el verso 17 leemos que Pablo entró en una sinagoga de los judíos y discutió con ellos, es decir, se puso a debatir con ellos, y no solamente discutía con esos judíos en sus sinagogas, sino que también lo hacía con los gentiles que tenían temor por el Dios de Israel, el Poderoso, y también discutía con ellos en la plaza de la ciudad de Atenas.

La costumbre de Pablo al entrar en una ciudad era visitar en primer lugar la sinagoga de los judíos para demostrarles con las Sagradas Escrituras del llamado Antiguo Testamento que Jesús es el verdadero Mesías de Israel, el Hijo de Dios, es decir, el descendiente carnal o biológico del rey David a través de su padre humano José (Hch.9:22, 17:3, 18:5, 28, Ro.1:3). Los que niegan esta verdadera doctrina predicada por Pablo sencillamente no son verdaderos cristianos, sino que son anticristos (1Jn.2:22).

 

3- En los versos 18 al 21 leemos que algunos filósofos griegos de los epicúreos y de los estoicos comenzaron a discutir con Pablo, y estos filósofos no entendían nada de lo que Pablo decía, y le consideraron un palabrero. Otros decían que Pablo les estaba predicando nuevos dioses, porque Pablo les predicaba el Evangelio de Jesús y la RESURRECCIÓN de los muertos.

Los filósofos griegos no creían en la doctrina de la resurrección de los muertos (1Co.15:12-17), sino que enseñaban la doctrina satánica de la inmortalidad del alma, la cual es totalmente contraria a la enseñanza de la Biblia y opuesta a la verdadera fe cristiana, por eso que esos filósofos griegos sintieron un gran interés por saber qué enseñaba realmente Pablo, y esa es la razón por la cual le llevaron al Areópago, que era una especie de gran edificio en Atenas donde dichos filósofos discutían sobre temas religiosos y filosóficos.

 

4- A partir del verso 22 comienza Pablo a dar su discurso magistral a esos filósofos atenienses.

Pablo se puso en pie en medio del Areópago y en lugar de comenzar a reprenderlos e insultarlos por su idolatría utilizó la táctica de llamarlos “religiosos” elogiando en cierta manera ese espíritu religioso e investigador que tenían esos atenienses.

Pablo comenzó a relatar su paseo por la ciudad de Atenas observando los diferentes altares que los atenienses tenían a sus diferentes ídolos o dioses falsos. Pero resulta que Pablo observó que había un altar sin ninguna imagen, sino solo con una inscripción, que decía: “AL DIOS NO CONOCIDO”.

Pablo, utilizando esa inscripción que aparecía en ese altar, comenzó a predicarles a este Dios desconocido para el mundo.

Ahora bien, ¿qué Dios no conocido es ese?

En el sistema iglesiero apostata, el SIA, se enseña que ese Dios no conocido predicado por Pablo a los atenienses era Jesucristo.

Otros iglesieros enseñan que ese Dios no conocido es un misterioso “dios trino”, una especie de monstruo con tres cabezas al que llaman “trinidad”.

¿Quiere saber usted quien era ese Dios no conocido que Pablo predicó a los atenienses? Pues para saberlo, vamos a las mismísimas palabras de Jesucristo, y también a otras palabras del apóstol Juan, lea atentamente:

 

25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. (Jn.17:25).

 

37 También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni

habéis visto su aspecto. (Jn.5:37).

 

18 Al Poderoso nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que es Poderoso, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer. (Jn.1:18).

 

Ahí lo tiene bien claro. Jesús dijo que el Dios que jamás fue conocido por el mundo es EL PADRE CELESTIAL. Ningún ser humano vio jamás al Padre aquí en la tierra, nunca vieron su aspecto físico. El Padre es el Dios no conocido mencionado por Pablo, y que Pablo les predicó a esos atenienses.

Pero si seguimos leyendo se confirma una vez más que este Dios desconocido es solamente el Padre celestial.

 

5- En el verso 24 leemos que este Dios no conocido, y que es el Padre celestial, no Jesús, hizo el mundo y todas las cosas que en él hay. Pues bien, leamos lo que dice este pasaje del Apocalipsis:

 

9 Y siempre que aquellos seres vivientes dan alabanza y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por las eras de las eras, 10 los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por las eras de las eras, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:

11 Señor, el Poderoso nuestro, tu mereces el resplandor, y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. (Ap.4:9-11).

 

Como puede ver, este Dios desconocido que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay es el PADRE CELESTIAL, el Dios que está sentado en el trono celestial. Fue este Dios supremo quien decidió crear los cielos y la tierra, y por su voluntad existen todas las cosas, tal como dice ese pasaje del Apocalipsis mencionado arriba.

Los falsos cristianos y los apostatas de la fe enseñan la patraña de que este Dios sentado en el trono es Jesucristo, pero eso es una gran mentira, porque si seguimos leyendo ese pasaje del Apocalipsis resulta que Jesucristo (el Cordero) se acerca a este Dios supremo que está sentado en el trono y toma de su mano derecha el libro sellado con los siete sellos (Ap.5:6-7), por lo tanto, es totalmente IMPOSIBLE que este Dios que está sentado en el trono sea Jesucristo, sino que es el Padre celestial, fue él quien decidió crear los cielos y la tierra, y por su voluntad existen todas las cosas, ya que del Padre proceden todas las cosas (1Co.8:6).

El Señor Jesucristo es sencillamente el medio que el Padre utilizó para crear todas las cosas. Jesús, el Hijo de Dios, fue quien ejecutó esa obra creadora procedente del Padre celestial, pero el Creador supremo es solamente el Padre, no Jesús (1Co.8:6, Col.1:15-18, Heb.1:1-2).

Por consiguiente, cuando el apóstol Pablo habló a los atenienses del Dios no conocido que creó el mundo se refería solamente al Padre celestial, y no a ningún falso dios trino, ni tampoco a Jesucristo, ya que Jesús es el mediador, pero no es el Creador supremo.

 

6- Observe como el verso 29 dice que nosotros somos HIJOS o LINAJE de este Dios no conocido, por lo tanto, esto confirma una vez más que se trata del Padre celestial.

Este versículo también llama al Dios Padre LA DIVINIDAD, es decir, fíjese que Pablo jamás enseñó esa doctrina de demonios de que la Divinidad sea un misterioso dios trino, y tampoco enseñó la patraña de que Jesús forme parte de esa Divinidad, sino que la Divinidad suprema es solamente el Padre celestial.

 

7- Los versos 30 y 31 dicen que Dios el Padre ha pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, sin embargo, ahora, con la venida de su Hijo Jesús a la tierra, manda a todos los hombres que se arrepientan, por cuanto ha establecido un día en el cual él juzgará al mundo con justicia POR MEDIO DE JESUCRISTO, al cual resucitó de los muertos.

Observe que el Padre celestial juzgará al mundo con justicia, pero ese juicio lo hará POR MEDIO DE SU HIJO, es decir, el Padre no será quien ejecutará ese gran juicio, sino que será Jesús quien ejecutará el juicio de vivos y muertos, ya que él es el Juez de vivos y muertos (Hch.10:42), por eso es que Jesús dijo también que el Padre le ha dado al Hijo el ejecutar el juicio (Jn.5:22).

Estos dos versículos demuestran una vez más que este Dios no conocido predicado por Pablo a los atenienses era solamente el Padre celestial, y lo diferencia claramente del Señor Jesucristo.

 

8- El verso 32 dice que algunos de los filósofos de Atenas al escuchar este mensaje de Pablo centrado en la resurrección de los muertos se burlaron de Pablo, por la sencilla razón de que la doctrina satánica de esos filósofos griegos era la inmortalidad del alma, y no podían, por tanto, creer en la resurrección física de los muertos. Sin embargo, otros filósofos griegos sintieron más interés por la doctrina bíblica de la resurrección de los muertos y le dijeron a Pablo que le oirían otra vez.

 

9- Los versos 33 y 34 dicen que Pablo entonces salió de en medio de ellos y se marchó, él ya no quiso discutir más con ellos, pues habían rechazado casi todos ellos el mensaje de la resurrección de los muertos predicado por Pablo, sin embargo, el texto dice que algunos de esos filósofos griegos creyeron en ese Evangelio predicado por Pablo y se unieron a él, y entre estos filósofos griegos estaba un tal Dionisio, que era miembro del Areópago de Atenas. También se unió a Pablo una mujer llamada Dámaris, y otros más atenienses.

Después de este suceso, ocurrido en la ciudad de Atenas, Pablo salió de esa ciudad y se marchó a la ciudad de Corinto (Hch.18:1).

Por consiguiente, y ya para terminar, no se deje usted engañar por todos esos falsos cristianos trinitarios o unicitarios, los cuales enseñan la gran mentira diabólica de que ese Dios no conocido predicado por Pablo es un misterioso “dios trino”, o que es Jesucristo, ya que, como he demostrado en este estudio, dicho Dios no conocido es solamente el Padre celestial, el Dios supremo, al cual el mundo jamás conoció, tal como dijo Jesús (Jn.17:25), siendo Jesús el Mesías, el Hijo de Dios, el Juez de vivos y muertos, y Jesús dijo que para tener la vida eterna hemos de tener este conocimiento, de que el Padre es el único Dios verdadero, es decir, el Dios supremo, el Todopoderoso, siendo Jesús el enviado del Padre, el Hijo divino de Dios, y el verdadero Mesías de Israel (Jn.17:3), y así lo dijo también el apóstol Juan:

 

30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 31 Pero éstas se han escrito para que confiéis que Jesús es el Mesías, el Hijo del Poderoso, y para que, confiando, tengáis vida en su nombre. (Jn.20:30-31).

Tito Martínez

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